El gran desafío que tiene la medicina moderna para actuar de manera eficaz y, sobre todo poder anticiparse a las enfermedades, es latir más cerca de los hábitos y costumbres reales de las sociedades contemporáneas, caracterizadas por tener poblaciones cada vez más envejecidas e intervenidas por un conglomerado de enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, cáncer de diversos tipos; enfermedades respiratorias, renales y cardiovasculares. También se puede sumar a la obesidad.
La cardiología actual parece haber tomado nota de este tiempo y de su imperiosa necesidad de trabajar en la prevención a través de métodos simples y accesibles que faciliten la adherencia a los tratamientos. Es decir, que los pacientes no abandonen los tratamientos.
Las afecciones cardiovasculares representan la mayor causa de morbimortalidad en las sociedades contemporáneas y afectan al 50% de los hombres y al 40% de las mujeres a lo largo de sus vidas. Cada año, las enfermedades cardiovasculares causan en todo el mundo 17,9 millones de muertes, a la vez que se producen unos 50 millones de ataques cardíacos y ACV. A nivel global, tanto en hombres como en mujeres, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En la Argentina se estima que mueren más 100.000 mil personas por año debido a enfermedades cardiovasculares, unas 280 personas por día, lo que representa la principal causa de muerte en el país y la primera causa de muerte prematura tanto en hombres (35%) como en mujeres (28%). A partir de estadísticas que surgieron de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo realizada por el INDEC, el 39,5% de las personas mayores de 18 años tiene niveles de colesterol por arriba de lo aconsejable. A su vez, el 45% de los entrevistados que presentó indicadores elevados no recibió ningún tipo de tratamiento.
Paradójicamente, aquellas personas que no están —o creen no estar— entre los grupos de mayor riesgo, muchas veces se sienten a salvo. Pero es justamente entre ellos que se produce la mayor cantidad de eventos agudos.
Uno de los más recientes y accesibles hallazgos de la cardiología es el concepto de polipíldora, que ya arrojó evidencia científica y clínica a través del ensayo clínico HOPE-3. ¿Es posible que una pastilla que incluya un antihipertensivo, un diurético y un reductor del colesterol pueda prevenir los males más extendidos y mortales de este siglo? La respuesta es sí.
Esta combinación de drogas genéricas y accesibles demostró la disminución de las probabilidades de padecer un infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular, la revascularización miocárdica y otros cuadros que pueden causar una muerte de origen cardiovascular en aquellos pacientes en prevención primaria de riesgo.
El recientemente celebrado 48° Congreso Argentino de Cardiología (SAC.22), considerado el foro cardiológico más importante de habla hispana y el cuarto a nivel mundial entre los cónclaves de la especialidad, fue el escenario donde los expertos pusieron blanco sobre negro de las novedades sobre este y otros tratamientos.
Salim Yusuf, rockstar de la cardiología en Buenos Aires
El cardiólogo y epidemiólogo canadiense, nacido en India en 1952, Salim Yusuf, visitó Buenos Aires la semana última para participar del 48vo. Congreso SAC 2022, donde presentó su disertación sobre “Polipíldora para reducir a la mitad las muertes relacionadas con factores cardiovasculares”.
Yusuf, en 2014 fue uno de los nombres favoritos para ganar el premio Nobel de Medicina por ser justamente el promotor de la polipíldora a través de sus estudios clínicos poblacionales; y en 2020 se convirtió en el científico más citado del mundo en cardiología. Pero para generar este logro no estuvo solo, lo acompañaron cientos de médicos cardiólogos de distintas partes del mundo y también equipos argentinos.
El experto, quien se formó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Oxford, es líder y creador del estudio multicéntrico internacional Heart Outcomes Prevención Evaluación (HOPE, por sus siglas en inglés) en sus tres fases. Esta amplia investigación incluyó a numerosos expertos del mundo, entre ellos el médico cardiólogo argentino Rafael Díaz.
El experto indio-canadiense es una eminencia indiscutida y los laboratorios y centros académicos del mundo se disputan la financiación de sus ensayos clínicos. Pero él, elije sus partners donde pueda generar un mayor impacto en beneficio de los pacientes.
En diálogo con Infobae, Salim Yusuf aseveró, “la clave de la cardiología del futuro es la prevención y para esto las estrategias médicas deben ser simples y seguras”. Y consideró que “a la hora de hablar de cuál es la mejor manera de prevenir los eventos cardiovasculares es tiempo de poner sobre la mesa el debate sobre la ciencia y las costumbres culturales de la población”.
Respecto de avances como la polipíldora y los beneficios reportados por el estudio HOPE-3, Yusuf destacó: “Estos hallazgos son muy importantes con potencial para un impacto global significativo”, y evaluó por qué: “Si sólo el 10% de la población mundial en riesgo intermedio de ECV (Enfermedades Cerebrovasculares) se ve afectada, estamos hablando de 20 a 30 millones de personas que podrían ser corregidas por estas drogas”.
Entre las conclusiones de HOPE 3, se incluye que las estatinas han demostrado reducir de forma significativa y segura eventos cardiovasculares en un 25% en pacientes con riesgo intermedio y sin ECV. Los antihipertensivos no redujeron los principales eventos cardiovasculares en general en la población estudiada, pero redujo este tipo de eventos en el grupo de personas con presión elevada al ingreso del estudio, pero no en aquellos con presión normal o baja.
De HOPE- 3, que por su gran dimensión demoró ocho años, participó Argentina a través del cardiólogo Díaz, quien integró el Comité Ejecutivo del trabajo en sus tres fases y fue líder nacional del Trial HOPE-3 en el país, cuyo epicentro coordinador estuvo en el Centro de Estudios Clínicos de Latinoamérica (ECLA), de Rosario.
En diálogo con Infobae, el doctor Díaz precisó: “A los individuos participantes en HOPE-3 se les administró una ‘estrategia cruzada y ciega’ entre estatinas, antihipertensivos y diuréticos”. Durante el histórico Congreso del American College of Cardiology (ACC 2016) de Chicago, explicó que “HOPE-3 a través de ‘métodos sencillos’ dejó instalada una conclusión trascendente para la ciencia de hoy, que obliga a cada uno de los eslabones a plantearse nuevos desafíos: la administración preventiva y combinada de tres drogas genéricas entre estatinas, antihipertensivos y diuréticos sirven para prevenir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares en pacientes de riesgo intermedio en todo el mundo”.
Cuando se combinan, las estatinas y antihipertensivos los eventos cardiovasculares se reducen en un 30%, con un beneficio del 40% en aquellos con presión más elevada, lo que sugiere que los pacientes con hipertensión no sólo deben bajar su presión arterial, sino también considerar la adopción de una estatina.
La llamada polipíldora se trata de una sola píldora que reúne varios medicamentos —un antihipertensivo (candesartán 16mg), un diurético (hidroclorotiazida 12,5mg) y un reductor del colesterol (rosuvastatina 10mg)— . Esa unión de fármacos contra la presión alta, el colesterol elevado y un diurético aumentó la adherencia a los tratamientos y demostró ser efectiva contra infartos o accidentes cerebrovasculares.
“El paciente considerado de riesgo bajo o medio generalmente no consulta o el sistema de salud suele subestimar su riesgo; cuando eso ocurre no se le dan recomendaciones y esa misma persona a los 55 años tiene un evento y recién ahí le dicen, por ejemplo, que deje de fumar”, explicó Fernando Botto, médico cardiólogo y coordinador del departamento de investigación del ICBA, a Infobae.
El paradigma actual se centra en poner el eje en la prevención primaria. “El objetivo es individualizar a los pacientes según el riesgo y tratarlos aún cuando no hayan tenido un evento cardiovascular”, aseguró Álvaro Sosa Liprandi, presidente de la Sociedad Interamericana de Cardiología.
Llegar a los pacientes que no se sienten en riesgo se convierte en un nuevo desafío. Por diferentes motivos, el 50% de las personas con hipertensión abandona o deja de realizar correctamente el tratamiento al año de haberlo iniciado. Entonces surge la pregunta sobre cómo lograr que aquellos que se consideran sanos se preocupen y ocupen preventivamente de su salud cardíaca.
Para Sosa Liprandi, “el beneficio es que contamos con polipíldoras y es mucho más sencillo para el paciente tomar un comprimido que tres. Si un paciente toma tres o cuatro medicamentos por día aumenta la probabilidad de que abandone el tratamiento”. Pero además de mejorar la adherencia, “cuando se realiza prevención primaria se reduce el riesgo de padecer un infarto, un ACV o muerte cardiovascular”, agregó.
“Hay una serie de medicamentos considerados esenciales en el tratamiento y en la prevención de la enfermedad cardiovascular, como las estatinas que se utilizan para reducir el colesterol y los inhibidores de la enzima de conversión que son drogas que se usan para controlar la presión. Una de las polipíldoras disponibles en la Argentina combina una muy buena estatina, un inhibidor de la enzima de conversión y un diurético. La combinación de esos tres fármacos hace que el riesgo del paciente pueda ser reducido”, concluyó Sosa Liprandi.
HOPE-3 por dentro
Los informes de investigación HOPE-3 fueron dirigidos, además de por Yusuf, por la doctora Eva Lonn, también profesora de medicina de la Facultad de Michael G. DeGroote de McMaster, y Jackie Bosch, profesora asociada de la Escuela Universitaria de Ciencias de la Rehabilitación.
“El estudio HOPE-3 aporta claridad en el manejo de la presión arterial y el colesterol, dos de los factores de riesgo cardiovascular más frecuentes”, dijo Lonn. “La prevención primaria se puede simplificar en gran medida y puesto a disposición de la mayoría de personas con riesgo intermedio en todo el mundo.”
Los hallazgos de HOPE-3 tendrán una influencia importante en la atención primaria en los países desarrollados, en los que las estatinas y antihipertensivos tienen bajo costo.
“El estudio HOPE 3 comprobó que bajar el colesterol con estatinas versus placebo redujo casi un 30% el riesgo de infarto, ACV y muerte cardiovascular. Y además demostró que reduciendo la presión, sobre todo de aquellos que la tenían por encima de 140, también se obtenían beneficios con la píldora. Tomando en cuenta que muchísimas personas tienen estas dos condiciones, presión alta y colesterol alto, tiene que haber un impacto importante en los resultados poblacionales”, detalló Fernando Botto a Infobae.
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