La pandemia generó un gran número de complicaciones. Ya sea en la propia atención de los afectados por el COVID-19 como en aquellos que padecen otras patologías, tales como la oncológica. Titulado como “El impacto de la pandemia de COVID-19 en el cuidado del cáncer en América Latina”, se realizó un estudio donde se analizó en qué situación se encuentra tanto el diagnóstico, como el tratamiento y la mortalidad de esta enfermedad. Además, Infobae dialogó con un experto para conocer la realidad argentina.
Según los especialistas, es esencial que se realice un diagnóstico precoz para que, cuanto antes, se inicie un tratamiento oncológico. Incluso, advirtieron que la rapidez en la detección les permite contar con un mayor número de terapias. Mientras que, por otro lado, una identificación tardía limita estas chances e impulsa un pronóstico “más sombrío”. Asimismo, señalaron que esta situación, sumada a la interrupción de las terapéuticas, provocará una caída en las tasas de sobrevida.
“La pandemia del COVID-19 ha comprometido los sistemas de salud en la región causando estragos en su capacidad de brindar cuidados a pacientes con patologías y enfermedades no transmisibles, como el cáncer”, señaló el documento, que se realizó en base a encuestas de percepción efectuadas a organizaciones de pacientes, profesionales médicos y centros oncológicos de 11 países. Según explicaron, se analizaron 18 variables claves relacionadas con el cuidado del cáncer y gracias a un modelo matemático se pudo estimar el impacto económico.
Cuál es la situación en América Latina
Según el trabajo, “todo lo vinculado a la atención del cáncer, desde su prevención hasta la supervivencia, se vio comprometido por la pandemia. En 2020, a un millón y medio de personas en América Latina y el Caribe le diagnosticaron cáncer”, siendo que ese mismo año se “registraron 700.000 fallecimientos convirtiéndose en la segunda causa de muerte en el continente”.
Tal y como expresaron, pese a que el impacto de la pandemia se evidenció a nivel mundial, en los países de América Latina, donde varias naciones son “más vulnerables debido a la existente falta de recursos y disparidades en cuanto a acceso al cuidado de la salud” estos efectos se profundizaron. Para destacar los aspectos más relevantes, los investigadores evaluaron principalmente en tres ámbitos:
1. Oferta de servicios para la atención del cáncer:
La encuesta arrojó que todos los participantes enfrentaron interrupciones en la atención habitual. Esto se debió a, en una mayor medida, “la saturación de los sistemas de salud”, pero también se vieron influenciados por “las cuarentenas, la prohibición de viajar, el miedo a infectarse, los métodos de precaución adoptados y las limitaciones financieras”. Dicho en cifras, esta situación se tradujo en:
- El 95% de las interrupciones de los tratamientos se extendieron durante todo el 2020, mientras que en 2021 ese número se ubicó en el 85%. “Las áreas más afectadas por las disrupciones en la región fueron las de cirugía y servicios de diagnóstico. En el caso de los países del Cono Sur (Argentina, Chile y Uruguay), se experimentaron retrasos en cirugías en un 69% y el 91% informó un aumento de la enfermedad avanzada al momento del diagnóstico”.
- El 80% de los participantes informó que los programas y las actividades de prevención del cáncer en la región se vieron afectados por la pandemia y el 96% señaló una disminución en la realización de mamografías, siendo que “el cáncer de mama es el más común en las mujeres de la región y a menudo es curable si se lo detecta en etapas tempranas”. “Los efectos derivados de estas demoras se verán en los próximos meses y años a medida que los pacientes presenten una enfermedad más avanzada”, alertaron los investigadores y resaltaron que “la combinación de los impactos económico y sanitario de la post pandemia probablemente sobrecargue a los sistemas de salud”.
2. Mortalidad:
- Mientras que en los países de altos ingresos la relación entre el aumento de la mortalidad por cáncer y la pandemia está ampliamente documentada, con un incremento que oscila entre el 20% y el 30%, en América Latina “no se dispone de datos similares”, aunque destacaron que “es probable que el impacto sea aún mayor”, por lo cual advirtieron que, al menos, “210.000 personas más morirían cada año en nuestra región a causa del cáncer”.
- Un 87% de los prestadores de atención oncológica de la región observaron un aumento en la mortalidad a causa del cáncer, debido a las demoras y las interrupciones que provocó la pandemia.
- El 93% de los médicos señaló que el cáncer estaba en etapa avanzada al momento del diagnóstico, que se traduce en un pronóstico más desfavorable y opciones de tratamiento limitadas para el paciente. Mientras que el 87% informó un incremento en los pacientes con recidiva de cáncer, es decir que repitieron la enfermedad tras culminar la convalecencia.
3. Impacto económico:
- El 89% de los pacientes admitió una disminución o pérdida de ingresos durante la pandemia, mientras que para los cuidadores ese número se ubicó en el 86%, según informaron desde las organizaciones de pacientes. “El aumento de los gastos de bolsillo destinados al tratamiento y al cuidado de los pacientes (contratación de cuidadores adicionales y la reforma del hogar debido a las restricciones de movilidad) crearon una situación que agravó la vulnerabilidad inherente a los pacientes con cáncer”, señalaron.
Además, destacaron que el rol de las mujeres como cuidadoras “se intensificó como consecuencia de la pandemia”, con lo cual “aumentó su vulnerabilidad económica y emocional”. “Muchos pacientes también informaron acerca de la pérdida de la cobertura de salud pública o privada”, advirtieron los investigadores y señalaron que esta situación, “que puede durar el mediano o largo plazo” afecta “directamente el acceso a la asistencia”.
- El 96% de los médicos estima que habrá una sobrecarga de pacientes con cáncer en su país después de la pandemia, siendo que “la mayoría cree que los sistemas de salud no están preparados para gestionar esta demanda acumulada en términos de asignación presupuestaria o de disponibilidad de personal de salud e instalaciones especializadas”. “En México y Perú alrededor del 70% de los encuestados observó reducciones de los presupuestos asignados a la atención oncológica por parte de sus centros de salud y del gobierno”, afirmó el documento.
Sobre este aspecto, los investigadores señalaron que “se estima un impacto económico total de hasta USD 10.700 millones por los retrasos en el diagnóstico e inicio del tratamiento del cáncer y las interrupciones del tratamiento”.
“La atención fragmentada de los pacientes con cáncer ha sido un problema recurrente en Latinoamérica, contrastando con el estándar contemporáneo del cuidado del cáncer, que incluye un abordaje coordinado con equipos multidisciplinarios. La pandemia, entre todos los desafíos que trajo, también agravó esta fragmentación, resultando en atención poco oportuna y muchas veces de calidad subóptima”, resaltó una de las autoras del estudio, la doctora Mariana Rico, directora médica del Americas Health Foundation.
Cuáles son las recomendaciones que realizaron los expertos sobre esta situación
Además de señalar las falencias, los investigadores realizaron un conjunto de recomendaciones para afrontar los futuros desafíos que deberán enfrentar los sistemas de salud para mejorar su capacidad de respuesta:
- Abogar por políticas públicas y programas de apoyo específicos destinados a abordar los nuevos problemas a los que se enfrentan los pacientes, tales como: el impacto económico sobre las organizaciones de pacientes. Es por eso que advirtieron que “las soluciones deben desarrollarse metódicamente y no solo con una perspectiva temporal a corto plazo”.
- Creación de un mapa de nuevos actores y programas, en especial para el ámbito social con el objetivo de establecer “sinergias que ayuden a los pacientes con sus nuevas necesidades y apoyen la sostenibilidad (económica) de las organizaciones”.
- Que los gobiernos reconozcan y comprendan “la carga de cáncer reprimida generada por la pandemia y desarrollen una estrategia dedicada e integral, con el objetivo de reducir la mortalidad”.
- “Asignar recursos suficientes al gasto en cáncer según la demanda reprimida y el impacto económico de la pandemia en la atención y el control del cáncer en cada país”, resaltaron los investigadores.
- Para ampliar la comprensión de los problemas asociados a la pandemia y a la atención del cáncer, recomendaron incorporar la perspectiva de género. De esto modo, se podrá reconocer “el impacto desproporcionado que sufren las mujeres y las niñas como pacientes y cuidadoras”.
- Continuar con los programas de prevención del cáncer e implementar estrategias para superar la brecha que se creó durante la pandemia, con el fin de lograr un diagnóstico e intervención oportunos.
- Desarrollar estrategias y garantizar la continuidad de la oferta de servicios de atención del cáncer (prevención, diagnóstico, cirugía, tratamiento y seguimiento) ante posibles futuros brotes y crisis sanitarias.
- Enfrentar la escasez y la mala distribución de los recursos en la región, optimizando los recursos humanos existentes y aprovechando la tecnología.
- Impulsar e implementar una campaña de comunicación y concientización hacia “el personal de salud, los pacientes y a sus cuidadores para que afronten la nueva realidad y adopten las lecciones aprendidas como parte integral de la nueva normalidad”
- “Fomentar la investigación local sobre los impactos de las diversas medidas, adaptaciones y decisiones tomadas en la prestación de cuidados oncológicos a la luz de la pandemia para crear un enfoque basado en la evidencia para el futuro”, agregaron los expertos.
“Los periodos de falta de atención en los servicios de salud, así como el impacto económico de los mismos servicios por la atención del COVID-19, ha generado una ‘masa’ de pacientes que no vienen siendo atendidos regularmente”, destacó el doctor Franco Doimi, patólogo oncológico. En ese sentido, el también autor del estudio aseguró que la pandemia provocó “diagnósticos tardíos”, una situación que “probablemente continúe impactando en menor medida las tasas de curación de pacientes oncológicos”.
Doimi señaló, además, que “es de suma importancia mejorar el acceso de la población a los servicios de salud”, como así también “incrementar las capacidades de tratamiento multidisciplinario y descentralizado del cáncer con las nuevas herramientas que el COVID-19 nos obligó a utilizar como la Telemedicina”.
Cuál es la situación en la Argentina
En base al estudio “el impacto de la pandemia de COVID-19 en el cuidado del cáncer en América Latina”, que contó con el apoyo de Roche y fue desarrollado por expertos médicos y organizaciones como la Americas Health Foundation, el EY-Parthenon team, y el Catalyst Consulting Group, Infobae se comunicó con el doctor Rubén Torres (M.N 44335), médico especializado en Sistemas de Salud y Seguridad Social y Rector de la Universidad ISALUD.
“En todos los países, casi sin excepciones, hubo una disminución de prestaciones porque también hubo una disminución de la demanda, la gente tenía temor de acercase a los establecimientos sanitarios si no tenía síntomas de COVID-19 por las chances de contagio, además de las condiciones que tenía la pandemia. Esta situación se evidenció en todos los niveles, incluso en los servicios de oncología”, explicó a este medio Torres.
En ese tono, el experto resaltó que “disminuyeron todas las prestaciones, las consultas, los diagnósticos, los tratamientos y hasta las emergencias en todos los países, y en la Argentina el impacto también fue importante. De todos los aspectos, el de las consultas y los diagnósticos mostraron el impacto más importante, en línea con los niveles que se relevaron en toda América Latina. En otros campos no fue tan importante, hubo caídas pero no alcanzó a los niveles de la región”. Incluso, Torres destacó que la pandemia mostró un “trabajo mancomunado del sector publico y privado” en la Argentina
“Disminuyeron las consultas de urgencia y el ejemplo límite estuvo referido a las patologías oncológicas. Se retrasó la primera consulta, algunos pacientes que habían iniciado tratamientos los interrumpieron o los postergaron. Esto no siempre tiene que ver con la capacidad de respuesta de los prestadores, sanatorios y personal sanitario, si no que tiene que ver con una falta de solicitud por parte del paciente”, explicó Torres a Infobae.
En la Argentina, la cobertura médica respecto a los pacientes oncológicos se encuentra establecida en el Programa Médico Obligatorio (PMO) y cubre tanto a pacientes con cobertura médico-asistencial como a aquellos sin cobertura, según consta en el punto 7.3 del programa. “Tendrán cobertura al 100% por parte del Agente del Seguro (Obras sociales y prepagas) los medicamentos para uso oncológico según protocolos nacionales e internacionales aprobados por la autoridad de aplicación (ANMAT)”, afirma el documento, que además se refiere a los cuidados paliativos (punto 8.1).
“No hay ningún otro país de las Américas que tenga los niveles de cobertura que tiene la Argentina. En ese aspecto, el sistema de salud argentino es ejemplar, más allá de los enormes defectos e inequidades. El PMO cubre todo tipo de medicamentos y aquello que no lo cubre, se resuelve en tribunales a favor del paciente”, explicó Torres.
Asimismo, el experto destacó que estas consultas tardías o las interrupciones en los tratamiento tendrán consecuencias negativas en la salud y calidad de vida de los pacientes (como un aumento en la mortalidad) y en la situación económica personal y nacional. “No solo en la Argentina, esto tendrá una consecuencia global. La desatención o la demora en la atención de estas enfermedades se traduce en pérdida de días de trabajo y caída en la productividad. No hay estudio en casi ningún país sobre cuáles son los números reales del impacto, pero sabemos que existe y que continuará”, afirmó.
“Los datos actuales hablan que en la Argentina se está recuperando la normalidad en la atención de estos pacientes, la cual se inicio en plena pandemia. Argentina está en niveles de compensar, prácticamente, el tiempo perdido en aquellas cosas en las que puede compensarse. En otras, como un diagnóstico tardío o la desatención de la enfermedad, no se puede compensar absolutamente nada. El tiempo perdido es clave”, señaló Torres que, para concluir, destacó que “más allá de las críticas que se puedan hacer a las respuesta del sistema de salud argentino, la actividad conjunta pública y privada debe destacarse. Este trabajo conjunto fue el que hizo que, incluso en estos temas de demora de tratamiento de enfermedades crónicas, los efectos de la pandemia en la Argentina no fueron tan importante en relación a otros países”.
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