Desde diciembre de 2019 se han reportado más de 565 millones de casos de personas diagnosticadas con el COVID-19, y más de 6,3 millones han fallecido. El coronavirus que causa la enfermedad fue evolucionando y dio lugar a variantes más transmisibles, como Ómicron y sus sublinajes BA.4 y BA.5 que hoy están circulando más en el mundo. Con esas variaciones del virus, también fueron cambiando la frecuencia de algunos síntomas en las personas que adquieren la infección.
BA.5 es un subtipo de la variante Ómicron de COVID. En los Estados Unidos pasó a ser la subvariante predominante cuando se hace los estudios de vigilancia genómica a partir de las muestras de pacientes: ya se la detectó en un 77,9% de los casos muestreados en la semana que terminó el 16 de julio, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. Mientras tanto la ola de casos en ese país también va en aumento. También la circulación de la subvariante BA.5 avanza en diversos países de América Latina.
Los científicos consideran que la subvariante BA.5 es aún más transmisible que los otros sublinajes de Ómicron, que ya eran muy infecciosas. Sin embargo, todavía hay muchas incógnitas, como por ejemplo si causa o no una enfermedad más grave. Se ha informado de que la BA.5 podría causar síntomas ligeramente diferentes a los de los tipos anteriores de Ómicron.
Consultada por Infobae, la médica Leda Guzzi, de la comisión de Comunicación de la Sociedad Argentina de Infectología, afirmó: “Hubo un viraje en cuanto a los síntomas a medida que la pandemia fue evolucionando. Al comienzo de la pandemia, prevalecían la tos, la fiebre, la falta de aire y la pérdida del olfato y del gusto. Un 20% de los pacientes presentaba compromiso pulmonar grave con neumonía, que requería hospitalización en diferentes niveles, sala común o terapia intensiva según la magnitud”.
A medida la propagación del coronavirus continuaba en diferentes ola, “comenzaron a prevalecer síntomas gastrointestinales y la cefalea”, señaló Guzzi. Pero hubo cambios tras la inmunización contra el COVID-19, que redujo el número de pacientes con complicaciones por la infección y salvó millones de vidas.
“Con la evolución de la vacunación que previene las formas graves y con el advenimiento de Ómicron -que tiene menos afinidad por las células pulmonares y más por las bronquiales-, se hicieron más presentes los síntomas de vía aérea superior”, agregó la experta. De esa manera, señaló que hoy es más frecuente que las personas con COVID-19 tengan síntomas más similares a los del resfrío, con rinorrea o goteo nasal, congestión. A veces los pacientes tienen lagrimeo, a veces disfonía. También tos, cefalea y malestar”.
De acuerdo con el profesor Luke O’Neill, del Trinity College de Dublín, en Irlanda, los pacientes con COVID-19 por la subvariante BA.5 tienen otro síntoma que no estaba en las fases de la pandemia durante los dos primeros años. “Un síntoma adicional del BA.5 que he visto son los sudores nocturnos”, contó O´Neill. Otra diferencia, según la doctora Julianne Burns, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas del Stanford Children’s Health de California, Estados Unidos, es que “los síntomas gastrointestinales pueden ser más comunes en los niños.”
En el Reino Unido, se hace un seguimiento por una aplicación en el celular que forma parte del estudio Zoe COVID. En el último reporte, los síntomas más frecuentes de las personas con COVID-19 fueron dolor de garganta, dolor de cabeza, secreción nasal y tos. Los datos se analizaron en colaboración con investigadores del King’s College de Londres y con el apoyo del NHS, que es el sistema de salud pública del país.
Allí también se registró un cambio. Se notó que la fiebre y la pérdida del olfato o el gusto, que hace unos meses eran síntomas mucho más frecuentes de la enfermedad, se han vuelto ahora menos comunes. Otros síntomas como la voz ronca, los estornudos, el cansancio y los dolores musculares aumentaron su frecuencia en el ranking de síntomas de la enfermedad COVID-19.
En los casos de los niños, tienden a tener más síntomas gastrointestinales, como náuseas, dolor abdominal, vómitos y diarrea, en comparación con los adultos, dijo la doctora Claire Bocchini, especialista en enfermedades infecciosas del Texas Children’s Hospital, en los Estados Unidos. Algunos niños suelen tener el “crup” como una infección de las vías respiratorias superiores que obstruye la respiración y provoca una tos “perruna”.
La médica Bocchini dijo que el curso normal de la enfermedad es de “una a dos semanas de síntomas agudos”, pero los que son hospitalizados pueden tener la enfermedad durante mucho más tiempo. “Estamos muy familiarizados con las hospitalizaciones prolongadas por complicaciones del COVID”, dijo.
Hoy, hay pocos datos que avalen si una persona puede contraer la subvariante BA.5 dos veces, pero los expertos en salud dijeron que es poco probable que ocurra dentro del primer mes después de la infección. Pero si una persona se expone al COVID-19, es posible que se reinfecte con la misma variante entre dos y cuatro meses después de la infección.
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