Desde que el SARS-CoV-2 se convirtió en pandemia, las embarazadas fueron consideradas como grupo de riesgo ante la infección. El motivo, palabras más o menos, son las modificaciones que realiza el organismo de la madre para permitir el crecimiento del bebé y evitar el rechazo fetal. A medida que avanzó el COVID por el planeta y se desarrollaron vacunas, se desplegaron decenas de especulaciones sobre el comportamiento que deberían abordar las gestantes. Sin embargo, fue la ciencia la que puso el microscopio y comenzó a desentrañar esta situación.
Por razones lógicas, realizar estudios con un gran número de participantes fue uno de los primeros problemas. Solo tienen 9 meses para analizar cualquier comportamiento y, además, son grupos poblacionales reducidos en relación con la población general. Incluso, la dinámica del propio SARS-CoV-2, que generó variantes y subvariantes, provocó un escollo extra.
Ahora, un reciente estudio publicado en la revista The Lancet y realizado en 18 países (41 centros de salud) no solo advirtió un mayor riesgo de complicaciones por Ómicron en las embarazadas, sino que además evaluó la protección de las vacunas, analizando su efectividad dependiendo de la plataforma, y la importancia de la vacunación completa (incluidos los refuerzos).
“Este estudio es el segundo de esta serie”, explicó a Infobae el doctor José Villar, autor principal del trabajo y profesor de medicina perinatal del departamento de la mujer de la Universidad de Oxford. Este argentino, que se desempeña en el Reino Unido, también fue la cabeza de otro importante trabajo. De hecho, fue el primero que logró medir a gran escala el impacto del SARS-CoV-2 en las embarazadas.
“En marzo de 2020 decidimos que había que estudiar el efecto del COVID en el embarazo, porque no se quería vacunar a las embarazadas. Pero a las embarazadas se las vacuna con virus y plataformas similares. Como no encontramos esa información, decidimos que teníamos que hacer un estudio global único para contestar esta pregunta”, relató.
Ese primer estudio fue publicado en la revista JAMA en 2021. Según se desprende del documento, los expertos lograron detectar que “las mujeres con diagnóstico de COVID-19 tenían un mayor riesgo de un índice compuesto de morbilidad y mortalidad materna. Los recién nacidos de mujeres con diagnóstico de COVID-19 tuvieron un índice de morbilidad neonatal grave y un índice de morbilidad y mortalidad perinatales significativamente más altos en comparación con los recién nacidos de mujeres sin diagnóstico de COVID-19″.
Ahora, los hallazgos también indican un mayor riesgo de cuadros graves y complicaciones en el embarazo y parto ante la infección por Ómicron, pero advierte la protección que brindan las vacunas con refuerzo ante este panorama.
“En febrero de 2022, con Ómicron como variante predominante, decidimos repetir este estudio multicéntrico y contestar cuán malo era ahora Ómicron, que provocaba más infecciones pero con menos muertes. Además, queríamos conocer el efecto de las vacunas, sobre todo para proveer información científica y contrarrestar opiniones conflictivas que muchas veces circulan”, explicó Villar.
Según detalló, para hacerse con esta información, INTERCOVID 2022 (nombre que le dieron a la investigación) debía realizarse como “un estudio decisivo grande para estudiarlo en los mismo países y regiones que habíamos utilizado para el trabajo anterior”. En total fueron 41 hospitales, de 18 países: Argentina, Brasil, Egipto, Francia, Indonesia, Israel, Italia, Japón, México, Nigeria, Macedonia del Norte, Pakistán, España, Suiza, Turquía, Reino Unido, Uruguay y Estados Unidos.
El diseño del trabajo estableció que por cada embarazada con COVID, otras dos de similares características pero sin infección, debían analizarse. “Este fue un estudio prospectivo, observacional y de cohortes”, explica el documento.
“En febrero lanzamos desde nuestra red de la Universidad de Oxford este estudio y tuvimos mucho apoyo. En la Argentina tuvimos la gran suerte de que las grandes maternidades de Buenos Aires y el interior se sumaron. Coordinamos todas las actividades y contamos con el apoyo de autoridades nacionales y provinciales para realizarlo. Se hizo en la maternidad Sardá, el hospital Posadas, la Suizo-Argentina, el Sanatorio Otamendi, el Hospital Italiano, y un hospital en Córdoba y otro en Tucumán. Se extendió desde febrero hasta junio de 2022″, relató Villar.
Los datos fueron contundentes, la “variante COVID-19 Ómicron durante el embarazo se asoció con mayores riesgos de morbilidad materna, complicaciones graves del embarazo y hospitalización, especialmente entre mujeres sintomáticas y no vacunadas”.
Asimismo, advirtieron que se elevó el “riesgo de preeclampsia entre las mujeres con síntomas graves. Las mujeres obesas/sobrepeso con síntomas severos tenían el mayor riesgo de morbilidad materna y complicaciones severas”.
En contraposición, los científicos señalaron que “las mujeres vacunadas estaban bien protegidas contra los síntomas y complicaciones graves del COVID-19 y tenían un riesgo muy bajo de ingreso en una unidad de cuidados intensivos”. “La prevención de los síntomas y complicaciones graves del COVID-19 requiere que las mujeres se vacunen por completo, preferiblemente también con una dosis de refuerzo”, indica el escrito.
“Pudimos cuantificar de una forma clara y robusta, desde el punto de vista estadístico, el efecto positivo de las vacunas, que era una situación que no estaba clara, y la falta de efectos negativos de la vacunación en embarazadas”, detalló Villar. “Este estudio tiene la fuerza del número de casos para poder contestar la pregunta”, remarcó.
En total, fueron 4618 las mujeres embarazadas que se inscribieron en el estudio. De ellas, 1545 fueron diagnosticadas con la variante y 3073 no se infectaron. “Fueron 4 meses de recolección de datos y un trabajo en conjunto muy grande”, señaló a Infobae el experto.
“Es importante que las mujeres embarazadas o que estén pensando en embarazarse completen su esquema de vacunación y se apliquen los refuerzos. Es cierto que esta variante es menos agresiva y sintomática, pero entre un 4 y 7% de la población no vacunada tiene síntomas y complicaciones severas, con personas internadas en UCI o referidas a otros niveles de cuidados. No es una enfermedad banal”, resaltó.
En ese tono, Villar reiteró: “El refuerzo es importante y necesario, y esta variante lo requiere. Además, tiene que hacerse dentro de los 10 meses de la última dosis del ciclo común y, en realidad, no hay una gran diferencia entre las plataformas de vacunas”.
Sobre este punto también hizo hincapié el trabajo: la efectividad de las distintas plataformas de las vacunas ante la infección y el desarrollo de la enfermedad. “Las vacunas de ARNm fueron más eficaces para prevenir los síntomas y las complicaciones graves de la COVID-19, aunque las vacunas de vectores virales con un refuerzo también proporcionaron una protección adecuada”, aseguran en la investigación.
Para este trabajo se tomaron en cuenta tres tipos de plataforma vacunal contra el SARS-CoV-2. Las de ARN mensajero son las que ostentan los desarrollos de Pfizer y Moderna. Las de vectores virales más conocidas son AstraZeneca, Sputnik V y Janssen. Por último, las de virus inactivados más nombradas son Sinopharm y Coronavac.
Según el documento, “la efectividad de la vacuna aumentó contra la enfermedad grave un 48 % después de un régimen completo (dos dosis) y un 76 % después de un refuerzo”. “En análisis estratificados según el tipo de vacuna, las vacunas de ARNm de refuerzo fueron muy eficaces en la prevención de enfermedades graves (eficacia de la vacuna 81 %)”, señala el documento.
Además, agrega que “la efectividad de la vacuna para la enfermedad grave fue del 60 % entre mujeres completamente inmunizadas con vacunas de vectores virales y del 49 % entre mujeres que habían recibido refuerzos de vectores virales. Entre los que estaban completamente inmunizados con vacunas de virus inactivados, la eficacia de la vacuna para la enfermedad grave fue del 8 %“.
“Para las mujeres con diagnóstico de COVID-19, la efectividad de todas las vacunas combinadas para mujeres con un régimen completo fue del 74 % (95 % IC 48–87) y del 91 % (65–98) después de una dosis de refuerzo”, recalcó el escrito.
En palabras de Villar, “en realidad no hay una gran diferencia entre ellas, aunque siempre las vacunas más modernas son las más efectivas, no gran diferencia con las más tradicionales. Esto es muy motivante porque en los lugares donde no hay disponibilidad de vacunas más modernas, indica que aplicar el refuerzo con cualquiera es importante”.
“En este momento, realmente, no hay problema con la disponibilidad de vacunas, como fue en el principio de la pandemia. La gran mayoría de los países tienen vacunas disponibles y las que se usan actualmente son útiles y efectivas. El objetivo fundamental ahora es la vacunación con refuerzo en todas las embarazadas, nuestros datos indican que son efectivas y no tienen complicación. Lo hemos demostrado a través del mundo. Hay vacunas, y cualquiera de las están disponibles son efectivas”, recalcó Villar.
Por su parte, Aris Papageorghiou, profesor de Medicina Fetal de la Universidad de Oxford y codirector del trabajo, agregó: “Aunque la variante Ómicron puede ser menos dañina que las anteriores en la población general, la gran proporción de mujeres embarazadas no vacunadas en todo el mundo aún corre un riesgo importante. Como es imposible predecir quién desarrollará síntomas graves o complicaciones, se requiere vacunación completa universal. Desafortunadamente, la cobertura total de vacunación entre las mujeres embarazadas sigue siendo inadecuada, incluso en los países desarrollados”.
Por otro lado, en algunos meses, según adelantó Villar a Infobae, se presentará un trabajo de similares características en recién nacidos. “Los hemos estudiado pero todavía no analizamos los datos. Es real que hay un aumento de las madres positivas con niños positivos, pero las causas son múltiples y que este virus tiene una alta infectividad”.
“Es crucial que se mantengan las normas y que también se mantenga la lactancia. Deben permanecer las normas de cuidado que se habían establecido en la pandemia, como la higiene y barbijo al momento del amamantamiento. Pero, de ninguna manera se indica cortar la lactancia materna”, dijo el experto argentino.
Y concluyó: “En resumen, la vacuna no previene el contagio, pero sí las complicaciones graves y la muerte. Es por eso que es importante insistir un poco para que no solo las embarazadas, sino también las que planean embarazarse tengan el esquema completo de vacunación. Además, tienen que ser evaluadas en el primer control prenatal y ser aconsejadas sobre cómo completar la vacunación”
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