En el Río de la Plata, se originó una de las especies de cetáceos más pequeñas y misteriosas del mundo. Se llama “delfín franciscana” porque su cuerpo es de un color pardo-grisácea que recuerda a los hábitos de los monjes franciscanos. Puede medir unos 150 centímetros y bucea en profundidades que no pasan los 15 metros. Las hembras son más grandes que los machos. Cuando son adultas, ellas pesan 30 kilos. Ellos, en cambio, 25.
A pesar de que habita tan cerca de las costas de Brasil, Uruguay y Argentina, aún el delfín franciscana o del Plata es bastante desconocido por muchas personas que van a las playas. Tiene una aleta dorsal y aletas pectorales redondeadas que sumada a su coloración hacen que los animales pueden pasar desapercibidos en aguas con cierta turbidez. Tampoco se concentran en grandes grupos ni hacen saltos acrobáticos fuera del agua como otras especies de cetáceos. El delfín franciscana solo se asoma a la superficie a respirar por escasos segundos y deja ver su hocico y aleta dorsal.
Su nombre científico es Pontoporia blainvillei. Se lo ha clasificado en la categoría “vulnerable” según su riesgo de extinción por la Sociedad Argentina de Mamíferos y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Está amenazado por las frecuentes capturas accidentales por la pesca artesanal y por el impacto de diferentes sustancias contaminantes que hay en el agua y por los plásticos. Por eso, hay diferentes grupos de investigadores científicos que estudian tanto el pasado como el presente del cetáceo para obtener información que sirva para implementar mejores medidas de conservación.
Uno de los estudios fue recientemente publicado en la revista Journal of Mammal Evolution. Junto con investigadores de universidades y otras instituciones científicas de Brasil y México, la bióloga Constanza Gariboldi, investigadora del Centro de Estudios Biomédicos, Básicos, Aplicados y Desarrollo (CEBBAD) de la Universidad Maimónides en Buenos Aires, hicieron un estudio genético sobre el delfín franciscana.
Analizaron el ADN mitocondrial de ejemplares. Lo hicieron a partir de 83 muestras de tejido tomados de animales que habían quedado enredados por redes de la pesca o por varamientos en las costas. También tuvieron en cuenta 308 secuencias que habían sido previamente publicadas por investigadores de Argentina, Uruguay y Brasil.
¿Qué descubrieron sobre el delfín franciscana? “A partir de los análisis genéticos, encontramos que la especie surgió en el estuario del Río de la Plata, y hace 2,5 millones de años atrás ocurrió una radiación hacia el Norte y hacia el Sur”, respondió a Infobae la doctora Gariboldi. Es por eso que hay poblaciones que hoy habitan las costas de Brasil y otras que están cerca de la provincia de Río Negro, en Patagonia Norte, Argentina. Incluso se han avistado ejemplares cerca de la costa norte de Chubut.
Con el transcurso del tiempo, “hubo diferentes eventos climáticos que favorecieron la fragmentación de las poblaciones del delfín franciscana. Ese cambio hizo que algunas de las poblaciones sean diferentes genéticamente a pesar de que están cerca geográficamente. Por ejemplo, hay poblaciones cerca de la costa de Claromecó, que son diferentes a las que están cerca de Monte Hermoso.
“A partir del estudio, sugerimos que las glaciaciones del Pleistoceno influyeron en la dispersión y la estructura poblacional”, afirmó Gariboldi. Hoy se sabe también que los individuos que forman cada población se mueven entre 70 y 90 kilómetros durante toda su vida. Los investigadores hallaron 9 poblaciones de delfín franciscana, aunque habría 12 en total en todo el Atlántico Sudoccidental. Cinco de las 12 habitarían en las costas de la Argentina.
Pronto, se sabrá aún más sobre la estructura genética poblacional del delfín franciscana en la Argentina. Está en curso una colaboración entre investigadores de la Universidad Maimónides, el Museo Argentino de Ciencias Naturales, la Universidad Nacional de Luján, la Universidad Nacional de Mar del Plata, la Fundación Cethus y la Fundación AquaMarina.
También hay investigadores que están tratando de comprender por qué el delfín franciscana queda capturado accidentalmente en las redes de la pesca artesanal. Esa práctica se realiza para pescar peces, pero no se saben aún bien las razones que hace que los cetáceos no detecten a tiempo la red y la eviten.
“El problema de las capturas accidentales ocurre más en la región de la costa norte bonaerense, entre la zona sur de la Bahía Samborombón y el Cabo San Antonio. Allí alrededor de 400 ejemplares de franciscanas se enredan en redes cada año”, señaló en diálogo con Infobae la científica Gisela Giardino, investigadora del Conicet y la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Los delfines franciscanas tienen un sistema de ecolocalización para moverse en el agua, reconocer a las crías, socializar y encontrar alimento. El sistema de ecolocalización consiste en que los animales emiten una gama de sonidos en forma de breves ráfagas de impulsos sonoros, que se llaman “clics”. La doctora Giardino y otros investigadores están tratando de aclarar cómo funciona el sistema de ecolocalización de los cetáceos cuando están cerca de las redes de pesca artesanal.
Recientemente, el equipo presentó trabajos realizados cerca de la zona de Chapadmalal, al sur de la ciudad de Mar del Plata, en la provincia de Buenos Aires, donde no hay pesca artesanal. También hicieron otro estudio cerca de la costa de Claromecó, en el partido de Tres Arroyos, donde sí hay pesca artesanal. En ambos trabajos, usaron la acústica pasiva como herramienta para estudiar la presencia del delfín franciscana. Es decir, colocan hidrófonos -que son como micrófonos en el agua- que sirven para registrar la actividad de los animales.
“El mayor número de detecciones positivas por minuto se registró durante la noche, entre las 20 horas y las 5 de la mañana. Estos resultados preliminares confirman por primera vez que los delfines franciscana ecolocalizan cerca de las redes de enmalle”, escribieron en el trabajo con respecto al estudio cerca de Claromecó que presentaron en una conferencia científica en Alemania. “Este primer paso es clave para entender qué estrategia de mitigación podría ser mejor. Entender el comportamiento de ecolocalización alrededor de las redes conduciría a diseñar mejores herramientas de mitigación para reducir las capturas accidentales”, afirmaron.
“Por el momento, tenemos resultados preliminares. Se postulaba que los delfines franciscanas no detectaban las redes porque se dedicaban a capturar corvinas. Pero con estos resultados que indicarían que sí ecolocalizarían cerca de las redes implicaría que hay otras razones para explicar por qué quedan atrapados”, comentó Giardino.
Las capturas accidentales de esta especie suelen ocurrir principalmente en primavera y verano, con picos de mortalidad en los meses de noviembre y abril. Si el nivel de capturas accidentales continúa, se estima que la población del delfín franciscana se reducirá en más de un 30 por ciento en 25 años.
Si las personas encuentran delfines en las playas, se debe llamar urgente al teléfono 106 de la Prefectura Naval Argentina, que tiene autoridad para tomar medidas. “No hay que tocar a los animales ya que los humanos les pueden transmitir enfermedades. O ellos pueden también transmitir enfermedades”, recomendó Giardino. “Hay personas que encuentran delfines franciscanas varados y les echan agua en la cabeza. Pero eso está contraindicado porque puede producir el ahogamiento de los animales”, agregó.
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