Con 40.363 confirmados en 86 países, y 12 muertos reportados en todo el mundo, la viruela del mono fue declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una emergencia internacional hace poco más de un mes. Es que el brote preocupa a las autoridades sanitarias, debido a que es el primero de tal magnitud que ocurre desde 2003 fuera de África, donde la enfermedad es endémica desde 1970.
Una característica definitoria de la afección son las lesiones cutáneas, típicas de la infección viral, que en un comienzo se asemejan a un grano y pueden verse como protuberancias llenas de pus (pústulas) con enrojecimiento alrededor. Después de eso, la erupción pasa por diferentes fases, incluidas las pústulas que progresan hasta convertirse en ampollas que eventualmente forman costras.
Los especialistas recomiendan cubrir estas lesiones en su fase activa, ya que al igual que ocurre con otras enfermedades eruptivas, son contagiosas hasta que la erupción se haya curado por completo. Desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EEUU (CDC por sus siglas en inglés) aseguran que las lesiones ya no son contagiosas cuando las costras se caen y se forma una nueva capa de piel.
Y si bien las lesiones de la viruela del mono inevitablemente formarán costras, ya que ese es un paso en la dirección correcta en términos de infección, las llagas debajo pueden tardar en cicatrizar. Así es que, una vez curadas, las lesiones a veces pueden dejar cicatrices y decoloración en la piel, que pueden ser duraderas o incluso permanentes.
“En algunos casos, los pacientes pueden desarrollar cicatrices deprimidas o atróficas que pueden parecerse a las observadas después de una infección de varicela o con acné severo”. La doctora Trisha Dasgupta es dermatóloga certificada por la junta de Dermatología de Filadelfia, y agregó que “estas cicatrices pueden tener diferentes apariencias y grados de gravedad”.
Según indican los especialistas, las lesiones en la cara, si bien son las que más preocupan a los pacientes, a menudo sanan mejor que las lesiones en otras partes del cuerpo, que pueden ser firmes, con picazón e incluso dolorosas.
Cuál es la mejor manera de cuidar el brote para evitar las cicatrices
Una de las mejores maneras de minimizar el problema es prevenir la cicatriz con un buen cuidado de la herida durante el proceso activo del virus y la curación.
“La mejor manera de prevenir las cicatrices es cuidar bien la piel. Hoy en día, creemos que sanar en condiciones húmedas es mejor que simplemente dejar que una costra se seque y se endurezca”, señaló la profesora de dermatología en la Universidad de Yale Christine Ko.
Con ella coincidió la médica dermatóloga Agustina Vila Echagüe, quien ante la consulta de Infobae sostuvo que “ahora se considera que la curación de heridas deja menos secuelas cuando cicatrizan con humedad”. “En el caso de la viruela del mono cuando las lesiones están activas se ven irritadas, coloradas y dan prurito -describió la especialista miembro de la Sociedad Americana de Medicina y Cirugía Láser (ASLMS por sus siglas en inglés) y de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD)-. La recomendación es utilizar jabones de limpieza neutros sin restregar y aplicar ungüentos vaselinados u otro tipo, y dependiendo de la picazón tal vez un corticoide tópico”.
“Considere usar un jabón o limpiador suave, sin fragancia y sin colorantes para evitar cualquier irritación adicional cuando limpie el área todos los días”, aportó la dermatóloga certificada por la junta de Dermatología de Filadelfia Shoshana Grossman.
Y tras asegurar que “este tipo de lesiones contagian por lo que no hay que rascarlas ni tocarlas”, Vila Echagüe aconsejó que “es mejor cubrirlas para no contagiar a otros o auto contagiarse”. “Si rascamos las lesiones es muy posible que queden cicatrices, desde lesiones hipopigmentadas a lesiones colorados eritematosos o deprimidas tipo en sacabocados”, agregó.
Así, según se ve, si bien es posible que las cicatrices de las lesiones de la viruela del mono no se pueden prevenir por completo, hay medidas que puede tomar para disminuir el riesgo de cicatrices, todas relacionadas con el cuidado de la piel.
Otras recomendaciones para tener en cuenta
- Protección solar: “El uso de protector solar una vez que no tenemos lesiones activas es lo principal para disminuir la posibilidad de manchas”, aseguró Vila Echagüe.
“Es una de las formas más simples y efectivas de minimizar la apariencia de las cicatrices después de que las lesiones de viruela símica hayan sanado”, agregó Grossman. Los dermatólogos recomiendan un protector solar de amplio espectro con un SPF de al menos 30 para reducir la posibilidad de oscurecimiento de la piel.
- Tratamientos tópicos: Para áreas completamente curadas, el uso de exfoliantes químicos como alfa-hidroxiácidos y retinoides tópicos puede ser útil para reducir la posibilidad de algunos tipos de cicatrices al aumentar la renovación de las células de la piel y estimular el crecimiento de colágeno saludable.
“El factor limitante de estos tratamientos es la tolerabilidad en términos de sequedad o irritación; no deben usarse en lesiones activas -explicó Grossman-. La clave de usar estos tratamientos tópicos es comenzar lentamente, solo un par de veces a la semana para comenzar, aumentando gradualmente al uso nocturno”.
- Inyecciones de esteroides: Para cicatrices hipertróficas o queloides más gruesas se puede inyectar un medicamento con esteroides directamente en las áreas problemáticas.
“El objetivo del esteroide es calmar cualquier inflamación residual y aplanar las áreas elevadas. Mientras que los esteroides sistémicos, como las píldoras, las inyecciones intravenosas o intramusculares, pueden tener efectos secundarios internos no deseados, los esteroides intralesionales permanecen localizados en la piel y se toleran muy bien”, sumó Grossmann.
- Tratamientos láser: Según la ubicación de la cicatriz y el tipo de piel del paciente, los láseres se pueden usar para ayudar a mejorar la apariencia de las cicatrices que son blancas o de apariencia más clara que la piel circundante. Los láseres deben usarse con cuidado en los tipos de piel más oscuros y los láseres fraccionados son un enfoque láser específico que disminuye el tiempo de inactividad después de los láseres y puede ser más seguro en pacientes con tonos de piel más oscuros.
“Pasada la infección y después de ver el tipo de cicatriz que quedó éstas se pueden tratar con equipos láser desde un colorante pulsado a un CO2 o Erbium fraccionado”, destacó Vila Echagüe.
Sin embargo, pese a éstas y otras alternativas de las que dispone la medicina, “la mayoría de las cicatrices mejoran por sí solas con el tiempo, especialmente con una buena protección solar”. “Puede tomar de seis a 12 meses para la maduración completa de la cicatriz. Esto es especialmente para las cicatrices hiperpigmentadas, que pueden tardar muchos meses en desaparecer -explicó Ko-. Idealmente, una cicatriz se verá más cerca del color normal de la piel que la rodea dentro de cuatro a cinco semanas, pero a veces las cicatrices pueden tardar más en remodelarse y asentarse, incluso hasta un año”.
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