El cáncer es la principal causa de morbilidad y muerte en el mundo, con una tasa general de incidencia de 448 por cada 100.000 personas y una tasa de mortalidad de 156 por 100.000 enfermos. Las tasas de la mayoría de los tipos de cáncer son más altas en hombres que en mujeres por razones que aún no están claras.
La probabilidad de desarrollar cáncer a lo largo de la vida (incluidos los específicos de cada sexo) es aproximadamente igual para hombres y mujeres (40% frente a 39%, respectivamente).
Sin embargo, en aquellos que se ubican en sitios anatómicamente compartidos, la carga de cáncer es significativamente mayor entre los hombres que entre las mujeres.
Un estudio reciente publicado en CANCER, una revista revisada por pares de la Sociedad Estadounidense del Cáncer, concluyó que la causa podría radicar en las diferencias sexuales biológicas subyacentes en lugar de las diferencias de comportamiento relacionadas con el tabaquismo, el consumo de alcohol, la dieta y otros factores.
Comprender las razones de las diferencias sexuales en el riesgo de cáncer podría proporcionar información importante para mejorar la prevención y el tratamiento.
Para averiguarlo, Sarah S. Jackson, científica del Instituto Nacional del Cáncer, entidad integrada a los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, y un grupo de colegas, evaluaron las diferencias en el riesgo de cáncer entre 171.274 hombres y 122.826 mujeres de 50 a 71 años que participaron en el estudio NIH-AARP Diet and Health entre 1995 y 2011.
Según detectaron en los registros, durante ese tiempo, surgieron 17.951 nuevos cánceres en hombres y 8.742 en mujeres. La incidencia fue menor en los hombres que en las mujeres solo para los casos de tiroides y vesícula biliar, y los riesgos fueron de 1,3 a 10,8 veces mayores en los hombres que en las mujeres en otros sitios anatómicos.
Los mayores riesgos aumentados en los hombres se observaron en cáncer de esófago (un riesgo 10,8 veces mayor), laringe (un riesgo 3,5 veces mayor), gástrico (un riesgo 3,5 veces mayor) y cáncer de vejiga (un riesgo 3,3 veces mayor).
Según estos resultados, los científicos pudieron concluir que los hombres tenían un riesgo más elevado de la mayoría de los cánceres, incluso después de ajustar una amplia gama de comportamientos de riesgo y exposiciones cancerígenas.
De hecho, dichas diferencias entre los sexos solo representaron una proporción modesta del predominio masculino de la mayoría de los cánceres (que van desde el 11 % para el cáncer de esófago hasta el 50 % para el cáncer de pulmón).
Se ha pensado que las diferencias en el tabaquismo, el consumo de alcohol, la dieta, el acceso y el uso de la atención médica y la detección del cáncer entre hombres y mujeres son las causas supuestas de esta disparidad sexual.
Sin embargo, la mayoría de los estudios previos que investigaron las razones de la predominio masculino en el riesgo de cáncer se realizaron utilizando datos de registros de cáncer sin factores de riesgo a nivel individual.
“En el estudio actual, estimamos las diferencias de sexo en el riesgo de 21 tumores sólidos en sitios anatómicos compartidos, con especial énfasis en cuantificar el grado en que las diferencias en los comportamientos de riesgo (tabaquismo y consumo de alcohol), antropometría (índice de masa corporal y la estatura), los factores del estilo de vida (actividad física, dieta, uso de medicamentos) y los antecedentes médicos y familiares explicaron el mayor riesgo de cáncer en los hombres”, indicaron los investigadores.
Los hallazgos sugieren que las diferencias biológicas entre los sexos, como las diferencias fisiológicas, inmunológicas, genéticas y de otro tipo, juegan un papel importante en la susceptibilidad al cáncer de los hombres frente a las mujeres.
Los investigadores analizaron los hallazgos del estudio y señalaron que se debe implementar un enfoque multifacético para abordar las disparidades sexuales en el cáncer.
“La inclusión estratégica del sexo como una variable biológica debe imponerse a lo largo de todo el proceso del cáncer, desde la predicción del riesgo y la prevención primaria del cáncer, la detección del cáncer y la prevención secundaria, hasta el tratamiento del cáncer y el manejo del paciente”, afirmó Jackson.
La directora de la investigación explicó que examinar y abordar las disparidades de sexo en el cáncer y otras enfermedades es una búsqueda continua. “Los estudios trasnacionales que transforman de manera efectiva los hallazgos de investigación existentes en la práctica clínica son un medio escalable al alcance de la mano para lograr una medicina de precisión. Mitigarán y, en última instancia, pueden erradicar las disparidades sexuales en el cáncer”, concluyó.
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