La ola de COVID en China habría alcanzado su pico a finales de diciembre, según un análisis preliminar del número de infecciones a finales de 2022 y datos sobre la movilidad entre ciudades.
Por un lado, los expertos en epidemiología de otros países han señalado que había limitaciones en el acceso a los datos oficiales de China sobre el números de afectados, hospitalizaciones y fallecimientos. El sábado pasado la Organización Mundial de la Salud comunicó que China le compartió información.
El sábado pasado, el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, habló con el Ministro Ma Xiaowei, director de la Comisión Nacional de Salud de China, sobre la situación del COVID-19 en ese país.
“Los funcionarios chinos dieron información a la OMS y en una conferencia de prensa sobre una serie de temas, incluidos los ambulatorios, las hospitalizaciones, los pacientes que requieren tratamiento de urgencia y cuidados críticos, y las muertes hospitalarias relacionadas con la infección por COVID-19″, según un comunicado de la agencia sanitaria de Naciones Unidas.
La OMS -aclaró- está analizando esta información, que abarca desde principios de diciembre de 2022 hasta el 12 de enero de 2023, y permite comprender mejor la situación epidemiológica y el impacto de esta oleada en China. Le solicitó que este tipo de información detallada se siga compartiendo con el organismo internacional y con el público.
Durante casi tres años, China siguió una estricta política sanitaria que mantuvo a raya las infecciones por el coronavirus, que se conoce como “COVID Cero”. Pero el Gobierno cambió bruscamente de rumbo y abandonó la política en diciembre, después de que se produjeran protestas sociales.
Tras liberar las restricciones, se inició la ola de casos. Según Shengjie Lai, modelador de enfermedades infecciosas de la Universidad de Southampton, Reino Unido, la curva de ascenso habría llegado a su máximo.
A finales de diciembre, Lai simuló el número de infecciones en distintas regiones de China combinando información sobre cómo se propagaba la variante en octubre y noviembre de 2022 con datos sobre viajes entre ciudades de todo el país.
Según informó la revista Nature, el trabajo de Lai indicó que cerca de la mitad de las ciudades chinas experimentaron un pico de infecciones entre el 10 y el 31 de diciembre. Para otro 45% de las ciudades, se prevé que el pico se produzca en la primera quincena de enero. Eso coincide con los picos estimados por Lai a partir de búsquedas de términos como “fiebre” y “COVID” en la plataforma de búsqueda de Internet Baidu.
También concuerda con los informes sobre el alcance de las infecciones en determinadas ciudades y provincias. Por ejemplo, el 21 de diciembre, el subdirector del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC de China) en Pekín declaró durante una reunión informativa que más de 250 millones de personas -alrededor del 18% de la población- ya se habían infectado.
En grandes ciudades como Pekín y Sichuan, más del 50% de los residentes estaban infectados. Mientras tanto, en Henan, la tercera provincia más poblada de China, un funcionario de la Comisión de Salud de la provincia declaró que casi el 90% de la población de esa jurisdicción se había infectado el 6 de enero.
Según Lai y otros, la estimación se determinó probablemente a partir de encuestas en línea que las autoridades sanitarias locales están llevando a cabo en todo el país, porque se están infectando más personas de las que se someten a los testeos para COVID.
Christopher Murray, director del Instituto de Métricas y Evaluación Sanitarias de Seattle, en Washington, Estados Unidos, se mostró escéptico ante esas estimaciones de infecciones, porque no ha hubo transparencia sobre cómo se han realizado. Los modelos realizados por el Instituto que dirige, publicados el 16 de diciembre, sugerían que el brote podría no alcanzar su pico hasta abril.
Pero la epidemióloga Jody McVernon, del Instituto Doherty de Infecciones e Inmunidad de Melbourne, Australia, afirma que tiene más sentido que el brote ya haya alcanzado su punto máximo, si se tiene en cuenta la rapidez con que se propaga la variante Ómicron. “La idea de que siga creciendo en los próximos meses no tiene ningún sentido”, sostuvo.
Para el científico Lai, los temores de que los habitantes de las ciudades puedan desencadenar brotes en las zonas rurales del país durante el “chun yun”, que el período de 40 días de viaje por el Año Nuevo Lunar que comenzó el 7 de enero, son probablemente exagerados.
“El virus ya se ha extendido a las zonas rurales”, afirmó, y sus modelos sugieren que la restricción de los viajes haría poco por alterar el brote. Xi Chen, economista de la salud de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut, comentó que la población rural china podría sufrir graves enfermedades y muertes.
Aproximadamente el 40% de las personas mayores vive en regiones rurales que tienen limitación en el acceso a grandes hospitales mejor equipados para tratar casos graves. Hui Jin, investigador de salud pública de la Universidad del Sureste de Nanjing, China, señaló que las dudas sobre las vacunas son frecuentes entre las personas mayores, pero que las tasas de vacunación en la China continental han aumentado en el último año.
Según los datos publicados por el mecanismo conjunto de prevención y control del Consejo de Estado, a finales de noviembre el 86% de los mayores de 60 años y el 66% de los mayores de 80 se habían vacunado completamente.
El 14 de enero, la Comisión Nacional de Salud de China informó de que cerca de 60.000 personas han muerto por COVID-19 desde el 8 de diciembre de 2022. La cifra incluye 5.503 muertes por insuficiencia respiratoria relacionada con COVID-19, así como más de 54.000 muertes de personas con COVID-19 y otras afecciones subyacentes.
Pero la cifra solo incluye a las personas que murieron en el hospital. El 29 de diciembre, Zunyou Wu, epidemiólogo jefe de los CDC de China, declaró en una rueda de prensa que la agencia ya estaba trabajando para evaluar el exceso de mortalidad -una medida de cuántas muertes más se produjeron de las que cabría esperar- y tiene previsto publicar los datos.
Pero a Murray le preocupa que sea difícil determinar el verdadero número de víctimas de la ola en China porque el sistema de registro de datos del país es muy complejo.
Ariel Karlinsky, economista de la Universidad Hebrea de Jerusalén y miembro del grupo de asesoramiento técnico de la Organización Mundial de la Salud, afirmó que los datos sobre el exceso de mortalidad podrían indicar el número de víctimas mortales del brote en China. Pero podría pasar otro año antes de que se puedan calcular esos datos, porque las muertes de 2023 probablemente no se conocerán hasta que se comuniquen en el anuario estadístico anual de China en enero de 2024.
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