Aunque ya se conocen varios factores que influyen en el resultado del tránsito cuando una persona se contagia de COVID-19, los marcadores genéticos que pueden predecir el resultado de la enfermedad en pacientes hospitalizados aún son muy escasos. Ahora, casi por casualidad, un equipo de científicos del Hospital Universitario de de Duisburg-Essen en Alemania descubrieron un sorprendente dato a partir de información de 1570 pacientes que dieron positivo en la prueba de Sars-CoV-2. Los especialistas encontraron, además de las condiciones ya conocidas, un factor que aparentemente decide la gravedad de la infección de una persona.
“Particularmente sorprendente y hasta ahora un hallazgo completamente nuevo es que la variante genética GNB3 TT reduce el riesgo de morir en un 35 por ciento”, dice Birte Möhlendick, líder del estudio. Asimismo, los investigadores lograron concluir que los pacientes con casos leves tienen mejores respuestas inmunitarias al inicio de la infección por la misma causa.
Una respuesta inmune temprana y adecuada juega un papel importante en el curso de Covid-19. “En este estudio consideramos, por un lado, si los pacientes con cursos de diferente gravedad tenían diferentes respuestas inmunitarias y si la variante del gen en GNB3 podría ser la responsable de esto”, explica Möhlendick, además científico del Instituto de Farmacogenética de Alemania-. Como hemos informado en nuestro documento, también pudimos reconfirmar datos que se vienen observando en otras investigaciones, como que una edad más joven y la ausencia de enfermedad cardiovascular o diabetes reduce a la mitad el riesgo de morir después de la infección por SARS-CoV-2″.
Para su análisis, los médicos reevaluaron los datos recopilados entre marzo de 2020 y junio de 2021. De los 1570 pacientes estudiados, 205 (13 por ciento) tuvieron un curso leve, 760 (48 por ciento) tuvieron que ser hospitalizados, 292 (19 por ciento) fueron tratados en terapia intensiva y 313 (20 por ciento) finalmente fallecieron a causa de la infección.
Según informan los investigadores en la investigación que acaba de publicar la revista especializada Frontiers in Genetics, la corta edad de los pacientes y la ausencia de enfermedades cardiovasculares y diabetes que presentaban al momento de contagiarse ya fueron dos indicadores suficientes para producir una reducción del riesgo de muerte a la mitad.
Sin embargo, los especialistas también encontraron que la variante del gen GNB3 TT es particularmente común en pacientes con cursos leves, según analizaron, porque el gen influye en la respuesta de las células T del sistema inmunitario “GNB3 afecta la respuesta de las células T del sistema inmunitario a la infección”, indica Möhlendick. En pacientes con un curso leve, los investigadores observaron que combaten el virus con mucha más fuerza en la fase temprana de la infección. Aparentemente, aquellos que portaban el gen pudieron reaccionar mejor al virus.
Alrededor del diez por ciento de los europeos portan el gen. Dado que el estudio solo contó con público para la investigación hasta junio de 2021, las variantes posteriores a esa fecha, como, por ejemplo, Omicrón, que se descubrió pasado ese período, no fue un dato contrastado en el presente documento, aunque los especialistas se encuentran en seguimiento de su análisis con nuevas estadísticas obtenidas con posterioridad a la fecha de su primer documento.
Estudios anteriores ya habían demostrado que los genes pueden desempeñar un papel de valor en el tránsito de la enfermedad por coronavirus. Las personas infectadas con COVID con una variante genética diferente tienen tres veces más probabilidades de necesitar asistencia respiratoria artificial, como descubrió un equipo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, en Alemania en 2020. El grupo sanguíneo de una persona también influye en la facilidad con la que se infecta el virus y la gravedad de la enfermedad.
“En base a nuestras recientes observaciones, por el presente estudio proporcionamos un biomarcador de pronóstico adicional, que podría usarse en diagnósticos de rutina como un factor predictivo de la mortalidad por COVID-19 ya en el momento de la hospitalización”, concluye Möhlendick.
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