Descubrieron cómo restaurar la circulación sanguínea y otras funciones celulares en cerdos muertos

Expertos de la Universidad de Yale realizaron ensayos con una tecnología que podría mantener en buen estado durante más tiempo órganos que están siendo trasplantados

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Foto de archivo de cerdos
Foto de archivo de cerdos en un granero en Preston, Inglaterra (Foto de Nathan Stirk/Getty Images)

Científicos en Estados Unidos han logrado restaurar la circulación sanguínea y otras funciones celulares en cerdos una hora después de que fallecieran, según revela un estudio publicado este miércoles en Nature.

La investigación, desarrollada por expertos de la Universidad de Yale, demuestra que es posible ralentizar el rápido deterioro que sufre el organismo después de la muerte, lo que podría tener aplicaciones útiles para alargar la vida.

La administración de un líquido protector de células especialmente diseñado para órganos y tejidos, podría, por ejemplo, mantener en buen estado durante más tiempo órganos que están siendo trasplantados, al tiempo que ampliaría la disponibilidad de éstos, destacan los autores en un comunicado.

“Todas las células no mueren inmediatamente, hay una serie de eventos más prolongados. Se trata de un proceso sobre el que se puede intervenir, detener y restaurar algunas funciones celulares”, explica unos de los coautores, David Andrijevic, de la Escuela de Medicina de Yale.

Este trabajo, recuerdan, parte de una investigación anterior (2019) con la que restauraron la circulación sanguínea y ciertas funciones celulares en el cerebro de un cerdo muerto a través de esta nueva tecnología, que denominaron “BrainEx”.

“Si entonces fuimos capaces de restaurar algunas funciones celulares en un cerebro muerto, un órgano conocido por ser más susceptible a la isquemia, nos planteamos si se podría lograr algo similar con otros órganos vitales trasplantables”, expone Andrijevic.

Las imágenes de la izquierda
Las imágenes de la izquierda muestran células de hígado (panel superior) y riñón (panel inferior) de cerdos de control; las imágenes de la derecha muestran imágenes de cerdos tratados con OrganEx, que restauraron parte de la integridad del tejido y ciertas funciones celulares (Crédito: Yale School of Medicine)

Para este último estudio, el equipo liderado de nuevo por el experto Nenad Sestan administró una versión modificada de “BrainEx”, llamada “OrganEx”, a todo el organismo de un cerdo, no solo al cerebro.

Esta tecnología, señalan, está compuesta por una máquina de perfusión, similar a las que imitan el trabajo del corazón y pulmones durante trasplantes, y por un fluido experimental que contiene compuestos que pueden mantener la salud celular y evitar la inflamación en todo el cuerpo del cerdo.

Así, a los animales, previamente anestesiados, se les aplicó el tratamiento con “OrganEx” una hora después de inducir un paro cardiaco.

Seis horas después, los expertos constataron que ciertas funciones celulares clave seguían activas en muchas zonas del organismo de los cerdos, como en el corazón, hígado y riñones.

Asimismo, lograron restaurar algunas funciones en el corazón, donde detectaron evidencias de actividad eléctrica, con lo que este órgano mantuvo su capacidad para contraerse.

“También conseguimos restaurar la circulación por todo el cuerpo, lo cual nos sorprendió”, celebra Sestan, quien precisa que, normalmente, cuando el corazón se para, los órganos comienzan a hincharse y el colapso de los vasos sanguíneos bloquea la circulación.

Este tratamiento en cerdos descubrió
Este tratamiento en cerdos descubrió que ciertas funciones celulares clave seguían activas en muchas zonas de sus organismos horas después de su muerte (Foto: Nathan Stirk/Getty Images)

No obstante, observa, los órganos de los cerdos fallecidos tratados con “OrganEx” parecía que “funcionaban”.

Como ya ocurrió con el experimento efectuado en 2019, los expertos hallaron ahora pruebas de que algunas zonas del cerebro recuperaron su actividad celular, si bien no detectaron actividad eléctrica organizada que indicase la existencia de consciencia.

Por contra, sí observaron la presencia de movimientos musculares involuntarios y espontáneos en la cabeza y cuello de los animales, lo que sugiere que retuvieron ciertas funciones motoras, señala Sestan.

Con información de EFE

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