Los 5,4 gramos de rocas y polvo del asteroide Ryugu que fueron transportados a la Tierra por la sonda espacial japonesa Hayabusa-2 son un tesoro increíble en manos de la ciencia que esta semana comenzó a develar sus misterios. Además de comprobar que el agua que se consume en el planeta Tierra podría haber llegado de asteroides, ahora se sabe que ese mismo material primigenio es más antiguo que nuestro propio Sistema Solar.
La presencia de este material presolar en Ryugu no es una sorpresa, ya que previamente se encontraron granos antiguos similares en varios meteoritos de condrita carbonácea, que son piezas de rocas espaciales ricas en carbono que sobrevivieron a la caída a través de la atmósfera terrestre para aterrizar en el planeta.
Los expertos hallaron que las partículas antiguas en las muestras de Ryugu están conformadas de carburo de silicio, un compuesto químico que no se encuentra naturalmente en la Tierra. Según los investigadores detrás del nuevo estudio, hay diferentes tipos de granos de carburo de silicio que se diferencian por lo que los científicos llaman sus firmas isotópicas, o la cantidad de neutrones en el núcleo de los átomos de carbono y silicio que forman el compuesto.
En el estudio, publicado en la revista Astrophysical Journal Letters, los investigadores detectaron los tipos de carburo de silicio previamente conocidos, pero también una forma extremadamente rara de silicato que se destruye fácilmente mediante procesos químicos que tienen lugar en los asteroides. El material se encontró “en un fragmento menos alterado químicamente que probablemente lo protegió de tal actividad”, dijeron los investigadores en un comunicado.
Fue en julio de 2019 cuando la misión japonesa Hayabusa2 aterrizó en Ryugu, un asteroide cercano a la Tierra que completa una órbita alrededor del sol cada 16 meses. La sonda trajo a la Tierra aproximadamente 5 gramos de polvo espacial, que ha sido analizado en laboratorios de todo el mundo desde su llegada a la Tierra en diciembre de 2020.
De hecho, en una investigación separada que también analiza material de Ryugu fue publicada o el martes 16 de agosto en la revista Nature Astronomy. Esa investigación encontró compuestos que no pueden soportar temperaturas superiores a 86 grados Fahrenheit (30 grados Celsius), lo que, combinado con otros hallazgos, sugiere que Ryugu se formó en el exterior de nuestro Sistema Solar y por alguna razón terminó cerca de la Tierra.
Los científicos detrás de esa investigación utilizaron un tipo diferente de análisis isotópico, así como una técnica llamada microscopía de rayos X de transmisión de barrido, entre otros estudios, según un comunicado que emitieron desde la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón, que gestiona la misión Hayabusa2. Ambos estudios son ejemplos de trabajos que se basan en traer muestras de asteroides a la Tierra para analizarlas con equipos terrestres.
“La oportunidad de identificar y estudiar estos granos en el laboratorio puede ayudarnos a comprender los fenómenos astrofísicos que dieron forma a nuestro sistema solar, así como a otros objetos cósmicos”, expresó Larry Nittler, científico planetario de la Universidad Estatal de Arizona y coautor del estudio de carburo de silicio.
Amionácidos hallados
Los aminoácidos y otras materias orgánicas procedentes del asteroide Ryugu “podrían proporcionar pistas sobre el origen de la vida en la Tierra”, según afirman investigadores de la Universidad de Okayama, en Japón. “El descubrimiento de aminoácidos capaces de formar proteínas es importante porque Ryugu no estuvo expuesto a la biosfera de la Tierra, a diferencia de los meteoritos”, señalan los expertos que también estudiaron las muestras de la roca espacial.
Por eso, “su detección demuestra que al menos algunos de estos componentes básicos de la vida en la Tierra podrían haberse formado en entornos espaciales”, añaden. Los investigadores identificaron 23 tipos diferentes de aminoácidos en 5,4 gramos de muestras de roca negra y polvo recogidas en el asteroide por la sonda japonesa Hayabusa-2, cuya cápsula regresó a la Tierra a finales de 2020 con su carga tras una misión de seis años.
El asteroide Ryugu (“Palacio del Dragón” en japonés), descubierto en 1999, se encuentra a más de 300 millones de kilómetros de la Tierra y tiene menos de 900 metros de diámetro. Los científicos creen que parte del material del asteroide se creó unos cinco millones de años después del nacimiento de nuestro Sistema Solar y no se calentó por encima de los 100 grados Celsius.
Las muestras de Ryugu “permiten pensar que los aminoácidos fueron traídos a la Tierra desde el espacio”, confirmó Kensei Kobayashi, astrobiólogo y profesor emérito de la Universidad Nacional de Yokohama. Otra teoría es que los aminoácidos se crearon en la atmósfera primitiva de la Tierra por medio de rayos. “Las partículas de Ryugu son, sin lugar a dudas, de los materiales menos contaminados disponibles en el sistema solar para estudios de laboratorio y las investigaciones en marcha sobre estas valiosas muestras van a expandir nuestro conocimiento de los procesos del temprano sistema solar”, concluyeron los científicos.
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