Los astrónomos han descubierto los restos de casi dos docenas de estrellas en explosión en la Vía Láctea, gracias a detalladas observaciones de radio que podrían develar muchos más sucesos de este tipo en la Galaxia.
Se espera que una estrella de la Vía Láctea explote como supernova aproximadamente una vez cada 100 años. Estas violentas detonaciones -la dramática agonía final de las estrellas masivas cuando agotan su combustible- pueden expulsar vastas nubes de polvo y gas a lugares situados a muchos años luz de la estrella.
Estos “restos de supernova” pueden persistir durante miles de años antes de disiparse. El estudio de los mismos puede revelar información útil sobre la Galaxia, ya que a menudo contienen elementos pesados que dan origen a otras estrellas, planetas e incluso a la propia vida.
Se han encontrado cientos de estos restos en toda la Vía Láctea, pero los astrónomos creen haber observado sólo una quinta parte del número total. La mayoría se encuentran detectando las emisiones de radio de los restos a medida que se expanden, revelando sus formas, que de otro modo serían invisibles, pero muchas son demasiado débiles para ser captadas.
“Existe el problema de los remanentes de supernova desaparecidos”, explicó en diálogo con la revista científica Nature Brianna Ball, que estudia astronomía en la Universidad de Alberta (Canadá). “Sabemos cuántas deberíamos ver, y vemos muchas menos que eso”, agregó.
El 16 de enero, sin embargo, un proyecto dirigido por Ball reveló una nueva forma de rastrear restos de supernovas. Combinó la potencia de observación del Australian Square Kilometre Array Pathfinder (ASKAP), un radiotelescopio de 36 antenas situado en Australia Occidental, con la del Observatorio de Parkes, una única antena parabólica situada en Nueva Gales del Sur (Australia), para detectar restos de supernovas nunca vistos en una zona del cielo nocturno.
“Descubrimos 21 nuevos candidatos”, afirmó Roland Kothes, radioastrónomo del Consejo Nacional de Investigación de Canadá en Victoria y supervisor de Ball. “Esta imagen fue la primera prueba que hicimos, y funcionó espectacularmente bien”, detalló. El trabajo aún no se ha publicado.
La imagen difundida por el equipo contiene cinco de los 21 restos de supernova recién descubiertos, incluido uno con forma de ocho, que se ve tenuemente en la parte superior izquierda. La imagen fue tomada a lo largo de uno de los brazos espirales de la Vía Láctea, el Brazo de Norma, cerca del denso Centro Galáctico, donde el polvo y el gas oscurecen en gran medida la luz visible.
Según Carlos Badenes, astrónomo de la Universidad de Pittsburgh (Pensilvania) que estudia los restos de supernovas, el hallazgo de estos nuevos remanentes puede aportarnos más información sobre “los tipos de estrellas que explotan como supernovas”. “Es realmente fantástico que estos chicos estén haciendo esto”, aseveró.
ASKAP comenzó el año pasado un estudio de cinco años de todo el cielo del Hemisferio Sur, que representa la mitad de la Galaxia visible. Se espera que aparezcan muchos más restos de supernovas. “Estamos detectando fuentes que los telescopios anteriores no habrían podido detectar porque no tenían la resolución o la sensibilidad necesarias. Esperamos que descubra una gran población”, concluyó Ball.
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