El trabajo científico es un ámbito que se presume igualitario, gobernado por una estricta meritocracia, vinculado con la producción académica y donde el trabajo es evaluado por pares. Sin embargo, la evidencia estadística revela que las mujeres todavía están subrepresentadas en la ciencia, aunque su participación está asegurada y en franco crecimiento. En el marco del NS Innovation Latam 2022, se desarrolló el panel -de formato híbrido, virtual-presencial- con abordaje FemSTEM , en donde se trazó un revisionismo histórico y a la vez una actualziación sobre el tema mujeres en la ciencia. ¿Cómo llegan? ¿Cómo siguen? ¿Qué les falta? ¿Qué desafíos aún quedan pendientes?
Cuatro mujeres científicas con historias de vida y carreras en ciencia fascinantes, mujeres que ríen, estudian, lloran, cambian pañales y se emocionan con una película de amor; ellas mismas integraron el prestigioso panel “Mujeres en la ciencia: compromiso y emponderamiento”, que tiene claramente el sello del profundo y real compromiso de la compañía Biogen con la idea de “Que más mujeres se sumen a las carreras en ciencia”, y lo llevaron al centro del debate público.
La sexta edición de NS Innovation Latam, el evento más importante de neurociencias de la región que se desarrolló el 28 y 29 de septiembre en la Ciudad de Buenos Aires, brindó durante dos jornadas intensas, el análisis de expertos nacionales e internacionales sobre enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple, depresión, la atrofia muscular espinal, entre otras patologías. Año tras año, este encuentro científico se consolida como espacio de referencia y de innovación.
El panel “Mujeres en la ciencia: compromiso y emponderamiento”, estuvo integrado por cuatro científicas de trayectoria destacada en la región. En vivo, presencial y desde Buenos Aires, estuvo la farmacéutica (UBA) Andrea Da Pieve, CEO de Biogen Latam South; y vía satélite, en vivo y por pantalla, desde México, la doctora Gabriela Borrayo, presidenta de la Asociación Nacional de Cardiólogos de México (ANCAM) y coordinadora de salud en el Instituto Mexicano del seguro Social (IMSS); la doctora colombiana Natasha Bloch, bióloga especialista en genética evolutiva y profesora en la Universidad de Los Andes; y desde Estados Unidos, la doctora en Astrodinámica colombiana Bonnie Prado Pino, especialista en astrodinámica que realizó investigaciones para la NASA.
Infobae estuvo presente y moderó este prestigioso panel de mentes y damas brillantes que exploraron, no solo la actualidad que deben enfrentar las mujeres dentro del sistema científico, sino también los próximos desafíos para las niñas y las jóvenes de las nuevas generaciones en pos de reducir la brecha de género que aún existe frente al trabajo en ciencias.
Tiempo disruptivo
En este tiempo sociohistórico del siglo XXI dominado aún por la pospandemia o, al decir preciso de los epidemiólogos, la peripandemia porque señalan que el virus SARS- COV- 2 que origina el COVID no nos ha abandonado, sino que cohabita el mundo con nosotros, la ciencia y el propio sistema científico han pasado los momentos más disruptivos que el ser humano pueda imaginar.
El mundo necesita ciencia y la ciencia necesita a las mujeres, sin embargo esta idea de base tautológica no está acabada. Este tiempo de ebullición, buena reputación social y de nuevas prácticas ágiles para la ciencia global producto de los procesos que agitó la pandemia por COVID-19, también brindaron visibilidad para las mujeres científicas frente a tanto trabajo y esfuerzo realizado.
Y justamente para esto sirven los momentos disruptivos de las sociedades, para ponderar hechos que ya estaban ocurriendo, pero sobre los que no nos habíamos detenido a interpretar en su justa medida.
En ese sentido, Da Pieve, desde su rol de CEO de Biogen para Argentina, Chile y Uruguay, remarcó que ”Es totalmente cierta la idea de que el mundo necesita ciencia y la ciencia necesita a las mujeres. Se observa un gran avance en la última década en este sentido. Hace 20 años no pensábamos tener un panel con este foco. Prefiero entonces acompañar la evolución que las sociedades estamos realizando y desde mi lugar contribuir a espacios más inclusivos y diversos. En Biogen, el 50% del comité de dirección está liderado por mujeres, talentosas, divertidas y apasionadas”.
Tres momentos que amplifican la brecha
La evidencia estadística de que las mujeres todavía están subrepresentadas en la ciencia aún existe, pero mejora. Aunque están igual de capacitadas, el ambiente predominantemente masculino todavía no destaca a las mujeres científicas y les pone obstáculos y barreras (algunas no tan invisibles) que sobre todo anidan en tres momentos de las carreras femeninas: la maternidad, el liderazgo de investigaciones y ensayos clínicos, y los altos cargos en el sistema científico.
Este camino pedregoso es un sendero repetido en la trayectoria del talento femenino para alcanzar un lugar destacado en la ciencia. “En los 36 años de historia de la Asociación Nacional de Cardiología de México, no habían existido mujeres presidentes. Cuando decidí postularme, porque es por votación de los socios, tuve problemas para poder ser candidata y mi mejor regalo fue obtener el 62% de los votos. En ese momento sentí emoción, mucho compromiso y me prometí hacer el mejor papel posible, incluir a todas las mujeres. Al inicio éramos menos del 10%, ahora somos un 25%”, relató Borrayo quien lidera la sociedad médica desde 2021.
En la actualidad, solo el 28 % de los científicos globales son mujeres. Y tampoco es raro que los nombres de las mujeres científicas sean más desconocidos para el público, teniendo en cuenta que solo el 17% de los Premios Nobel que se entregaron desde 1901 hasta 2015 fueron concedidos a mujeres.
Es decir, las mujeres siguen sin estar suficientemente representadas en la vida pública y profesional, especialmente en ciencias, donde el techo de cristal sigue siendo una realidad. Si bien el techo de cristal está rasgado, casi roto, falta profundizar en esas hendiduras, para que no exista una vuelta atrás.
Bloch, quien realizó una maestría en Biología Evolutiva en la Universidad de París y un posdoctorado en Genética Evolutiva en la Universidad de Chicago, compartió sus vivencias en los dos continentes: “La experiencia que tuve en Estados Unidos y Europa fue positiva. Había un esfuerzo grande para aumentar la participación de las mujeres en la ciencia, somos parte de una generación muy particular porque estamos viviendo una transición. Entonces estos esfuerzos para incluir a las mujeres en ciencia y que se achique esta brecha, debe ser parte de un esfuerzo activo, para que las contrataciones dejen de ser sesgadas y para que las ofertas de financiamiento lleguen a todos por igual”.
La experta en Genética Evolutiva tuvo su primer hijo durante su doctorado y su segundo hijo durante su posdoctorado: “En EEUU sentía que esconder la realidad de ser mamá, mientras que en Europa era más respetado y admirado, había una recepción positiva sobre que tuviera hijos y siguiera en la ciencia. En América Latina, en ciencia podemos estar orgullosos porque las mujeres vamos liderando aunque nuestra sociedad es muy diferente, más machista”.
“Houston, we have a problem”
Para que las niñas y jóvenes se interesen y se sientan atraídas por las carreras científicas, hacen falta modelos y referentes con quienes identificarse. Por eso la importancia de este panel que ponderó las mentes brillantes femeninas y compartió los desafíos de las trayectorias de las mujeres en el sistema científico.
A veces, los sueños son tan fuertes que emergen en situaciones no tan convencionales: “La motivación y mi inspiración para lo espacial fue la película Apolo XIII y la reconocida frase ´Houston, we have a problem´. Recuerdo ver la película y decirle a mi mamá que quería ser eso, mi madre me dijo si quería ser astronauta, y le dije que no, yo quería ser la persona en Houston que les ayude a resolver al problema y los traiga a casa. Desde ahí comenzó mi interés por lo espacial”, recordó la doctora en Astrodinámica colombiana Prado Pino, quien colaboró con la NASA y hoy se desempeña en LeoLabs, una empresa privada que monitorea satélites.
Para perseguir su sueño concebido en su infancia en un pueblo rural de Colombia, Prado Pino empezó estudiando ingeniería electrónica en Colombia, porque no existía la carrera de ingeniería espacial en su país, y buscó un mentor hasta llegar a Texas para su doctorado, sin embargo ese camino fue duro, “cuando llegas a EEUU te das cuenta que las cosas son diferentes para una persona latina, mujer, negra, sin el idioma y sin ciudadanía estadounidense”.
Las barreras que faltan caer
Según el último Informe científico de la UNESCO, aunque el número de mujeres en carreras científicas está aumentando, sólo llega a poco más del 33 % de los investigadores en todo el mundo. Una variedad de conceptualizaciones, categorías y metáforas se utilizan para describir los obstáculos invisibles que las mujeres científicas deben enfrentar:
1- Techo de cristal: plantea la imposibilidad de ascender en la carrera científica, relegando a tareas de menor jerarquía que los hombres.
2- Piso pegajoso: abarca los estereotipos en la educación y representa el clima de época, un sistema de creencias adquiridas e impuestas por la familia, la escuela y la sociedad en general. Genera que, desde antes de iniciar la escuela, las ciencias duras sean más recomendadas a los varones.
3- Efecto Matilda: consiste en la falta de reconocimiento, un déficit de reconocimiento social que muchas veces provoca que los logros femeninos sean atribuidos a colegas varones.
4- Síndrome del impostor: en muchas ocasiones las mujeres no creen ser merecedoras de sus propios logros, considerando que los honores que reciben no se deben a sus propias virtudes o a su capacidad, sino al azar al cupo femenino.
Porcentajes que se diluyen
Surgió del debate con el panel de expertas que urge repensar las formas y las oportunidades que les damos a las niñas, a las jóvenes, y a las mujeres adultas en acercar como opción a la educación básica a las carreras científicas, las llamadas STEM. Este acrónimo de moda engloba los saberes de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus sigla en inglés. Y actualmente considerados los de mayor perspectiva de desarrollo en el futuro.
Frente a este momento vigoroso antes descrito, aún, entre las mujeres que hacen ciencia repiquetea una pregunta entre tantas, ¿Qué se interpone entre las mujeres científicas y el éxito?
Por ejemplo, se gradúan en ciencia más mujeres que varones, casi hay paridad entre los dos sexos en investigación, sin embargo, sólo un 18% ocupan actualmente el cargo de rectoras de universidades públicas; y el número de científicas en empresas alcanza el 27%.
La carrera de la doctora Borrayo para destacarse en el ámbito de la Cardiología en México es una muestra de esta realidad que se reitera en América Latina: “Me costó mucho ser primera jefa de un servicio de UTI, ser primera coordinadora de siete servicios en un hospital de Cardiología, y también ser directora médica y hoy estar en la coordinación de innovación. A cada paso, me tocó ir rompiendo ese techo de cristal. En Medicina, por ejemplo, en la matrícula de la UNAM las mujeres son el 60% y, sin embargo, cuando vamos a la especialidad, ya sean maestrías o trabajos de investigación, eso se diluye a menos del 10%”.
La ciencia no es ajena a la desvalorización y a las desigualdades de género que anidan en el resto de la sociedad. Las mujeres que hacen ciencia siguen siendo menos visibles que el resto de sus colegas varones. No se trata de desmerecer los méritos de ellos, sino simplemente de llevar al centro del debate público que esta disparidad se expresa en las brechas salariales, en más dificultades para acceder a ascensos y promociones y en la escasa presencia en cargos de gestión y poder de decisión.
“La presencia de las mujeres es más importante ahora en el ámbito de las ciencias que cuando yo estudié. Pero seguimos teniendo muchos retos, porque esta participación disminuye mucho a nivel de maestrías, doctorados, posiciones laborales y esto es por la maternidad. Las mujeres necesitamos más flexibilidad cuando entramos en esa etapa de nuestras vidas y creo que el sistema aún no está listo para que se dé sin estereotipos y sin limitaciones en el crecimiento laboral de las mujeres”, apuntó Bloch.
Noticias alentadoras
Como feliz postal de época - incluso contradictoria con las cifras- las mujeres científicas avanzan a paso firme en América Latina donde existe la mayor proporción de investigadoras a nivel mundial, aunque todavía cuesta ocupar puestos jerárquicos en el ámbito académico y empresarial. Un informe reciente de la UNESCO y de ONU Mujeres mostró que la proporción de mujeres en el área de investigación de la región es del 45%, mientras que a nivel mundial es del entre el 28 y 29%.
Las investigadoras latinoamericanas enfrentan una segregación por disciplinas: mientras que la mayoría se destaca en ciencias sociales y médicas, están menos representadas en las carreras o saberes STEM.
La pandemia de COVID-19 ha puesto en evidencia la importancia de tener un sistema científico integrado por hombres y mujeres - capacitados en todo el mundo, pero también dejó en evidencia cómo las tareas “extra” de cuidado -que suelen recaer más en las mujeres- afectaron la productividad, vital para obtener becas y subsidios. El techo de cristal todavía hoy está dado por la maternidad y las tareas de cuidado.
Es evidente que las mujeres se resisten cada vez más a que se les niegue la posibilidad de igualdad en el plano social, hoy existen presidentas, astronautas, directoras de conglomerados empresarios. La academia no es la excepción.
“Las mujeres seguimos siendo minoría en la Informática, la Tecnología de la Información Digital, la Física, las Matemáticas y la Ingeniería. Estos son los campos que necesitan de todo el potencial humano para seguir desarrollándose, o sea que muchos de los empleos del futuro nos están esperando. Nuestra responsabilidad es ayudar a las generaciones jóvenes para poder pasar, tras la transición, a la otra orilla”, resaltó Da Pieve.
Hacia la transformación
Fijemos entonces algunas herramientas clave y estratégicas para esta transformación que servirán para combatir los estereotipos de género en la ciencia: aún existe la brecha de género en la ciencia. “Estamos en un momento de transición, pero a mí me emociona imaginar el después y a todas las mujeres que estuvieron colaborando y pusieron ese granito de arena para llegar al lugar donde estamos. Pero falta mucho. Además de poder atravesar el techo de cristal, creo que todavía le tenemos que dar identidad al liderazgo femenino, todos los líderes en los que han aprendido son hombres en general. Necesitamos que las mujeres jóvenes nos ayuden a darle ese toque femenino, porque tenemos que contribuir a seguir sirviendo a la humanidad a través de las ciencias”, destacó Da Pieve.
Los padres, las familias y la escuela condicionan el vínculo temprano de sus niñas con la ciencia y la tecnología. Existe un consenso entre las organizaciones de mujeres científicas de la región que buscan concientizar sobre las desigualdades para generar un cambio, acerca de que se necesitan más políticas públicas, estímulos a las empresas y cambios en el sistema educativo.
Respecto al desafío de sumar más mujeres en las carreras de ciencias, la doctora Borrayo señaló: “Tenemos que convocar y empoderar a las mujeres jóvenes. Cualquier tarea o trabajo lo puede desempeñar un hombre o una mujer, y nosotras somos más dedicadas y responsables. Debemos transmitirles a las jóvenes que van a poder y motivarlas. Las nuevas generaciones y las niñas, creo que ellas ya traen esta motivación. Sin embargo, pasan la adolescencia, llegan a la carrera y en ese momento empiezan a dudar. Lo que me gusta destacar de las cuatro mujeres de este panel es que cada una de nosotras tenía un sueño en mente y fue por ello”.
El entorno en que crecen y se forman las niñas y jóvenes es, obviamente, un factor decisivo al momento de elegir la ciencias. “Como sociedad tenemos que dejar de lado los estereotipos, porque a veces nuestras niñas están rodeadas de comentarios que parecen inofensivos y poco a poco se van acumulando en sus mentes y las empiezan a convencer de que son diferentes o que hay cosas que las niñas no hacen. Tenemos que invitarlas a soñar con lo que quieran ser y mostrarles que con trabajo duro se pueden llegar”, aportó Bloch.
Prado Pino, quien llegó a la NASA gracias a la inspiración de una película de Hollywood, destacó la importancia de los modelos y referentes: “Es muy importante exponer a las niñas desde chiquitas a este tipo de carreras y opciones de futuro, porque es casi imposible que una niña se interese en una ciencia como la neurociencia o la ingeniería espacial si no ve modelos. Es importante que nosotros hagamos este tipo de acercamientos, ir a buscar a las niñas y no esperar a que nos busquen. Y de esa forma abrirán más sus horizontes para ver más allá de los roles tradicionales”.
Las mentes brillantes de este panel son mujeres referentes, con historias de vida y profesional profundamente inspiradoras para las nuevas generaciones de niñas y jóvenes, y refuerzan el sentido que se postuló como disparador de la conversación con las expertas de la región, el para qué: “que más mujeres se sumen a las carreras en ciencia”.
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