Gripe aviar, Viruela del Mono y Marburgo: ¿están surgiendo más virus hoy?

En el mundo, la presencia de estas enfermedades deja más dudas que certezas: ¿están aumentando los brotes o se mejoró la detección de estos patógenos gracias al COVID? Expertos dan detalles a Infobae sobre los alcances y peligros

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La humanidad está en alerta
La humanidad está en alerta por la aparición de una nueva pandemia (Photo by Frederic J. BROWN / AFP)

Desde su surgimiento hace tres años y pasada la fase aguda de contagios del coronavirus, gracias al desarrollo de las nuevas vacunas para combatirlo, otros virus han tomado protagonismo y aparecen como amenazas latentes a la salud humana.

Después del COVID, otros patógenos comenzaron a ganar protagonismo y a ser tapa de diarios y portales de información. Primero fue la viruela del mono, llamada ahora Mpox que hace un año comenzaba a ser noticia por un brote generalizado en Europa, que rápidamente se expandió a Estados Unidos y el mundo. Luego fue el virus de la gripe aviar (GA), cuyos casos comenzaron a notificarse a fin del año pasado y hoy causa preocupación en varios países del mundo, incluida la Argentina. Y finalmente hace un mes resurgió el virus Marburgo en Guinea Ecuatorial, que hasta ahora notificó 11 muertes, y cuya transmisión y letalidad es similar al Ébola y es fuente de investigación de los expertos sanitarios.

¿Está aumentando la incidencia de brotes de virus? ¿O simplemente se ha mejorado la detección de estos patógenos gracias a la tecnología desarrollada durante la pandemia de COVID?

Un murciélago y una serpiente
Un murciélago y una serpiente estuvieron considerados "orígenes" posibles del coronavirus y otros patógenos similares

Yo creo que es multifactorial, la pandemia puso en evidencia y en algunos casos potenció y mejoró el diagnóstico de otras infecciones virales. Por otro lado, durante la pandemia y debido a las medidas restrictivas (cuarentenas, restricciones de viajes, etc.) se redujo el contacto interhumano que, al levantarse, incrementaron en forma rápida y en grandes proporciones, el contacto entre personas. Eso trajo como consecuencia el aumento y falta de estacionalidad de otros virus respiratorios y la rápida diseminación de otras infecciones como el Monkeypox”, explicó a Infobae el médico infectólogo Pablo Bonvehí, miembro de la Comisión de Vacunas de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).

“También hay que agregar que se ha mejorado la tecnología de detección de los virus, como en el caso de la gripe aviar. Incluso debido al clima y fundamentalmente la sequía, las aves migratorias han cambiado su ruta de migración y llegan a zonas donde antes no lo hacían, con lo cual ha aumentado la dispersión del virus de la gripe aviar, contagiando más a las aves de corral o transpatio”, agregó.

Su colega, el doctor Lautaro de Vedia, ex presidente de la SADI, indicó: “Yo creo que hay más alerta y más comunicación, que ayuda a anticipar una posible expansión viral. También hay nuevas técnicas de detección que hacen más eficaz la celeridad de la notificación”.

Expertos infectólogos trabajan para detectar
Expertos infectólogos trabajan para detectar a tiempo la peligrosidad de virus que puedan infectar a humanos (Andrea Campiche/Spiez Laboratory/Handout via REUTERS)

Para la doctora Leda Guzzi, miembro de la comisión de Comunicación de la SADI y de la International AIDS Society, los sistemas de notificación y registro mejoraron mucho a partir de la pandemia, se sensibilizaron, hay más alerta ante nuevos eventos y la rápida difusión de esa información permite a los estados analizar riesgos y prepararse para una eventual enfermedad, pero también llega en forma de noticia a las personas, a veces sin que la información esté adecuadamente interpretada o depurada.

“Sin embargo, también puedo señalar que las condiciones actuales de vida humana, de crianza de animales para consumo, el hacinamiento, el estrés, la invasión de ecosistemas silvestres por parte del ser humano, predisponen al ‘salto’ de microorganismos del mundo animal a las personas, y viceversa. Es llamativo que las enfermedades que nombras y las que vienen preocupando a la humanidad, son zoonóticas, es decir tienen origen animal. Por todo eso, creo que ambas son respuestas a estas preguntas. Es un llamado de atención para la humanidad acerca de la salud, entendida como un todo. No se puede concebir la salud humana sin atender la salud animal y ambiental. Es preciso cuidar todos los sistemas de salud porque de lo contrario se pone en riesgo la humanidad misma”, afirmó la especialista infectóloga.

Ese llamado de atención que hace la doctora Guzzi se sostiene en la voz de alerta que cientos de científicos realizan periódicamente cuando piden cuidar el medio ambiente, respetar las fronteras de los animales salvajes y disminuir la contaminación que genera el cambio climático. Como lo hizo el año pasado un importante estudio científico publicado en Nature donde varios especialistas precisaron que el cambio climático aumenta el riesgo de transmisión viral entre especies y precisaron la cantidad de virus que son una amenaza concreta para el ser humano.

Las fronteras que el hombre
Las fronteras que el hombre cruza y lo expone a los animales salvajes, pueden ser la causa de la próxima pandemia ( REUTERS/Eloisa Lopez)

Al menos 10.000 especies de virus tienen la capacidad de infectar a los humanos pero, en la actualidad, la gran mayoría circula silenciosamente en los mamíferos salvajes. Sin embargo, los cambios en el clima y el uso de la tierra generarán oportunidades para compartir virus entre especies de vida silvestre previamente aisladas geográficamente. En algunos casos, esto facilitará la propagación zoonótica, un vínculo mecánico entre el cambio ambiental global y la aparición de enfermedades”, precisaron.

En el estudio, los expertos simularon los puntos críticos potenciales de intercambio viral futuro, utilizando un modelo filogeográfico de la red de virus de mamíferos y proyecciones de cambios de rango geográfico para 3139 especies de mamíferos bajo escenarios de cambio climático y uso de la tierra para el año 2070.

Allí, aseguraron que las especies se agregan en nuevas combinaciones en elevaciones altas, en puntos críticos de biodiversidad y en áreas de alta densidad de población humana en Asia y África, lo que provoca la transmisión entre especies de sus virus asociados unas 4.000 veces. Debido a su capacidad única de dispersión, los murciélagos representan la mayor parte del intercambio viral nuevo y es probable que compartan virus a lo largo de vías evolutivas que facilitarán la aparición futura en humanos.

En particular, encontraron que esta transición ecológica ya puede estar en marcha, y mantener el calentamiento por debajo de los 2 °C en el siglo XXI no reducirá el intercambio viral en el futuro. “Los hallazgos resaltan la necesidad urgente de combinar la vigilancia viral y los esfuerzos de descubrimiento con encuestas de biodiversidad que rastrean los cambios de rango de las especies, especialmente en las regiones tropicales que contienen la mayoría de las zoonosis y están experimentando un calentamiento rápido”, concluyeron.

Los virus respiratorios están en
Los virus respiratorios están en expansión, después del COVID (WILDPIXEL)

La lista de enfermedades transferidas de animales a humanos (además de Covid y GA) es hoy extensa e incluye: Ébola, Influenza H1N1 (porcina), síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), fiebre del Valle del Rift, síndrome respiratorio agudo severo (SARS), fiebre del Nilo Occidental, Zika y más recientemente la viruela del Simio. Todas exhiben diversidad de características, incluso en su modo y rapidez de transmisión; y conllevan en común la capacidad de ocasionar problemas en la salud pública, incluso pandemias”, explicó a Infobae el doctor Osvaldo Teglia, médico especialista en Clínica Médica e Infectología, Profesor de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.

“Tal vez esta problemática se intensifique en el futuro. Cada año, alrededor de dos millones de personas mueren por estas enfermedades desatendidas, principalmente en países de bajos y medianos recursos”, agregó el experto.

Alerta viral mundial

Sin dudas, mientras intentábamos retornar a la normalidad después de los años duros de pandemia como fueron el 2020 y 2021, el 2022 fue el año de la viruela del mono. Esta enfermedad zoonótica (viruela símica, Mpox o monkeypox) es producida por un virus, que se transmite de animales a humanos y se puede contagiar también de una persona a otra a través del contacto físico piel a piel. El período de incubación suele ser de 6 a 13 días, pero puede oscilar entre 5 y 21 días. La enfermedad a menudo es autolimitada y los síntomas generalmente se resuelven espontáneamente dentro de los 14 a 21 días.

La pandemia por COVID expuso
La pandemia por COVID expuso la preocupación médica por el surgimiento de nuevos virus de posible origen animal (Photo by ANDY BUCHANAN / AFP)

Según comunica el Ministerio de Salud de la Nación, esta enfermedad se transmite por contacto físico estrecho de persona a persona (por ejemplo, cara a cara, piel con piel, boca con boca, boca con piel), incluido el contacto sexual. “Un mayor número de parejas sexuales puede aumentar la exposición al virus. En el brote actual la gran mayoría de los casos ocurren en hombres que tienen sexo con otros hombres, aunque cualquier persona puede adquirir la enfermedad sin importar su identidad de género o su orientación sexual. La transmisión durante las relaciones sexuales puede ocurrir aunque no exista penetración o se use preservativo. Aunque éste es muy efectivo para prevenir el VIH y otras infecciones de transmisión sexual, su rol para evitar la transmisión de la viruela símica es muy limitado”, precisó la cartera sanitaria.

Según el último Boletín Epidemiológico Nacional, en la Argentina hubo 1113 casos confirmados reportados y dos fallecidos. En lo que va del 2023 se han confirmado 90 casos. Además hay 21 casos sospechosos y 116 descartados. La mediana de edad de los casos es de 35 años y el 97,8% corresponden a personas de sexo masculino. Los casos siguen concentrados en la región Centro, en grandes conglomerados urbanos (el 63,3% de los casos confirmados se registraron en residentes de la CABA y junto con las provincias de Buenos Aires y Córdoba, concentran el 94,8%).

Otro de los virus que comenzó en 2022 pero se vio en expansión estos últimos meses de 2023 es la influenza o gripe aviar. El 15 de febrero de 2023, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) informó la primera detección en el país de influenza aviar (IA) H5 en aves silvestres, en la laguna de Pozuelos, al noroeste de la provincia de Jujuy, cerca de la frontera con Bolivia. Desde ese momento hasta hoy se han informado 40 focos de IA en 10 provincias.

La gripe aviar comenzó con
La gripe aviar comenzó con un nuevo brote en 2022 y se expandió en 2023 (REUTERS/Dado Ruvic/Ilustración/Archivo)

“Desde los primeros casos de Influenza AH5 en aves se puso en marcha la notificación de Personas expuestas a influenza aviar en seguimiento. A partir de ello y hasta el momento se notificaron 80 personas expuestas. Hasta ahora, se han notificado 10 casos sospechosos de influenza aviar en humanos, pero todos los casos notificados fueron descartados por el Laboratorio Nacional de Referencia”, comunicó el Ministerio de Salud de la Nación.

“Al tiempo que la pandemia de COVID-19 ha ganado la atención internacional y no encuentra su final definitivo, reemergen otras infecciones. En esta última semana hemos visto en los medios nuevos casos de gripe aviar, enfermedad que, si bien se propaga fundamentalmente entre las aves, puede infectar ocasionalmente al ser humano. La influenza o gripe aviar (GA) es una enfermedad viral altamente contagiosa, que afecta tanto a aves domésticas como silvestres. El salto de especie de este virus desde las aves a animales mamíferos - como visones, zorros, nutrias y lobos marinos – es causa de preocupación y motivo de vigilancia en muchas partes del mundo. Los virus de la GA se dividen en múltiples subtipos cuyas características genéticas evolucionan rápidamente, dando la posibilidad de eludir sistemas inmunes y vacunas”, sostuvo Teglia.

Y agregó: “La gripe aviar se puede comportar como una infección zoonótica, es decir, que puede pasar de un animal a un humano. Estas se han hecho cada vez más comunes en las últimas décadas, y la mayoría de las veces tienen su origen en la vida silvestre. Se estima que más del 60% de todos los patógenos del hombre, identificados desde 1980, son responsables de enfermedades zoonóticas. Para dar una idea de la magnitud de la problemática actual, una variante del virus H5N1 que parece muy bien adaptada para propagarse eficazmente entre aves en muchas regiones del mundo, fue identificada por primera vez en aves silvestres en los Estados Unidos en enero del 2022 y desde entonces, ha afectado a más de 58 millones de aves de corral domésticas y comerciales en ese país”.

Teglia precisó que el ser humano puede infectarse desde las aves, que contienen y eliminan el virus en su saliva, secreciones nasales y heces, adquiriéndolo por intermedio de la nariz, ojos o boca en forma directa al tocar superficies contaminadas, o al inhalar gotitas aéreas del ambiente.

Una próxima pandemia por GA es un evento difícil de predecir. No obstante, de acuerdo a la evidencia actual parecería un hecho lejano. Se necesita de una vigilancia constante de los nuevos virus de influenza en todo el mundo, tanto en las personas como en animales (principalmente, en aves de corral y cerdos) y los sistemas de salud deben estar advertidos y preparados para la amenaza de su posible expansión”, concluyó el especialista infectólogo.

Por último, nos encontramos con el virus Moburgo que ha provocado alertas sanitarias por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace un mes por un brote originado en Guinea Ecuatorial. Un puñado de casos de Marburgo fueron identificados en Ghana a fines del año pasado. Aunque sigue siendo “una enfermedad muy rara en las personas”, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EEUU, pero cuando aparece tiene el potencial de propagarse y “puede ser mortal”.

La red de vigilancia zoonótica
La red de vigilancia zoonótica mundial está en alerta por la amenaza de nuevos virus en el hombre

La enfermedad del virus de Marburgo es una fiebre hemorrágica viral altamente infecciosa, según los CDC. Es transmitida por animales que portan el virus de la familia Filoviridae, la misma familia de patógenos del virus del Ébola. Ambas enfermedades son raras pero tienen la capacidad de causar brotes con altas tasas de mortalidad.

Las tasas de mortalidad de los casos de Marburgo en brotes anteriores oscilaron entre el 24 y el 88% según la OMS, dependiendo de la cepa del virus y la calidad del manejo de casos. El virus de Marburgo probablemente se transmitió por primera vez a las personas a través de los murciélagos africanos de la fruta como resultado de la exposición prolongada de los humanos que trabajan en las minas y cuevas que tienen colonias de murciélagos Rousettus.

No es una enfermedad transmitida por el aire. En cambio, se propaga rápidamente entre humanos a través del contacto directo con los fluidos corporales de personas infectadas, como sangre, saliva u orina, así como en superficies y materiales. Los familiares y los trabajadores de la salud siguen siendo los más vulnerables junto con los pacientes, y los cuerpos pueden seguir siendo contagiosos incluso en el entierro.

El virus de Moburgo, observado
El virus de Moburgo, observado bajo un microscopio electrónico (NIH)

“El virus de Marburgo es altamente infeccioso. Gracias a la acción rápida y decisiva de las autoridades de Guinea Ecuatorial al confirmar la enfermedad, la respuesta de emergencia puede acelerarse rápidamente para que podamos salvar vidas y detener el virus lo antes posible”, dijo Matshidiso Moeti, director regional de la OMS para África.

La creciente aparición y reaparición de virus zoonóticos, incluidos los filovirus (como los virus Ébola, Sudán y Marburgo), los coronavirus (causantes del SARS, el MERS y el COVID-19), los henipavirus (como los virus Nipah y Hendra) y el Mpox parecen estar influidos tanto por la invasión humana de hábitats animales anteriormente inalterados como por las alteraciones de las áreas de distribución de los hábitats de la fauna salvaje debidas al cambio climático, según destaca una investigación publicada en Nature.

El COVID-19 ha impulsado varios marcos de actuación y recomendaciones que se tendrían que llevar a cabo para fortalecer la preparación de los entornos locales a riesgos sistémicos. La OMS creó recomendaciones para autoridades locales a fin de fortalecer la preparación frente a la COVID-19. Naciones Unidas Hábitat ha creado un informe que recoge lecciones aprendidas de la respuesta local al COVID-19 y propuestas para remodelar los entornos urbanos con el objetivo de disminuir los impactos de futuras pandemias, reduciendo contagios, efectos económicos, sociales y ambientales adversos, y creando ciudades más sostenibles.

Y en un contexto más amplio de riesgos sistémicos, la OMS ha creado un marco con ocho áreas de trabajo para ciudades y entornos urbanos: gobernanza y recursos, coordinación multisectorial, alta densidad de población y movimiento, estrategias para involucrar a la comunidad local y comunicar riesgos, cómo centrarse en grupos vulnerables, acceso a evidencia científica e información contrastada, el comercio y la industria, y la organización y el acceso a servicios sanitarios o esenciales.

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