Que la llegada de los hijos cambia, para siempre, la vida de los padres -y de la madre en particular-, no es novedad. Lo que sí es revelador es lo que investigadores reunidos en Neuroscience 2022, el encuentro anual de la Sociedad de Neurociencia acaban de develar: el embarazo modifica a largo plazo el cerebro de las madres.
La reunión es la fuente más grande del mundo de noticias emergentes sobre la ciencia y la salud del cerebro, y los expertos allí congregados aseguraron que “las experiencias reproductivas, como el embarazo, ejercen efectos duraderos en la organización estructural y funcional del cerebro materno”.
Las condiciones de salud mental materna se encuentran entre las complicaciones más comunes del embarazo y el parto. “De los aproximadamente 3,5 millones de personas que dan a luz cada año en los Estados Unidos, aproximadamente el 20% se verá afectado por problemas de salud mental, como depresión y ansiedad -señalaron los investigadores en un comunicado-. Si no se tratan, estas enfermedades pueden tener efectos negativos a largo plazo en los padres, los bebés, las familias y la sociedad”.
Y destacaron que “la investigación sobre los cambios cerebrales asociados con las experiencias maternas está comenzando a revelar los mecanismos neuronales que subyacen a los cambios adaptativos y las enfermedades mentales perinatales”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “los trastornos de salud mental materna que pueden ocurrir en este período incluyen la depresión posparto, los trastornos de ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno de estrés postraumático y la menos frecuente, pero grave, psicosis posparto”.
Es que es más habitual de lo que se cree, aunque pocas veces se lo contempla, que en uno de los momentos más felices de su vida, algunas mujeres se sienten mal, agobiadas, solas, superadas por la situación, e incluso se creen malas madres por todo lo anterior. Los especialistas hablan de salud mental materna, refiriéndose a aquellos procesos psíquicos que suceden durante el periodo que va desde el embarazo, parto y posparto hasta los dos primeros años de vida del bebé. Incluso también, incluyendo aquellos casos de búsqueda de embarazos, los estadios preconcepcionales y tratamientos de reproducción humana asistida.
Ahora, los nuevos hallazgos presentados en la reunión muestran que:
- La susceptibilidad o resiliencia a la depresión posparto en un modelo de roedor está asociada con cambios en los marcadores neuroinmunes y hormonas que podrían servir como biomarcadores de riesgo o posibles dianas terapéuticas para la afección.
- Los estudios en modelos animales están identificando mecanismos fisiológicos que pueden ser la base de los cambios cerebrales a largo plazo asociados con la reproducción.
- Los factores que regulan la expresión génica en las redes de aprendizaje y memoria pueden mediar en los efectos a largo plazo de la experiencia materna en el cerebro de los ratones.
- Los efectos antidepresivos de larga duración de la alopregnanolona en la depresión posparto pueden deberse a los efectos sobre la coordinación de la actividad en las regiones del cerebro implicadas en el estado de ánimo.
Jodi Pawluski es neurocientífica y psicoterapeuta, y fue moderadora de la sesión. La experta que estudia cómo la maternidad cambia el cerebro sostuvo que “los hallazgos de neurociencia presentados abordan diferentes aspectos de la transición a la maternidad en múltiples niveles de investigación y en diversas áreas del cerebro”. Para ella, “estas investigaciones sobre el cerebro materno brindan información importante sobre la neurociencia de la crianza de los hijos y tienen implicaciones para detectar y tratar las enfermedades mentales perinatales”.
Cuáles son los efectos a largo plazo de la experiencia reproductiva en el cerebro materno
Según vieron los expertos, “existe un conocimiento limitado sobre los mecanismos moleculares subyacentes a cómo interactúan el embarazo, el cuidado de los niños y las experiencias estresantes para producir cambios a largo plazo en la salud del cerebro”. Atento a lo que observaron en estudios en animales. “los ratones que han dado a luz se desempeñan mejor en las tareas de aprendizaje espacial y muestran patrones profundamente diferentes de expresión génica en el hipocampo, una estructura cerebral crítica para el aprendizaje y la memoria, en comparación con los ratones que no han dado a luz. Sin embargo, el estrés crónico durante el período posparto anula por completo estos cambios adaptativos”.
Los factores que afectan la expresión génica del hipocampo pueden mediar cambios cerebrales a largo plazo asociados con la reproducción.
Y tras asegurar que “casi el 70% de las mujeres experimentan tristeza, falta de interés (anhedonia), ansiedad u otros trastornos del estado de ánimo en las semanas posteriores al nacimiento de un hijo”, concluyeron que “aproximadamente el 20% de estas mujeres pueden desarrollar una depresión posparto más grave y persistente”.
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