La constipación o estreñimiento no suele ser una situación agradable para los seres humanos. Para un grupo de escorpiones es parte del costo que pagan para sobrevivir ante el ataque de un depredador. Cuando otro animal, como un ratón, se les acerca y los intenta capturar, los escorpiones pueden soltar su cola y así salvan sus vidas. Su cola no se regenera, pero su vida queda a salvo.
Las consecuencias de ese fenómeno extremo de auto-amputarse una parte del cuerpo fueron estudiadas por la científica colombiana Solimary García-Hernández con su mentor, el investigador de Brasil, Glauco Machado. Por los resultados de la investigación los dos investigadores ahora son los ganadores del Premio Ig Nobel de Biología 2022 que reconoce logros que “primero hacen reír, y luego la hacen pensar”, que otorga la revista Annals of Improbable Research, de los Estados Unidos.
García-Hernández y Machado, ecólogo de la Universidad de San Pablo, fueron galardonados por estudiar “si el estreñimiento afecta a las perspectivas de apareamiento de los escorpiones y cómo lo hace”. Aunque puede despertar una sonrisa, los investigadores trabajaron minuciosamente para detallar el fenómeno extremo de comportamiento animal. El jueves pasado, recibieron con alegría el Ig Nobel en una ceremonia virtual.
La historia del hallazgo empezó hace mucho tiempo atrás. La bióloga García-Hernández estaba por egresar en la universidad cuando observó un escorpión en el parque de la casa de su familia. Tomó al arácnido y se lo llevó a investigadores amigos que lo estudiaron. Así encontraron que se trataba de una especie que hasta ese momento no había sido descripta. En honor a la bióloga que la había encontrado, la especie de escorpión pasó a llamarse Ananteris solimarie.
“Me resultó bonito empezar a investigar sobre los escorpiones. Son nocturnos y se pueden observar con linterna con luz ultravioleta”, contó a Infobae la bióloga a través de una videollamada por Zoom desde Brasil, donde reside ahora. Hace un postdoctorado en el Departamento de Ecología del Instituto de Biociencias de la Universidad de San Pablo.
Por un lado, los escorpiones usan sus pinzas para sujetar y matar a sus presas. Por otro, pueden utilizar su aguijón venenoso que tienen en la cola. Junto con un grupo de investigadores, que incluyó al argentino Camilo Mattoni, la bióloga encontró que el género de escorpiones Ananteris podía autoamputarse el abdomen, que se encuentra dentro de la cola del animal. Fue el primer caso de “autotomía” de abdomen descripto en artrópodos: lo publicaron en la revista PLOS One en 2015.
“La pérdida de la cola parece un fenómeno dramático. Como su depredador lo asegura a través de su cola, el escorpión se escapa al soltarla, pero sigue viviendo. Le queda una cicatriz por el resto de su vida. La cola no se regenera”, comentó García-Hernández. Así el animal pierde la parte final de su sistema circulatorio y su sistema digestivo, incluyendo el ano. Eso hace que sufra constipación de manera permanente.
Después de esos resultados la bióloga siguió investigando qué impactos tenía la pérdida de la cola en la vida de los escorpiones. ¿Se movían más rápidos o más lentos? ¿Podían capturar a sus presas más fácilmente o todo se complicaba? ¿Qué pasaba con sus “parejas”? García-Hernández colectó escorpiones en el campo y los llevó al laboratorio donde los hizo participar en cuatro tipo de pruebas.
Uno de los tests consistió en una competencia de 100 centímetros entre individuos que tenían la cola y otros que la habían perdido. No se encontraron diferencias en los resultados. Es decir, la pérdida de peso que implica la auto-amputación de la cola no hace que los animales sean más veloces. Pero con el paso de las semanas y por el estreñimiento, los machos sin cola se mueven más lentos.
Otra prueba fue la caza de un grillo en 10 minutos. Al hacer la comparación, los escorpiones sin cola pasan a solo a capturar presas más chicas. En cuanto al apareamiento entre machos y hembras, el resultado de una prueba llamó más la atención.
Los machos suelen danzar por varias horas y pueden acariciar con su cola a las hembras. Después del cortejo, ellos dejan un “paquete” con su esperma en el piso (técnicamente se conoce como “espermatóforo”) y la hembra lo recoge para fertilizar sus huevos. El estudio comparativo reveló que ellas siguen aceptando igual a los machos que no tienen cola a la hora del cortejo. Pero se observó que las hembras sin cola tienen menos crías.
“La pérdida de la cola es una forma de salvar la vida para los escorpiones del género Ananteris. Pero se vuelven más lentos, menos eficientes al cazar y las hembras tienen menos crías”, resumió la bióloga, quien el año pasado publicó los resultados en la revista Integrative Zoology junto con el doctor Machado, que les valieron para ganar el Ig Nobel de Biología 2022.
La mayoría de las especies de escorpiones Ananteris habitan en sitios que están entre América Central y algunas zonas al Sur de Brasil. Pero hay una especie de ese género que se puede encontrar en el norte de la Argentina. Se llama Ananteris balzani. “El caso del género Ananteris es muy poco frecuente en el reino animal. Porque pierden parte del sistema digestivo. Existen otros animales, como las arañas, que pueden perder una pata, pero eso no les quita el sistema digestivo”, explicó en diálogo con Infobae el doctor Mattoni, que es investigador del Instituto de Diversidad y Ecología Animal del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba.
Además, Mattoni comentó: “Desde nuestro punto de vista humano, se puede creer que la constipación después de haber perdido la cola es un gran perjuicio para los escorpiones Ananteris. Pero desde el punto de vista evolutivo es una ventaja que solo pierdan la cola: porque los animales no pierden la vida y el tiempo que sobreviven pueden aparearse y dejar descendientes”.
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