Así como hubo una generación marcada por el programa Apolo que llevó a la humanidad por primera vez a la Luna hace más de 50 años, hoy estamos viviendo una nueva era espacial con Artemis.
Las emocionantes palabras pronunciadas el comentarista de la NASA, Derrol Nail durante el lanzamiento desde el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, Florida, no dejan dudas del histórico momento que presenciamos esta semana: “¡Despegue Artemis 1! Nos elevamos juntos, de regreso a la Luna y más allá”.
Es que ese “más allá”, significa que se podrá llegar por ejemplo hasta Marte en la década del 30 o 40 si toda la tecnología que se está probando hoy funciona bien. Ello incluye al nuevo cohete Space Launch System (SLS) o Sistema de Lanzamiento Espacial, que posee los motores de los venerados trasbordadores espaciales, que se retiraron en 2011 y de la nueva cápsula espacial, llamada Orión, con capacidad para transportar hasta 4 astronautas en lugar de los 3 que tenía la lanzada hace cinco décadas.
“Todos somos parte de algo increíblemente especial: el primer lanzamiento de Artemis, el primer paso para devolver a nuestro país a la Luna y a Marte. Lo que han hecho hoy inspirará a las generaciones venideras”, dijo con suma alegría la directora del lanzamiento de Artemis, Charlie Blackwell-Thompson. Y es que a diferencia de lo que ocurrió hace 50 años, toda la nueva aventura que impulsa la NASA tiene “aroma de mujer”.
En primer lugar, la misión Artemis o Artemisa toma el nombre de la diosa hermana gemela de Apolo en la mitología griega. Artemis era conocida como la diosa de la caza. Y no es casualidad que la nueva cápsula espacial también se llame Orión, que es el cazador. Además de tener como directora de la misión a una mujer, ya está decidido que una o más de los 4 tripulantes que viajarán a la Luna en 2024 en Artemis II para orbitarla y que descenderán en ella en el siguiente viaje de Artemis III, será también una mujer.
“La misión demostrará nuestro compromiso y capacidad para extender la existencia humana a la Luna y más allá. Artemis I será la primera de una serie de misiones cada vez más complejas para desarrollar una presencia humana a largo plazo en la Luna durante las próximas décadas”, se lee en la página de la NASA. Y es que el objetivo final es llegar a construir una base lunar con miras a la exploración de Marte. Probar la tecnología “cerca de la Tierra” para luego aventurarse a nuestro vecino planeta rojo.
Estefania Coluccio, gerente de operaciones del Planetario de Buenos Aires Galileo Galilei, explicó a Infobae que la misión Artemis es interesantísima por diversos motivos. “Es muy relevante porque es mucho más que un nuevo viaje a la Luna. Múltiples misiones han llegado a la Luna, y como sabemos en 1969 el ser humano pisó por primera vez la superficie de nuestro satélite. Sin embargo esta vez la humanidad quiere lograr vivir en la luna, crear una base lunar y una estación espacial que, orbitándola, serviría de suministro para esa base. Y más aún, una vez instalados en la Luna, la idea será poder salir hacia Marte. Ésta es la primera gran proeza de esta misión”, explicó Coluccio, doctora en Ciencias Físicas.
“Por otro lado, en futuras misiones será la primera vez que una mujer saldrá de la órbita terrestre y permanecerá por varios días lejos de ésta. Esto es claramente de muchísima importancia. Si bien ya antes las mujeres habían realizado viajes espaciales, por ejemplo Valentina Tereshkova en 1963 orbitó la Tierra en una misión que duró poco más de dos días, y hay mujeres en la estación espacial internacional, ésta sería la primera vez que una mujer se alejaría tanto de nuestro planeta y durante tanto tiempo”, agregó la especialista.
Para poder hacer esto de forma segura, no obstante, primero es necesario investigar cuál es el efecto de la radiación cósmica en los órganos femeninos y para eso se envían en la nave tres maniquíes hechos con un material tal que nos permite luego analizar cuál sería ese impacto. “Para las astronautas de la Estación Espacial Internacional no hay peligro en este sentido porque están a sólo 400 km aproximadamente de la superficie de la Tierra y por lo tanto están protegidas por el campo magnético terrestre que desvía la radiación dañina. Pero en un viaje a la Luna y a Marte ese escudo no existe y la radiación puede ser muy peligrosa. Conocer en detalle los efectos que un viaje como éste puede tener en el cuerpo femenino es de extrema importancia”, sumó Coluccio.
Según Coluccio, otra particularidad de esta misión es que ésta será la primera vez que una nave tripulada se aleje tanto de la Tierra, unos 480.494 km, con todo lo temerario pero también emocionante que esto implica.
Y concluyó: “Por último, me parece importante remarcar que ésta no es una misión sólo de la NASA sino que participan de forma muy activa muchísimos países y es esta colaboración entre naciones y entre gente de todas partes del mundo que hace que algo de esta envergadura sea posible. La ciencia es colaboración, cooperación y trabajo en equipo. Aunque muchas veces en la historia de la humanidad las hazañas científicas han sido utilizadas para demostrar poder en contextos bélicos, sin duda también son un arma muy valiosa para la paz”.
Es que siguiendo las palabras de Coluccio, para este monumental emprendimiento la NASA no está sola. Con varias misiones en conjunto y sobre todo con el programa de la Estación Espacial Internacional (EEI), que ya lleva 22 años de habitada en forma ininterrumpida, se ha demostrado en los últimos años que los mejores resultados provienen de la cooperación entre diferentes agencias espaciales. Por eso, para devolver humanos a la Luna se firmaron una serie de acuerdos en los que participan algunas de estas agencias. En el programa Artemis participan la NASA y las Agencias Espaciales Europeas (ESA), Japón (JAXA), Canadá (CSA), México (AEM), Brasil (AEB) y Australia (ASA).
El objetivo de todos es devolver a los humanos a la Luna, especialmente a su polo sur. Es importante recordar que todos hablan ahora de “a los humanos”. Aquello de llevar al hombre a la Luna quedó atrás, ya que se espera que la próxima persona en pisar la Luna sea una mujer. Hasta ahora hubo 12 astronautas que alcanzaron esa hazaña, y todos fueron hombres.
La tripulación también llevará hombres, pero se espera que el papel de Neil Armstrong lo tome ahora una astronauta. Todavía no se sabe quiénes serán. En 2020, la NASA presentó un grupo de astronautas recién graduados, compuesto por 6 mujeres y 7 hombres. Los afortunados podrían salir de ahí, pero habrá que esperar hasta que se anuncie la misión Artemis II en 2024 para saberlo con seguridad.
La misión Artemis I no es tripulada. Es la mayor prueba de un conjunto de aparatos, sistemas y próximamente astronautas de misiones al espacio profundo, es decir a la distancia que se encuentra la Luna (unos 300.000 kilómetros). Y porque hay que probar nueva tecnología, el viaje se extenderá varios días. La misión de 26 días finalizará el 11 de diciembre, cuando la cápsula Orión amarice.
Tecnología de punta
El de esta semana fue el despegue del cohete espacial más poderoso de la historia. El cohete Space Launch System ganó un 15% más de empuje que el legendario Saturno V que llevó adelante las misiones Apolo. Con 98 metros de altura, se presenta en cuatro versiones: Bloque 1, 1B, 2 y 2B. Cada uno es más potente que el anterior, con una capacidad de empuje de 70 y 97,5 toneladas para el Bloque 1 y 1B; y 143 toneladas para el Bloque Tipo 2. La nave que lanzada fue el cohete bloque 1 desde la histórica plataforma espacial 39-B, la misma desde donde despegó el Apolo 11.
Artemis 1 tiene como objetivo demostrar que el cohete SLS y Orion están listos para llevar astronautas a la luna como parte de un programa sostenido de exploración lunar que finalmente permitirá vuelos tripulados a Marte.
La NASA quiere usar estos nuevos cohetes para construir una estación espacial Gateway alrededor de la Luna, luego enviar tripulaciones allí para usarla como base de operaciones para viajes al polo sur lunar y luego Marte.
Una gran prioridad que tiene esta misión es demostrar que el escudo térmico de Orión puede sobrevivir a las temperaturas de reingreso abrasadoras (hasta 5000 grados Fahrenheit, o 2800 grados Celsius) causadas por regresar a casa desde la Luna a 40 000 kph, es decir, la mitad de la temperatura que experimentaríamos si estuviésemos parados sobre la superficie del Sol.
La NASA también quiere que Orión demuestre que está listo para mantener vivos a los astronautas en la órbita lunar. Y la agencia tiene como objetivo recuperar con éxito la cápsula para que pueda estudiarse antes de Artemis II, el primer vuelo tripulado del programa alrededor de la Luna, que está programado para volar en 2024.
Luego, el vuelo tripulado de Artemis III que seguirá en 2025, sí descenderá en la Luna, siendo el primer alunizaje tripulado desde el Apolo 17 ocurrido en diciembre de 1972.
Si todo sale según lo planeado Artemis I llegará a la Luna mañana y con el encendido de sobrevuelo del lunes, Orión se preparará para otro encendido de motor crucial el 25 de noviembre. Ese insertará la cápsula en una órbita retrógrada distante lunar, que llevará a Orión hasta los 64.000 km de la superficie de la Luna.
La cápsula permanecerá en esa órbita hasta el 1 de diciembre, cuando realizará otro encendido para encaminarla hacia la Tierra. Orión caerá suavemente bajo los tres paracaídas el 11 de diciembre en el Océano Pacífico frente a la costa de California, si todo sale según lo planeado.
Infografías: Marcelo Regalado
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