Desde el 14 y hasta el 18 de noviembre se celebra la Semana Internacional del Prematuro, una iniciativa de Unicef a la que adhieren las sociedades científicas más importantes del mundo con el objetivo de poner de manifiesto el alto riesgo de mortalidad que tiene el traer bebés prematuros al mundo. Se trata de prevenir esta situación en los casos que se pueda, pero también de ayudar a los niños y a sus familias para que puedan superar con éxito esta circunstancia.
Este año, el lema es “El abrazo de la familia, una terapia poderosa”, y en ese marco es que se dieron a conocer los resultados de un estudio realizado en el Children’s Hospital of Philadelphia (CHOP), en colaboración con Vermont Oxford Network, según el cual casi un tercio de los bebés prematuros desarrollan sepsis de inicio tardío, una infección potencialmente mortal que ocurre más de tres días después del nacimiento.
El estudio, publicado hoy en la revista Pediatrics, también encontró que uno de cada dos bebés nacidos a las 23 semanas de gestación o antes murió y/o desarrolló la infección.
Dustin D. Flannery es el primer autor del trabajo, DO, MSCE, neonatólogo asistente en el Children’s Hospital of Philadelphia y profesor asistente de Pediatría de la Universidad de Pensilvania y destacó que “la sepsis de inicio tardío se asocia con una mayor probabilidad de muerte o, para quienes sobreviven, una enfermedad crónica dependiente de la tecnología”.
Para el estudio, los investigadores observaron la evolución de bebés muy prematuros nacidos desde el 1 de enero de 2018 hasta el 31 de diciembre de 2020. Los niños habían nacido de 22 a 29 semanas de edad gestacional (EG) y pesaron entre 401 a 1500 gramos. Para el trabajo excluyeron a aquellos prematuros que murieron durante los tres primeros días después del nacimiento.
De 118.650 bebés incluidos en el estudio, 10.501 (8,9%) desarrollaron sepsis de inicio tardío. Los patógenos más comunes fueron estafilococos coagulasa negativos (29,3%) y Staphylococcus aureus (23,0%), pero se identificaron 34 patógenos diferentes.
Los investigadores vieron que los bebés infectados tenían menos probabilidades de sobrevivir y los que lo hacían tenían un mayor riesgo de necesitar oxígeno en el hogar, traqueotomía y gastrostomía.
Asimismo, según observaron, uno de cada dos bebés nacidos de 23 semanas de gestación o antes murió más tarde y/o desarrolló la infección.
Para Flannery, “estos resultados arrojan luz sobre un desafío actual: a pesar de los esfuerzos de prevención nacionales coordinados y exitosos, las tasas de infección se han estancado en los últimos años”. “A medida que aumenta la reanimación en el límite de la viabilidad, debemos identificar formas innovadoras de mejorar la prevención de la sepsis de inicio tardío para mejorar los resultados para estos pacientes”, destacó el experto.
Así, entre las conclusiones de la publicación científica, los investigadores resaltaron que “una proporción sustancial de bebés muy prematuros continúan sufriendo sepsis de inicio tardío, particularmente aquellos nacidos con las EG más bajas”.
Y tras resaltar que “los bebés infectados tenían una mortalidad más alta y los sobrevivientes tenían un mayor riesgo de morbilidades crónicas dependientes de la tecnología”, enfatizaron que “la carga persistente y la microbiología diversa de la sepsis de inicio tardío entre los bebés muy prematuros subrayan la necesidad de estrategias de prevención innovadoras y potencialmente específicas para el organismo”.
El nacimiento antes de tiempo en un parto prematuro puede tener múltiples orígenes: por causas maternas (diabetes gestacional, hipertensión, eclampsia, hemorragias antes del parto); causas propias del bebé (problemas de crecimiento en la etapa intrauterina, genética) o problemas en la placenta (desarrollo anormal de la misma o con ciertas patologías). En esos casos, el equipo perinatal (obstetras y neonatólogos) tomará la decisión sobre cuál es el momento oportuno del nacimiento que sea beneficioso para ese bebé y para su madre.
La importancia del contacto piel con piel
Como se dijo, esta Semana del Prematuro posee el lema “El abrazo de la familia, una terapia poderosa”, elegido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para promocionar el contacto piel con piel, que demostró ser una práctica extremadamente beneficiosa y efectiva, especialmente importante en el caso de los bebés prematuros.
Iniciado inmediatamente luego del nacimiento, este contacto contribuye al inicio y sostenimiento de la lactancia, favorece la estabilización de parámetros vitales como la frecuencia cardíaca y los niveles de glucemia, y ayuda a la instalación de una microbiota saludable, aspectos de importancia tanto en el proceso de adaptación a la vida extrauterina luego del nacimiento como en el mediano y largo plazo.
Además, ayuda a su relajación y al sueño profundo. Siempre que la estabilidad clínica lo permita, el contacto piel a piel en bebés prematuros es fundamental para una experiencia saludable y sensible.
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