La viruela del mono fue descrita por primera vez en 1958. En un año normal, se producen unos pocos miles de casos en África, normalmente en las partes occidental y central del continente. Pero los casos fuera de África se habían limitado a muy pocas personas que habían estado en África o a la importación de animales infectados.
Esta enfermedad se considera mucho menos peligrosa y contagiosa que la viruela, erradicada en 1980. Se manifiesta con síntomas gripales y erupciones cutáneas y generalmente se cura por sí sola después de dos o tres semanas. Ahora, el hecho de que desde mayo a la fecha el número de casos detectados fuera de África sea alrededor de 9.000 puso a las autoridades sanitarias en alerta máxima.
Y si bien los casos iniciales se detectaron en Gran Bretaña, Portugal y España, principalmente en hombres que tienen sexo entre ellos, la enfermedad se propagó a 57 países y existe la preocupación de que se extienda a grupos poblacionales vulnerables, como pacientes inmunocomprometidos o población infantil. De allí que los expertos quieran saber más acerca de su método de propagación y transmisibilidad.
Se sabe que la enfermedad se transmite por contacto directo con las lesiones de un paciente infectado o por superficies contaminadas por las mismas, pero se conoce poco sobre la posible presencia de virus en otras muestras biológicas, como saliva, orina o semen.
Un reciente estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y cuyas conclusiones fueron publicadas en la revista Eurosurveillance, detectó ADN viral de Monkeypox (MPX) en saliva, semen y otras muestras de pacientes infectados.
“Probamos 147 muestras clínicas recolectadas en diferentes momentos de 12 pacientes mediante PCR en tiempo real. Se detectó ADN de MPX en la saliva de todos los casos, a veces con cargas virales elevadas”, comenzaron a detallar los autores del trabajo en la publicación de sus conclusiones. Y ampliaron: “Otras muestras fueron frecuentemente positivas: hisopado rectal (11/12 casos), hisopado nasofaríngeo (10/12 casos), semen (7/9 casos), orina (9/12 casos) y heces (8/12 casos)”.
Y tras considerar que “estos resultados mejoran el conocimiento sobre la eliminación de virus y el posible papel de los fluidos corporales en la transmisión de enfermedades”, los investigadores señalaron que “la presencia de ADN viral no equivale necesariamente a la presencia de virus infeccioso; el próximo paso será tratar de aislar el virus a partir de dichas muestras”.
“Un par de estudios previos ya habían mostrado presencia ocasional de ADN viral en algunas muestras y en algunos pacientes, pero en este estudio mostramos la presencia frecuente de ADN viral en varios fluidos biológicos, particularmente en saliva, durante la fase aguda de la enfermedad, y hasta 16 días después del inicio de los síntomas en un paciente”, destacó Aida Peiró, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio.
A lo que el investigador de ISGlobal y uno de los líderes del equipo de trabajo Mikel Martínez, agregó: “Los resultados de nuestro estudio contribuyen a un mejor conocimiento sobre los mecanismos y la dinámica de la transmisión del virus, así como el posible papel de la transmisión por vía sexual”.
Todos los pacientes estudiados eran hombres adultos jóvenes que tienen sexo con hombres, de una edad media de 38,5 años. La mayoría (9/12) tenían antecedentes de infecciones de transmisión sexual (ITS) y tres pacientes tenían una ITS concomitante. Todos los pacientes fueron sexualmente activos con hasta diez parejas sexuales durante el último mes y siete estaban en profilaxis previa a la exposición al VIH. Tres informaron viajes a otras partes de España, pero ninguno informó una visita a las Islas Canarias o Madrid, donde la transmisión de MPX se rastreó inicialmente en España. Cuatro pacientes informaron contacto sexual previo con un caso confirmado de MPX.
Entre los síntomas que presentaban, 11 de 12 manifestó un síndrome sistémico inespecífico caracterizado por fiebre, mialgia, malestar general, mientras que en la mitad de los pacientes, las lesiones cutáneas estaban presentes en más de un lugar del cuerpo. Cuatro reportaron vacunación contra la viruela, mientras que en cinco no se registró esta información vacunal.
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