Los niños y los adolescentes pueden padecer una complicación del COVID que se llama “síndrome inflamatorio multisistémico”. Sus síntomas son fiebre, un dolor intenso de estómago, dificultad para respirar o para despertarse o permanecer despierto, un color pálido, grisáceo o azulado en la piel o en las uñas o una confusión repentina.
En los Estados Unidos, un nuevo estudio de la Universidad de Buffalo realizado en el Hospital Infantil John R. Oishei reveló que hubo menos casos de síndrome inflamatorio multisistémico (SIM) en niños desde que la variante Ómicron empezó a circular por el mundo en comparación con el período anterior, cuando predominaba la variante Delta.
El síndrome es una complicación rara pero grave que se produce en niños que han padecido previamente el COVID, y tiene una mortalidad cercana al 1%. El estudio se publicó en en la revista Viruses. Demostró que los casos del síndrome SIM que se produjeron durante Ómicron también fueron más leves que durante Delta.
Como se había demostrado también en otros trabajos, los niños negros se vieron afectados de forma desproporcionada por el síndrome, y tenían más probabilidades de ser ingresados en el hospital con COVID-19. Esto ocurrió tanto durante la circulación de la variante Delta como de Ómicron.
Los autores atribuyeron ese hecho a desigualdades sanitarias raciales sistémicas y estructurales y señalan que fue posible realizar un análisis limitado más allá de esa observación, ya que el estudio no estaba dirigido a las contribuciones a las disparidades sanitarias raciales.
El estudio detalló cómo el panorama del SIM sigue cambiando a medida que evolucionan las nuevas variantes de COVID. Al mismo tiempo, los autores señalan que es difícil decir qué puede implicar para el futuro si aparecieran nuevas variantes.
“Esa es la pregunta difícil”, reconoció Mark Hicar, autor principal, especialista en enfermedades infecciosas de Pediatría de la UBMD y profesor asociado del Departamento de Pediatría de la Facultad Jacobs de Medicina y Ciencias Biomédicas de la Universidad de Búfalo. “Como no sabemos por qué las primeras variantes del virus causaban más SIM y por qué Ómicron causa menos, es difícil decir si las futuras variantes serán peores o mejores”, afirmó.
Del mismo modo -admitió- es difícil predecir lo que hará el linaje actual de Ómicron XBB.1.5, que está empezando a predominar en los casos de COVID en los Estados Unidos y otros países. Ya se la detectó en Perú, Brasil y Chile. “Algunos estudios publicados recientemente han sugerido que los casos de SIM son cada vez más graves, pero se basaban en datos de 2021, antes de que Ómicron despegara realmente”, señaló Hicar.
“Nuestro estudio es uno de los primeros en demostrar que durante el cambio a Ómicron, el síndrome se ha vuelto más leve y cada vez más raro. Esa tendencia ha continuado y actualmente el SIM es bastante raro según informes anecdóticos de colegas de todo el país”, comentó.
El estudio retrospectivo abarcó 271 pacientes ingresados en el Hospital Infantil Oishei desde agosto de 2021 hasta febrero de 2022.
Un punto fuerte clave del estudio es que un panel de tres especialistas en enfermedades infecciosas determinó en cada caso si un niño fue ingresado en el hospital por el COVID-19 o por alguna otra razón y luego dio positivo para el virus. Para evitar posibles falsos positivos, el estudio publicado se basó únicamente en los casos que dieron positivo mediante la prueba PCR.
El estudio descubrió que durante la circulación de la variante Delta, el SIM representaba hasta el 12% de los ingresos hospitalarios en Oishei. Mientras que durante la circulación de Ómicron sólo representaba el 6% de los ingresos hospitalarios. Basándose en sus datos, los investigadores estiman que el riesgo de SIM por Ómicron en el oeste de Nueva York es un 32% menor que durante la circulación de Delta.
El estudio señala que, aunque se produjo un aumento de las hospitalizaciones pediátricas en Búfalo durante la ola por Ómicron, lo que también ocurrió en todo el país, los casos tanto de COVID-19 como de SIM fueron en general menos graves de lo que habían sido durante las olas anteriores de la pandemia.
Además, la duración de las internaciones hospitalarias en el Hospital Infantil Oishei como consecuencia del COVID o del SIM fue relativamente corta durante este período.
Los autores aclararon que la mayoría de los niños ingresados en el Hospital Infantil Oishei por tener COVID o el síndrome inflamatorio durante el período de la circulación de Ómicron no habían sido vacunados.
Las vacunas para los niños a partir de 12 años estuvieron disponibles antes de que comenzara el estudio y estuvieron disponibles para los niños de 5 a 11 años durante el estudio. Entre los 107 niños ingresados con COVID durante la circulación de Ómicron, se registró el estado vacunal de 88 de ellos. Dentro de ese total, cinco estaban totalmente vacunados y uno había recibido una dosis única. Los demás no estaban vacunados.
Analizaron los datos locales del condado y encontraron que mostraban que el 33% de los menores de 18 años habían sido vacunados al comenzar la oleada de Ómicron. El porcentaje aumentó hasta el 42,1% al final del período de estudio.
Los investigadores calcularon que las vacunas tenían una eficacia de entre el 87,8 y el 91,7% en la prevención de hospitalizaciones por COVID-19 o por SIM entre los niños.
“Nuestros datos demuestran que incluso durante los cambios importantes del virus, de las variantes Delta a Ómicron, las vacunas pueden ser altamente protectoras en la prevención de hospitalizaciones entre los niños”, subrayó.
Consultado por Infobae, Facundo Jorro Barón, secretario del comité de emergencias y cuidados críticos de la Sociedad Argentina de Pediatría y médico de terapia intensiva del Hospital de Niños Pedro Elizalde en la ciudad de Buenos Aires, contó que “recientemente se hizo una actualización de la definición del síndrome inflamatorio multisistémico, que fue publicada por la revista Pediatrics. A raíz de la publicación, estuvimos debatiendo entre pediatras de todo el mundo la semana pasada”.
Se resaltó sobre la escasa cantidad de casos de SIM que se diagnostican hoy. Incluso muchos tratamos el último caso de SIM hace más de un año y con menor gravedad que en las primeras olas de 2020. Igualmente se sigue haciendo vigilancia epidemiológica″, afirmó el doctor Jorro Barón.
Para el actual momento de la pandemia, el experto señaló que los profesionales de la salud deberían tener en cuenta “la correcta identificación o diagnóstico del SIM con respecto a otras enfermedades que en este momento son más comunes, como el síndrome de Kawasaki”.
Seguir leyendo: