Los abelisaurios fueron una gran familia de dinosaurios que habitaron en África y Sudamérica entre 170 y 66 millones de años atrás. Eran bípedos carnívoros. La gran mayoría medía entre 5 y 9 metros de altura. Pero un nuevo hallazgo en la provincia de Neuquén, en la región patagónica de la Argentina, demuestra que hubo también especies de abelisaurios que eran de menor tamaño.
Cerca de la localidad de Plaza Huincul, científicos del Conicet, la Universidad Nacional de Río Negro y del Museo Paleontológico Egidio Feruglio de Chubut encontraron restos fósiles de un depredador desconocido de abelisaurio. Lo llamaron Elemgasem nubilus. Le pusieron “Elemgasem” como homenaje al dios que ha sido considerado como “el padre de vida” por la comunidad indígena tehuelche. También se llama “nubilus” porque en latín significa “días nublados”.
“La niebla es poco común en el clima semiárido de la Patagonia, pero fue muy persistente durante los días en los que se descubrieron sus fósiles”, según explicó Mattia Baiano, el primer autor del trabajo que formó parte de su tesis como becario doctoral del Conicet bajo la dirección de Rodolfo Coria. Hizo la investigación en el Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología, que depende del Conicet y la UNRN, y en el Museo Municipal Carmen Funes. Baiano es italiano y se vino a formar en paleontología en la Argentina.
El ejemplar de Elemgasem nubilus que encontraron estuvo vivo hace aproximadamente 90 millones de años. Los científicos describieron el hallazgo de la nueva especie en un trabajo publicado hoy en la revista Papers in Palaeontology.
La nueva especie presenta dos importantes singularidades, señaló Rodolfo Coria en diálogo con Infobae: “El dinosaurio Elemgasem nubilus representa una forma de abelisaurio de pequeño tamaño. Tiene casi la mitad del tamaño en comparación con los otros miembros de la familia. Lo sabemos por los estudios paleohistológicos que le hicimos a los fósiles. Indica que la diversidad paleoecológica de los abelisaurios es mucho más amplia que la que se sospechaba”.
Además, según Coria, el Elemgasem es el primer abelisaurio de la Formación Portezuelo. Se trata de una formación geológica ubicada en las actuales provincias de Mendoza, Río Negro y Neuquén. Allí, ya se habían encontrado otras especies de dinosaurios como Megaraptor, Unenlagia (un corredor que tenía los miembros delanteros con forma de alas) y Patagonykus. Se puede afirmar en la Formación Portezuelo, existió la asociación de terópodos de tamaño mediano más diversa de América del Sur, de acuerdo con Coria.
“A partir de análisis histológicos de los fósiles, determinamos que el ejemplar, un bípedo carnívoro que comía principalmente animales herbívoros, tenía una edad mínima de ocho años. Era un individuo sexualmente maduro, pero todavía no había terminado de crecer”, comentó Baiano. El ejemplar de la nueva especie tenía una longitud aproximada de cuatro metros desde la cabeza a la cola y una altura cercana a los dos metros.
Elemgasem nubilus se contaba dentro de los principales grupos de depredadores y estaba estrechamente emparentado con otros terópodos abelisáuridos de Argentina llamados Brachyrostra que incluye especies como Carnotaurus, Aucasaurus y Skorpiovenator. Esta familia de dinosaurios predominó en la fauna carnívora durante el Cretácico Superior (entre 100 y 66 millones de años atrás) de Gondwana, un continente formado por lo que ahora es América del Sur, la Antártida, India, África y Australia.
Coria, quien es director emérito del Museo Municipal Carmen Funes, en la ciudad de Plaza Huincul, sostuvo que “Elemgasem representa una pieza clave en el rompecabezas de la evolución de este grupo, que comenzó a armarse con los primeros hallazgos de José Bonaparte”. Este paleontólogo de vertebrados fue quien había liderado campañas que llevaron a las primeras descripciones de los abelisaurios en el mundo. Fue en la década de 1980.
“Ya conocíamos formas de abelisaurios en horizontes más antiguos (como el Cenomaniano) o más modernos (como el Campaniano), por lo que era predecible que los hubiera en tiempos intermedios. Lo que no nos imaginábamos era encontrar un abelisaurio de tamaño comparativamente pequeño como Elemgasem, cuya talla es netamente inferior de la del resto de especies del grupo como Carnotaurus, Aucasaurus o Skorpiovenator. Los estudios paleohistológicos permitieron estimar una adultez temprana para el individuo al momento de su muerte. Es decir, que de haber vivido, no habría crecido mucho más”, agregó Coria quien se formó como paleontólogo con Bonaparte y también es director de la carrera de Paleontología en la UNRN.
En tanto, otro de los coautores, Diego Pol, investigador del Conicet en el Museo Paleontológico Egidio Feruglio, planteó: “Cada vez que nos enfrentamos a una época del pasado del planeta en la cual hubo grandes extinciones nos preguntamos por qué algunas especies sobrevivieron y otras no. ¿Es simplemente un factor azaroso o las especies que sobreviven suelen tener algún factor en común que explique su supervivencia? Lo difícil es encontrar las especies sobrevivientes justo en la época de estas extinciones, porque si encontramos sus descendientes diez millones de años después de la extinción estaremos viendo especies ya muy modificadas. Creo que Elemgasem nos aporta un poco de información sobre este aspecto y será un dato que en el futuro nos ayudará a comprender uno de los tantos eventos de extinción parcial que sufrieron los dinosaurios en su historia”.
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