Las alergias alimentarias son un grave problema en el mundo. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), esta patología es “cada vez más frecuente en países de todo el mundo”, siendo que en los desarrollados la prevalencia está aumentando y “afecta aproximadamente al 10 % de la población”; mientras que en los que están en desarrollo, que no aparecían de “forma generalizada, el número de casos ha aumentado de forma clara”.
Ante este panorama, un grupo de científicos de Northwestern Medicine, afiliado a la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, en Chicago, Illinois, realizó un trabajo en el que analizaron las muestras de heces de más de 500 bebés para detectar la presencia de inmunoglobulina A, el anticuerpo más común que se encuentra en las membranas mucosas del tracto digestivo, para conocer cuál es la predisposición que existe en los recién nacidos a desarrollar alergias al maní o al huevo, por ejemplo.
En el trabajo publicado en Science Translational Medicine, la presencia de anticuerpos IgA específicos de alimentos en el intestino no evita que los niños desarrollen alergias a estos alimentos cuando crecen. De este modo, los investigadores pusieron “en duda el papel de la inmunoglobulina A, o IgA, que anteriormente se pensaba que era un factor protector contra el desarrollo de alergias alimentarias”, advierten en un comunicado.
Según el Ann & Robert H. Lurie Children’s Hospital of Chicago, anteriormente Children’s Memorial Hospital de Chicago, “los cacahuates y los huevos son los dos alérgenos más comunes en los bebés y afectan aproximadamente a uno de cada 13 niños en los EE. UU” y si bien en investigaciones científicas anteriores se había detectado evidencia que demostraba que “la IgA podía unirse y neutralizar toxinas y bacterias en el cuerpo, no había evidencia concluyente de que la IgA pudiera hacer lo mismo con los alérgenos alimentarios”, resaltó Stephanie Eisenbarth, jefa de Alergia e Inmunología en el Departamento de Medicina y autor principal del estudio.
“Pudimos colaborar con diferentes grupos en todo el país para analizar diferentes cohortes de niños y adultos jóvenes y preguntarnos: ‘¿La presencia de IgA contra el maní nos dice que la persona es tolerante al maní?’”, reflexionó Eisenbarth, quien además se desempeña como directora del Centro de Inmunobiología Humana y miembro del Centro Oncológico Integral Robert H. Lurie de la Universidad Northwestern.
En ese sentido, la experta señaló: “Encontramos que realmente no había diferencia entre los niños que tenían alergias al maní y los niños que no, y lo mismo ocurre con las alergias al huevo”. Según indicaron los investigadores, la búsqueda por este conocimiento surge de la necesidad de contar con datos certeros, ya que las alergias a estos alimentos han mostrado un incremento en los últimos años. “Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), la cantidad de niños con alergias se ha más que duplicado en los últimos 20 años”, indicaron en el comunicado.
“Este estudio se realizó gracias al arduo trabajo de la autora principal, la Dra. Elise Liu, y al increíble grupo de colaboradores que tuvimos”, dijo Eisenbarth. Al tiempo que indicó que los hallazgos del trabajo fueron el fruto de “un esfuerzo impresionante de varios centros para tratar de responder a esta pregunta”. Incluso, adelantó que “las direcciones futuras para la investigación se centrarán en comprender el papel que juega la IgA en las personas que se han sometido a inmunoterapia y han desarrollado una tolerancia a los alérgenos alimentarios”.
Alergia alimentaria: qué es una reacción alérgica
Más allá de lo advertido por los científicos norteamericanos, la pregunta básica es: ¿qué es una reacción alérgica? “Es una reacción exagerada o desproporcionada del sistema inmune a un enemigo. El sistema inmune cumple dos funciones primordiales y la primera es la de reconocimiento. Reconoce lo propio, que es el cuerpo humano, de lo no propio que es lo externo, y todo lo que está fuera del cuerpo es el enemigo”, explicó a Infobae el médico genetista Jorge Dotto (MN 107.411)
“Cuando el sistema inmune reconoce un enemigo, hay un grupo de glóbulos blancos, que se llaman linfocitos, que producen proteínas a las que les pusimos el nombre de anticuerpos, que son elementos para destruir a ese enemigo. Pero en la intolerancia a la histamina, o en una reacción alérgica, lo que ocurre es: si aparece un mosquito, mientras nosotros lo matamos con la mano o nos ponemos repelente, y el 99% de la personas haría lo mismo, en la reacción alérgica el sistema inmune reconoce al enemigo, agarra un bazuca, lo mira y lo ataca con un misil”, relató el experto.
De esta manera, lo que ocurre dentro del organismo, en palabras del experto, es que se genera “una explosión inflamatoria que provoca que un montón de sustancias se activen y, por definición, la histamina juega un rol en que pique el cuerpo, en que salga manchas en la piel, ardan los ojos, caiga agua de la nariz (goteo nasal o rinitis) y sientas una sensación de carraspera”.
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