El comportamiento de la pandemia, desde hace más de dos años, parece ser cíclico. Tras transitar un pico de casos y avanzar hacia una etapa de caída en los contagios, el surgimiento de una variante impulsa, nuevamente, un brote. Así ocurrió, incluso, luego de la aparición de las vacunas. El SARS-CoV-2 logró cambiar lo suficiente como para alcanzar a aquellos que se recuperaron de la infección o se vacunaron, aunque sin dar lugar a una nueva cepa. Ahora, la subvariante BA.5 de Ómicron gana terreno en todo el mundo de la mano de su mayor transmisibilidad y capacidad de evadir el sistema inmune.
Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Organización Panamericana de la Salud (OPS), además de expertos en infectología, virología, inmunología y neumología, por nombrar algunas especialidades, pusieron la lupa sobre la BA.5. Hace algunos días, la jefa técnica de la OMS, María van Kerkhove, alertó sobre el avance de las variantes de Ómicron y advirtió: “Estamos jugando con fuego al dejar que este virus circule a niveles tan intensos”.
Según la última actualización epidemiológica de la OMS, emitida el 13 de julio de 2022, la variante de Ómicron BA.5 se detectó en más del 50% de las muestras analizadas a nivel mundial, siendo que una semana antes se ubicaba en el 42%. Asimismo, resaltaron que “se han informado secuencias BA.5 en 89 países”. En tanto, desde la OPS alertaron que “la subvariante BA.5 de Ómicron parece propagarse más rápido que otras y se ha detectado en, al menos, 22 países y territorios de las Américas, donde es probable que se vuelva predominante”.
El organismo perteneciente a las Américas señaló, además, que “los casos se dispararon en Centroamérica (+54,9%) y aumentaron 2% en Sudamérica, mientras que disminuyeron 5,2% en el Caribe y 4,5% en América del Norte”, siendo que “una proporción cada vez mayor de casos está siendo causada por los sublinajes de Ómicron BA.4 y BA.5, que están generando nuevas infecciones en todo el continente”.
Alerta BA.5: la expansión de la subvariante de Ómicron
Al igual que advirtieron desde las organizaciones internacionales, las distintas naciones que detectaron a la BA.5 indicaron un alza en la cantidad de casos reportados, ya que puede afectar tanto a recuperados de la infección por COVID como a vacunados contra la enfermedad. Según los expertos, esto ocurre por la mayor transmisibilidad y la capacidad de evadir la respuesta inmune que tiene esta subvariante.
Ómicron desde noviembre pasado ha sido la variante de preocupación del coronavirus que predomina en el mundo. Según el investigador Eric Topol, fundador y director del Instituto Scripps Translational Science en La Jolla, California (Estados Unidos), la BA.5 está aumentando su frecuencia en el mundo y “es la peor versión del virus que hemos visto”, ya que llevó “el escape inmunológico, ya extenso, al siguiente nivel y, en función de eso, una mayor transmisibilidad”. “Se podría decir que no es tan mala porque no ha habido un aumento marcado de hospitalizaciones y muertes como se observó” con otro sublinaje de Ómicron.
“La BA.5 provocó un notable aumento de las hospitalizaciones en Portugal, donde se convirtió rápidamente en dominante, y actualmente tiene ese efecto, en grado variable, en muchos países europeos e Israel. A menudo queda enmascarado, ya que el aumento de la BA.5 se produce al mismo tiempo que el descenso de la BA.2 en varios países, y la magnitud de la oleada de BA.2 fue diferente entre los países”, señaló Topol, hace algunos días, en su newsletter personal.
En ese sentido, en diálogo con Infobae el virólogo Mario Lozano, doctor en Ciencias Bioquímicas y experto en Biología Molecular, había afirmado que “BA.5, junto a BA.4, están produciendo un aumento de casos en prácticamente todos los países europeos, incluso con una alta tasa de vacunación. Y eso ocurre por dos razones: aparentemente tiene una capacidad de contagio un poco mayor que la primera Ómicron, que a su vez era mayor que Delta. La segunda es porque escapa un poco más de la protección que nos dan las vacunas, o sea los anticuerpos”.
Con un aumento acelerado de su presencia en el mundo, por qué la BA.5 aún no genera alarma
Más allá del aumento de su presencia en el planeta, la BA.5 aún se mantiene como subvariante bajo seguimiento, siendo que todas las que se encuentran en esa lista pertenecen a Ómicron. Según los expertos, pese a que cuenta con un número elevado de personas susceptibles a contagiarse, los números de hospitalizados y fallecidos no se han incrementado como ocurrió con las anteriores variantes.
“No estamos detectando muchos de los casos porque tienen una sintomatología muy baja o, incluso, son asintomáticos. En presencia de las vacunas, a pesar de que estas variantes contagian más y producen más casos, no producen tantos casos que sean graves. Si bien, siempre que sucede un aumento de casos vemos como correlato un aumento de internaciones, de ocupación en las terapias intensivas y fallecimientos, esperamos que sean en menor proporción que las anteriores”, aseguró Lozano.
Mientras que el virólogo Víctor Romanowski, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Virología e investigador del Conicet, le explicó a Infobae: “La gravedad de la infección no es mayor, pero al evadir mejor la respuesta inmune podría dar lugar a más casos en vacunados y recuperados. Y como hay una pequeña proporción de individuos que sufren en forma más grave la enfermedad, el número total de casos que requieran hospitalización podría ser mayor”.
“Con un virus que infecta a muchas personas (BA.5 tiene un R0 de 15, es decir que un sujeto infecta a otros 15) obviamente aumenta el número de personas sintomáticas y algunas acaban en el hospital”, explicó Massimo Galli, un catedrático de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Milán, en declaraciones a la prensa local. Siendo que, pese a que afecte a los recuperados y vacunados, las inmunizaciones “siguen protegiendo de enfermedades graves, a pesar de una disminución fisiológica de la eficacia”.
La BA.5 de Ómicron: experta evasora del sistema inmunológico
Desde que el COVID-19 surgió como una enfermedad desconocida, a finales de 2019, hasta la actualidad, los expertos han advertido que las mutaciones surgen de la mano de los infectados. Según explicaron, los virus de ARN cuentan con un material genético más inestable que los microorganismos de ADN, es decir que cuentan con más fallas al reproducirse, generando mutaciones. Dicho de una forma coloquial, lo que ocurre con los virus se podría comparar con una fotocopiadora “vieja” que, tras realizar un gran número de copias, comienza a mostrar falta de tinta. Al final de cuentas, en poco se parecerán las primeras copias con las últimas.
Pero qué puede pasar cuando la inmunidad generada por la infección o la vacuna provoca la disminución en la población que puede enfermarse. Según los expertos, es la propia necesidad de subsistencia la que impulsa al virus a cambiar, perfeccionando algún aspecto de su comportamiento. “Es probable que el alto nivel de inmunidad en la población ejerza una presión de selección sobre el virus y el virus esté evolucionando para tratar de eludir esa inmunidad”, afirmó Daniel Barouch, director del Centro de Virología e Investigación de Vacunas del Beth Israel Deaconess Medical, en declaraciones a la revista Vox.
Cuando apareció Ómicron, los expertos advirtieron los escasos aspectos que podían vincularse con las otras variantes. Es más, contaba con tantas mutaciones que algunos estimaban que podría ser considerada una cepa y dejar su status de variante. “Los científicos no pudieron descifrar su herencia ya que no se parecía mucho a las principales variantes en circulación. Su antepasado más cercano conocido se remonta a 2020, tiempos antiguos en cuanto a la evolución del virus”, señalaron desde la publicación norteamericana.
Las teorías sobre el surgimiento de Ómicron son diversas. Algunos advierten que podría estar vinculado con un crecimiento “silencioso” y asintomático que, tras algún brote, impulsó su surgimiento. Otros lo relacionan con una mutación surgida de algún paciente con el sistema inmunitario debilitado, mientras que otra hipótesis aseguran que podría tratarse de un nuevo “salto zoonótico”, es decir que un animal traspasó este virus a un humano. Esta última es una postura que también se analiza sobre el surgimiento del SARS-CoV-2 y el COVID-19.
“Lo que llama la atención es la velocidad a la que estamos viendo evolucionar el virus”, afirmó Barouch. Es que al comparar el virus original de Wuhan (China) con Ómicron se evidencian más de 50 mutaciones, 30 de las cuales se encuentran en la proteína Espiga del virus, que son esas protuberancias que forman la “corona” y son las responsables de adherirse a las células humanas para comenzar la infección. En tanto, dentro de la familia Ómicron los cambios fueron “más sutiles” y solo algunas mutaciones diferencias a las subvariantes.
Emma Hodcroft, epidemióloga molecular de la Universidad de Berna, se refirió a estas últimas y señaló: “El hecho de que estas subvariantes de Ómicron se estén volviendo tan dominantes y arrasando en todo el mundo es diferente de lo que vimos, por ejemplo, con Delta, donde sus subvariantes (que nunca obtuvieron letras separadas) nunca dominaron de la misma manera”. En un trabajo publicado en New England Journal of Medicine, Barouch y su equipo señalaron que “la inmunidad existente tiene más dificultades para contrarrestar la BA.5, en comparación con las subvariantes de Ómicron anteriores”.
“La BA.4 y BA.5 evaden más eficientemente la respuesta inmune generada por las vacunas e incluso la inmunidad derivada de una infección previa con la BA.1″, puntualizó Romanowski. Mientras que Lozano destacó: “La BA.5 tiene un índice y una capacidad de contagio un poco mayor que que la primera Ómicron, que a su vez era mayor que que Delta, y escapa un poco más a la protección que nos dan las vacunas, o sea los anticuerpos que nosotros desarrollamos por la vacunación, o a la protección de los fuimos infectados previamente por las variantes previas, incluida la propia Ómicron”, señaló Lozano.
En tanto, Topol advirtió que la BA.5 llevó “el escape inmunológico, ya extenso, al siguiente nivel y, en función de eso, a una mayor transmisibilidad”, ya que hay diferencias importantes en la secuencia de la espiga. Aunque las mutaciones de la BA.5 se extienden más allá y se amplían a otras partes del virus. “Estas variantes acumulan cambios que ya vimos individualmente en otras variantes, pero todos aparecen sumados en el genoma de estos virus. Además, se combinan al mismo tiempo algunas de las capacidades de escapar a la protección de la vacuna, que tenían otros virus, junto con una mayor potencialidad y capacidad de infección”, señaló Lozano.
¿Podemos frenar a la BA.5 de Ómicron?
Aunque la BA.5 cuenta con una mayor transmisibilidad gracias a su capacidad de evadir la respuesta inmune generada por la infección previa o las vacunas, los expertos aclaran que, gracias a la vacunación, aquellos que enfrentarán los cuadros más graves serán menos. Sin embargo, según las últimas investigaciones, esto se relaciona con la cantidad de dosis aplicadas. Es decir que, mientras que para Alpha, Beta y Gamma dos dosis eran suficientes, para Delta se necesitaron tres (con refuerzo). En tanto, para Ómicron los expertos advirtieron la necesidad de aplicar un segundo refuerzo (o cuarta dosis).
“Los refuerzos ayudarían, y cabe destacar que para las personas de más de 50 años hay una reducción sustancial (14 veces) de la mortalidad, tal y como han documentado recientemente los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) para una cuarta inyección (publicada previamente por los investigadores de Israel en múltiples estudios observacionales). Esto supone una reducción del 99% de la mortalidad con 4 vacunas frente al 86% con 3 vacunas”, había explicado Topol.
Vale recordar que las nuevas variantes presentan síntomas muy similares a los de anteriores, tales como fatiga, tos, fiebre o dolor de cabeza (entre los más habituales); pero además se suman diarrea, dolor agudo de garganta e hipotensión ortostática (mareos súbitos en momentos muy concretos). Otros como la secreción nasal, el dolor muscular, la falta de olfato y gusto o la falta de aire también se mantienen, aunque son mucho menos frecuentes. Asimismo, señalaron que los síntomas son mucho más duraderos y se prolongan durante más de una semana. Además, al contrario que con las otras variantes, estas aparecen antes gracias al estímulo temprano del sistema inmunitario, especialmente en aquellas personas que están vacunadas.
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