Un trabajo sobre la asignación óptima de vacunas contra el virus de la viruela del mono (mpox, según la nueva denominación de la Organización Mundial de la Salud - OMS) proporcionó una hoja de ruta para que las autoridades de salud pública maximicen el impacto de un suministro limitado de vacunas.
El artículo, publicado en la revista CMAJ (Canadian Medical Association Journal), confirmó que lo mejor es priorizar las vacunas a las comunidades con más infecciones iniciales y mayor potencial de propagación.
“Esperamos que estos conocimientos puedan ser aplicados por los responsables políticos en contextos epidémicos diversos y dinámicos para maximizar las infecciones evitadas en las primeras etapas de una epidemia con un suministro limitado de vacunas”, afirmó la doctora Sharmistha Mishra, del Centro MAP para Soluciones Sanitarias Urbanas de Unity Health Toronto (Canadá).
Ante el número de personas afectadas y debido a que se dispone de un suministro muy limitado de vacunas contra la viruela y se está dando prioridad a las poblaciones que experimentan riesgos desproporcionados.
Los investigadores modelaron dos ciudades hipotéticas como redes interconectadas con una comunidad combinada de GBMSM de 100 000 personas. A continuación, el equipo varió las características de las dos ciudades en una serie de escenarios plausibles y simuló el despliegue de 5.000 dosis de vacuna poco después del primer caso detectado de MPXV. Así descubrieron que los factores más importantes para la asignación óptima de la vacuna entre las ciudades eran el número de reproducción relativo (potencial epidémico) en cada ciudad, la proporción de casos iniciales y el tamaño de la ciudad (o red).
Según el estudio, si una ciudad más grande tenía un mayor potencial epidémico y la mayoría de los casos iniciales, era mejor asignar la mayoría de las vacunas a esa ciudad. El equipo varió el número de reproducciones con un único parámetro, pero destaca cómo muchos factores podrían influir en el potencial epidémico local, incluyendo la densidad y las características de la red sexual, el acceso a la prevención y la atención, y los contextos sociales y estructurales subyacentes que conforman tanto las redes sexuales como el acceso.
“Descubrimos que las vacunas podían evitar en general más infecciones cuando se priorizaban para una red más grande, una red con más infecciones iniciales y una red con mayor potencial epidémico -escribió Jesse Knight, autor principal y candidato a doctor en la Universidad de Toronto y en el Centro MAP para Soluciones Sanitarias Urbanas de Unity Health Toronto-. Nuestros resultados ponen de manifiesto la importancia de la equidad global de las vacunas para responder a los brotes, y también para prevenirlos en primer lugar”.
El estudio destaca la interconexión de las regiones y que es necesaria una perspectiva a nivel de población. “La priorización estratégica de un suministro limitado de vacunas por factores de riesgo a nivel de red puede maximizar las infecciones evitadas en horizontes temporales cortos en el contexto de una epidemia emergente, como el actual brote mundial de MPXV”, concluyeron los autores.
Cómo reconocer las lesiones de la viruela del mono
El 28 de noviembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que comenzaría a utilizar el nuevo término “mpox” (abreviación del nombre original en inglés monkeypox), como sinónimo de la enfermedad de la viruela del mono. La nueva denominación se adoptó con el objetivo de evitar el “lenguaje racista y estigmatizante”.
La infección por mpox comienza con síntomas que suelen aparecer dentro de las tres semanas tras la exposición al virus. Es una infección causada por el virus monkeypox y puede transmitirse a alguien a través del contacto cercano, personal y, a menudo, de piel a piel. Puede ser por el contacto directo con el sarpullido, las costras o los líquidos corporales de una persona que tiene la enfermedad, por tocar objetos, telas y superficies contaminadas o por el contacto con secreciones respiratorias.
Tras la exposición al virus de la viruela del mono, los pacientes suelen presentar síntomas como fiebre, dolor de cabeza, malestar y una hinchazón de los ganglios linfáticos en un plazo de 5 a 21 días. La erupción dolorosa se desarrolla de 1 a 3 días después de la fiebre de forma centrífuga, con mayor frecuencia en la cara (95%), seguida de las manos/pies (75%), la mucosa oral (70%), los genitales (30%) y la conjuntiva (20%), según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las lesiones en la piel pueden atravesar 6 etapas y presentar en diferentes partes del cuerpo. Primero se puede formar una vesícula, luego una pústula, y después una pústula umbilicada. También se puede desarrollar también una lesión ulcerada, y luego una costra.
“En el inicio del brote, creíamos que las lesiones se presentaban en la misma etapa evolutiva en cada paciente con viruela del mono. Sin embargo, con el transcurso de los meses hemos observado que las lesiones en la piel pueden ser asincrónicas. Es decir, un paciente puede tener lesiones en diferentes partes del cuerpo que están en distintas etapas evolutivas”, explicó a Infobae la especialista de la Sociedad Argentina de Dermatología y del Hospital Muñiz de la ciudad de Buenos Aires, Viviana Leiro.
Cuando todas las lesiones de un pacientes llegan a la etapa de costra, ya no contagia al virus a otras personas. Si la infección es controlada, las costras se caen y no quedan cicatrices. “Solo puede quedar cicatriz si la ulceración es muy profunda, pero es muy poco frecuente”, concluyó.
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