Si una persona adquiere la infección por el coronavirus, no permanece con inmunidad por mucho tiempo. Puede reinfectarse no solo una vez sino varias veces. Esas reinfecciones pueden tener un costo para el organismo: se pueden desarrollar secuelas transitorias o permanentes, según un nuevo estudio realizado en los Estados Unidos. Los resultados de ese trabajo son un llamado de atención para que las personas vayan a vacunarse contra el COVID-19, reciban las dosis de refuerzo y adhieran a los cuidados como el uso de barbijos o mascarillas, la ventilación cruzada, el lavado de manos y el distanciamiento.
El estudio fue realizado por Ziyad Al-Aly, investigador de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington junto con colaboradores de Health Care System. Analizaron los registros sanitarios de más de 5,6 millones de personas tratadas en el Sistema de Salud de la Administración de Veteranos de los Estados Unidos.
Al hacer la comparación con los que tenían una sola infección por COVID-19, los investigadores descubrieron que los que tenían dos o más infecciones registradas tenían más del doble de riesgo de morir y el triple de riesgo de ser hospitalizados en los seis meses siguientes a su última infección. También tenían un mayor riesgo de sufrir problemas pulmonares y cardíacos, fatiga, trastornos digestivos y renales, diabetes y problemas neurológicos.
“Lo que revela el estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington -dijo a Infobae la médica infectóloga Leda Guzzi, de la Sociedad Argentina de Infectología- es que padecer reinfecciones por COVID-19 no es inocuo. Cada evento implica un riesgo, que es propio de ese evento, y acumulativo de enfermar, requerir hospitalización y fallecer por cualquier causa. Eso es tanto para la fase aguda de la enfermedad como para el después de la enfermedad”.
De acuerdo con la doctora Guzzi, hay que tener en cuenta que cada vez que una persona tiene la infección por el coronavirus “aumenta la carga de enfermedad, es decir la probabilidad de requerir hospitalización, fallecer o padecer complicaciones que tienen que ver con daño de órganos a nivel pulmonar y extrapulmonar como desórdenes gastrointestinales, renales, mentales, musculoesqueleticos, diabetes, desórdenes neurológicos y fatiga, entre otros. El riesgo es mayor para las personas no vacunadas”.
Los resultados del estudio -que se puede leer aquí y que aún no pasó la revisión de pares- se conocen en un momento en que hay una nueva ola pándemica por la circulación de la subvariante BA.5 de Ómicron en los Estados Unidos y Europa, que provoca un nuevo aumento de los casos y las hospitalizaciones. Esa subvariante presenta mutaciones clave que le ayudan a escapar de los anticuerpos generados tanto por las vacunas como por la infección anterior, lo que deja a muchas personas vulnerables a la reinfección.
El doctor Ziyad Al-Aly, que dirigió la dirigió la investigación, contó que se decidió a hacerla tras observar que las reinfecciones eran cada vez más frecuentes entre sus propios pacientes. “Si me preguntaran por la reinfección hace un año y medio, les diría que tal vez tuviera un paciente aquí o allá, pero que era muy, muy raro”, dijo Al-Aly. Sin embargo, eso ya no es cierto. “Así que nos planteamos una sencilla pregunta: si ya has tenido COVID-19 y ahora estás en tu segunda infección, ¿realmente añade riesgo? Y la respuesta sencilla es que sí”. Esto significa que sí hay riesgos para la salud cuando una persona se ve expuesta a una potencial reinfección.
Al-Aly y su equipo compararon los registros sanitarios de más de 250.000 personas que fueron diagnosticadas con el COVID-19 una vez con los registros de otras 38.000 que tenían dos o más infecciones por el coronavirus documentadas en sus historiales médicos. Como grupo de control se utilizaron más de 5,3 millones de personas sin registro de infección por Covid-19. Entre las personas con reinfecciones, 36.000 tenían dos infecciones por Covid-19, aproximadamente 2.200 habían contraído COVID-19 tres veces y 246 se habían infectado cuatro veces.
Entre los nuevos diagnósticos más comunes tras las reinfecciones se encontraban el dolor torácico, los ritmos cardíacos anormales, los infartos, la inflamación del músculo cardíaco o de la bolsa que rodea al corazón, la insuficiencia cardíaca y los coágulos de sangre. Entre los problemas pulmonares más comunes se encontraban la falta de aire, la escasez de oxígeno en la sangre, la enfermedad pulmonar y la acumulación de líquido alrededor de los pulmones.
El estudio descubrió que el riesgo de sufrir un nuevo problema de salud era mayor en el momento de la reinfección por el coronavirus, pero también persistía durante al menos seis meses. El aumento del riesgo estaba presente tanto si se había vacunado como si no, y era gradual, es decir, aumentaba con cada infección posterior.
Los hallazgos del estudio derriban algunas creencias populares. Se piensa que si se ha tenido el COVID-19, el sistema inmune está entrenado para reconocerlo y está más equipado para combatirlo. Sin embargo, los resultados del estudio de Al-Aly demuestran que no es cierto. El científico aclaró que eso no significa que no haya personas que hayan tenido COVID-19 y que estén bien; hay muchas. Pero lo que muestra su estudio es que cada infección conlleva un nuevo riesgo, y ese riesgo se acumula con el tiempo.
El estudio tiene algunas advertencias importantes. El doctor Al-Aly explicó que es más frecuente que se produzcan reinfecciones entre personas que ya tienen riesgos debido a su edad o a su estado de salud. Eso demuestra que la reinfección puede no ser aleatoria, y podría ser que los riesgos para la salud relacionados con las reinfecciones tampoco lo sean.
Para la doctora Guzzi, otra cuestión a tener en cuenta sobre el estudio desarrollado en los Estados Unidos es que se hizo con análisis de datos de personas de más de 60 años o más. Es decir, se trata de un grupo que por edad, ya aumenta la fragilidad y el riesgo de enfermar. “Falta estudiar si los resultados son extrapolables al resto de la población”, señaló Guzzi.
“En este momento se vive en una sensación colectiva de pospandemia, una pérdida de la percepción de riesgo, y también la falsa sensación de que por haber padecido una o más veces la infeccion por el coronavirus o por estar adecuadamente vacunado, no volveremos a infectarnos. Lamentablemente, no es así: las nuevas subvariantes de Ómicron -como BA.4 y BA.5 que ya están presentes en varios países de América Latina-, están demostrando tener el máximo poder de escape inmunológico tanto a las defensas generadas por las infecciones naturales como a las generadas por las vacunas. Esto lleva a que el riesgo de padecer nuevas infecciones por COVID-19 permanezca vigente. Y no hay que desconocer que con cada reinfección se reedita el riesgo de enfermedad severa y sobre todo de síntomas persistentes configurando el síndrome del COVID Prolongado o de larga duración”, afirmó la doctora Guzzi.
Frente a la situación actual, “la clave es completar el esquema de vacunación acorde a las recomendaciones, con los refuerzos pertinentes y seguir cuidándonos sobre todo en los momentos en los que la infección recrudece en la comunidad. En esos momentos, se debe volver a fortalecer la ventilación en los ambientes interiores y usar barbijos de buena calidad. Es importante seguir mitigando el impacto de esta infección”, resaltó la médica infectóloga.
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