Más de 588 millones de personas han sido diagnosticadas con la enfermedad COVID-19 desde el inicio de la pandemia en el mundo. En los Estados Unidos, el promedio de casos se sitúa ligeramente por encima de los 100.000 diarios, aunque algunas personas se hacen testeos caseros que no se notifican oficialmente. Las hospitalizaciones también han disminuido modestamente en todo el país, con un descenso de alrededor del 3% desde finales de julio.
En el contexto de esa situación epidemiológica, las autoridades de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos decidieron relajar algunas de las pautas de prevención contra la infección por el coronavirus. Argumentaron que el país se encuentra “en un lugar diferente” con la pandemia, por las altas tasas de inmunidad de las vacunas y las infecciones anteriores.
También las autoridades sanitarias sostuvieron que se cuenta con dosis de refuerzos y medicamentos antivirales que bajan el riesgo de que se padezcan cuadros graves. Sin embargo, expertos de otras instituciones, como el doctor Eric Topol, director del Instituto de Investigación Traslacional Scripps, en California, han señalado algunas críticas a los cambios en las pautas de los CDC.
Con respecto al distanciamiento social, antes las directrices recomendaban que las personas que no estuvieran al día con sus vacunas “permanecieran al menos a dos metros de distancia de los demás” en espacios públicos cerrados. Ahora, la agencia aconseja que la población “evite estar en espacios muy concurridos” o que se mantenga a cierta distancia de los demás para reducir al mínimo su exposición al coronavirus. Esta recomendación -advirtieron- es importante especialmente para quienes tienen un alto riesgo de desarrollar un cuadro grave si se expone a la infección, como las personas mayores.
En relación a las mascarillas o barbijos, los CDC recomendaron que todas las personas mayores de dos años deben usarlas bien ajustados en espacios públicos cerrados cuando el nivel de circulación del virus en la comunidad sea elevado. En el caso de las personas que tienen un riesgo muy alto de tener cuadros graves, también deben usar cubrebocas cuando se registre un nivel intermedio de transmisión en la comunidad.
En cuanto a los contactos estrechos los CDC solían recomendar que si la persona no estaba vacunada y había estado cerca de alguien con COVID-19, debía aislarse por 5 días. En cambio, los contactos estrechos que sí estaban vacunados no necesitaban aislarse. Con el cambio que hicieron, ningún contacto estrecho -esté o no vacunado- debe estar aislado.
En relación a las mascarillas o barbijos, los CDC recomendaron que todas las personas mayores de dos años deben usarlas bien ajustados en espacios públicos cerrados cuando el nivel de circulación del virus en la comunidad sea elevado. En el caso de las personas que tienen un riesgo muy alto de tener cuadros graves, también deben usar cubrebocas cuando se registre un nivel intermedio de transmisión en la comunidad.
Para disminuir el riesgo de falsos negativos, las personas que no tienen síntomas deben hacerse al menos tres pruebas con 48 horas de diferencia, de acuerdo con una nueva recomendación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). Las personas que sí tienen síntomas de COVID-19 deben hacerse al menos dos pruebas con 48 horas de diferencia.
En tanto, si los testeos dan positivos, las personas deben aislarse en el hogar por lo menos cinco días y mantener cierta distancia de quienes viven en el mismo espacio. Si ya no hay síntomas en el tiempo del aislamiento o si los síntomas van mejorando y no se detecta fiebre durante por lo menos un día, la persona con COVID-19 puede salir de su casa después del quinto día.
Antes recomendaban que las personas con COVID-19 usaran mascarilla durante 10 días completos. En cambio, ahora pueden quitarse el barbijo más pronto si dan negativo en dos pruebas rápidas de antígenos, realizadas, al menos, con 48 horas de diferencia. Las demás deben seguir usando cubrebocas durante 10 días.
Las personas cuya infección de coronavirus va de moderada a grave, o cuyo sistema inmunitario está afectado, deben aislarse al menos durante 10 días. Y si los síntomas regresan después de estar aislados, el paciente tiene que volver a empezar su periodo de aislamiento.
Según las nuevas directrices de los CDC, los niños que han estado en contacto directo con algún enfermo de COVID-19 no tienen que quedarse en casa. Tampoco es necesario que las escuelas realicen pruebas frecuentes para que estos niños sigan acudiendo al aula, en la mayoría de los escenarios ya no son necesarios ni el rastreo de contactos ni las pruebas de vigilancia de rutina para las personas asintomáticas.
“Recibimos con beneplácito estas directrices”, dijo Randi Weingarten, la presidenta de la Federación Estadounidense de Profesores en un comunicado. “Cada educador y cada padre comienza cada año escolar con gran esperanza, y este año aún más. Después de dos años de incertidumbre y trastornos, necesitamos un año lo más normal posible para poder centrarnos como un láser en lo que los niños necesitan”.
Sin embargo, no todos los expertos coinciden. El doctor Topol consideró en un artículo de opinión publicado en el diario The Guardian que “lamentablemente, los CDC perdieron una oportunidad de ayudar a proteger a las personas mayores y a los altamente vulnerables”.
Ya a finales de diciembre de 2021, con la embestida de la ola por la variante Ómicron BA 1, “los CDC propusieron una política de aislamiento de cinco días sin ninguna prueba de que fuera a evitar la propagación de las infecciones a otras personas, y sin defender la necesidad de realizar pruebas rápidas de antígenos”, señaló Topol. “De hecho, múltiples estudios han demostrado que la mayoría de las personas siguen siendo infecciosas después de cinco días, con incluso una evaluación rigurosa que muestra el virus que se puede cultivar de algunas personas con infecciones por Ómicron a las dos semanas”, afirmó.
“Acabar con el aislamiento eligiendo arbitrariamente un tiempo de duración corto, con o sin síntomas, y abogando por la mascarilla, ha promovido sin duda la propagación de las infecciones. Al seguir respaldando firmemente esta orientación defectuosa de los CDC, nuestra agencia de salud pública ha fracasado en su misión homónima de controlar y prevenir la enfermedad de COVID-19″, sostuvo Topol.
También el experto criticó que los CDC consideren que las dos dosis de las vacunas se definan como “totalmente vacunado”. Esto hizo que muchas personas consideraran que las dosis de refuerzo no sean necesarias. Por eso, hoy la tasa de aplicación de dosis de refuerzo de los Estados Unidos es baja. Solo alcanzó al 32% de la población. Chile superó el 99% de cobertura con refuerzo. Uruguay llegó al 82% y la Argentina al 66%.
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