La pandemia por el coronavirus aún no terminó, y se le ha sumado la circulación de otros dos virus. Son el de la influenza que causa la gripe y el virus sincicial respiratorio, que provoca la bronquiolitis en los más pequeños principalmente.
Desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la directora Carissa Etienne hizo un llamado a los gobiernos y a las comunidades a implementar las medidas que sirven para la prevención de las tres enfermedades especialmente al tener en cuenta que se vienen las fiestas de Fin de año y hay más probabilidad de que se hagan reuniones en ambientes cerrados.
Ante el aumento de las infecciones por COVID-19 y el incremento en los casos de influenza estacional y el virus sincicial respiratorio en la región de América, la directora llamó a los países a implementar medidas que han probado ser eficaces para mantener la seguridad de las comunidades, como las vacunas, la vigilancia por medio de testeos, el uso de mascarillas o barbijos y el distanciamiento social.
En la zona de Sudamérica, las detecciones de gripe han seguido aumentando en Argentina, Chile y Uruguay. Se trata de un fenómeno inusual para esa zona ya que los casos de gripe tienden a subir entre marzo y agosto cada año, pero en 2022 crecieron en el mes de septiembre.
Los virus de la gripe A(H3N2) predominaron en Chile y Uruguay, mientras que la gripe B y la gripe A(H1N1) predominaron entre los casos analizados en Argentina.
“El aumento de solo una infección respiratoria es motivo de preocupación. Cuando dos o tres empiezan a afectar a una población de forma simultánea, esto debería ponernos a todos en alerta”, dijo Etienne durante una rueda de prensa.
Los casos de COVID-19 han aumentado un 17% en la región durante la última semana, con aumentos en los fallecimientos en América del Sur y Centroamérica. La reducción en la cantidad de los testeos con PCR realizadas puede estar ocultando el verdadero número de infecciones. Es decir, puede haber más casos de personas con COVID-19 pero no se están registrando porque los testeos se han restringido durante este año.
“La situación puede cambiar rápidamente. Cada vez que nos dormimos en los laureles con este virus, corremos el riesgo de un resurgimiento. No podemos bajar la guardia”, advirtió Etienne. Ya en abril pasado, la OPS le había recomendado a los países que no restringieran el acceso a los testeos porque ese cambio iba a impedir contar con un panorama más exacto de la situación epidemiológica de la pandemia.
Mientras tanto, los casos de gripe en América del Norte, Argentina y Uruguay han estado aumentando. Lo que supone una tensión inesperada para los sistemas sanitarios. Además, las infecciones por el virus sincicial respiratorio también se han incrementado considerablemente, lo que supone una carga para los sistemas sanitarios de Canadá, México, Brasil, Uruguay y Estados Unidos, con un impacto especial en niños y bebés menores de un año.
La doctora Etienne destacó que las estrategias utilizadas para limitar la propagación de la COVID-19, como el uso de mascarillas y el distanciamiento social, también se aplican a otras enfermedades respiratorias, como la causada por el virus sincicial respiratorio y para la cual no existe vacuna actualmente.
Los países además deben reforzar la vigilancia genómica de las enfermedades y seguir fomentando la vacunación contra el COVID-19 y la gripe. Estas dos enfermedades sí son hoy prevenibles por vacunas que son altamente seguras y eficaces para evitar las complicaciones y la muerte.
Según los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC), hoy se sabe que en comparación con la gripe, el COVID-19 puede causar una enfermedad más grave en algunas personas cuando el coronavirus aumenta su circulación. En comparación con las personas con gripe, las personas infectadas con COVID-19 pueden tardar más en mostrar síntomas y pueden ser contagiosas durante más tiempo.
Este año, el Fondo Rotatorio de la OPS compró para los Estados Miembros 39,5 millones de dosis de vacunas contra el COVID-19 y 31 millones de vacunas contra la gripe. “Tenemos suficientes vacunas para mantenernos a salvo. Utilicémoslas”, instó la Directora.
Días atrás, el reconocido científico Eric Topol, director del Instituto de Investigación Traslacional de California, Estados Unidos, afirmó: “Por el momento, las nuevas variantes no son el problema y es posible que no se desarrollen como las impulsoras de las oleas anteriores”. Pero alertó que el impacto de los nuevos sublinajes dependerá del comportamiento humano. El incipiente invierno en el hemisferio norte, el cambio de pasar a estar más tiempo en espacios cerrados, la ventilación inadecuada y de las próximas reuniones navideñas pueden ser factores que contribuyen a más contagios, señaló.
Los síntomas comunes que comparten el COVID-19 y la gripe incluyen fiebre o sensación de fiebre/escalofríos, tos, dificultad para respirar, fatiga, dolor de garganta, secreción o congestión nasal, dolor muscular o de cuerpo, dolor de cabeza, vómitos, diarrea (más frecuente en niños con gripe, pero puede ocurrir en cualquier edad con COVID-19). También entre los síntomas puede producirse el cambio o pérdida del gusto o del olfato, aunque esto es más frecuente con COVID-19.
Tanto la COVID-19 como la gripe pueden propagarse de persona a persona entre las personas que están cerca o en estrecho contacto. Ambas se propagan principalmente por medio de partículas grandes y pequeñas que contienen virus y que son expulsadas cuando las personas con la enfermedad (COVID-19 o gripe) tosen, estornudan o hablan.
En tanto, la bronquiolitis es una hinchazón y acumulación de moco en las vías aéreas más pequeñas en los pulmones. Los síntomas incluyen dificultad respiratoria, que incluye sibilancias y falta de aliento, tos, fatiga, fiebre, y respiración rápida, entre otros.
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