La triste noticia sobre el fallecimiento de una joven brasileña luego de una cirugía para extirpar las amígdalas causó mucha preocupación en la población general. Hablemos entonces de qué son las amígdalas palatinas, cuál es el tratamiento y las posibles complicaciones.
Las amígdalas palatinas son dos acumulaciones de tejido linfoide situadas en el fondo de la cavidad bucal, a ambos lados de la faringe. Forman parte de una estructura conocida como anillo de Waldeyer, que está constituido por la amígdala palatina, la amígdala faríngea y la amígdala lingual.
Brindan inmunidad en los primeros años de vida y a partir de los 3 años pueden ser asiento de infecciones bacterianas como, por ejemplo, el estreptococo betahemolítico. Si estas infecciones se repiten con frecuencia, tienen indicación absoluta de cirugía.
Otra indicación para la resolución quirúrgica ocurre cuando las amígdalas crecen en su tamaño (hipertrofia), en algunas oportunidades al punto de que se chocan en la línea media a nivel de la úvula (campanilla).
Las personas con amígdalas palatinas tan grandes tienen voz gangosa, dificultad para tragar, ronquidos y, en ocasiones, apneas. Esto se produce porque el contenido en la boca y la garganta (las fauces) es mayor que la cavidad, esto puede hacer que la boca esté siempre entreabierta. La calidad de vida se ve afectada y altera el ritmo cotidiano. Estos pacientes también suelen tener hipertrofia adenoidea (lo que se conoce como “carnes crecidas”).
Con los años, la indicación de cirugía evolucionó. Hubo escuelas que decían que las amígdalas siempre brindaban inmunidad y que era necesario mantenerlas. Pero otro grupo de profesionales comenzó a estudiar la calidad de vida de los enfermos y comprendió que, al enfermarse tan seguido el paciente, ya dejaban de brindar inmunidad, más aún cuando se hipertrofiaban. La extirpación quirúrgica de las amígdalas palatinas grandes y que causan síntomas suele realizarse, en general, en los primeros años de vida.
En muchos de estos pacientes también está presente el compromiso alérgico con sus síntomas, como rinorrea, obstrucción nasal y estornudos. En estos casos, el especialista en otorrinolaringología debe tomar la decisión de indicar la cirugía.
Si bien la cirugía, hoy por hoy, no tiene una edad de indicación en particular, se decide cuando la calidad de vida se compromete y se altera la dinámica familiar. Dado que la gran mayoría de las veces se trata de niños, siempre se debe aclarar el motivo por el cual es importante extirpar las amígdalas y explicar a los padres los beneficios y la mejoría que tendrá el niño luego de la cirugía.
Se debe dejar en claro que el componente alérgico necesitará de un tratamiento para que, de esta manera, los beneficios sean mayores. Antes de la cirugía se deben solicitar de estudios, que se realizarán de preferencia en el mismo lugar donde se efectuará el procedimiento.
Una vez analizados los resultados de los estudios, se explica a los padres y al niño que la cirugía se realizará bajo anestesia general. Lo ideal es que se concerte una entrevista con el médico anestesista para conocer al paciente y su familia, indagar sobre alergias y algunas enfermedades en particular. Esta relación previa entre el anestesista y el niño y su familia es muy importante, ya que si el paciente es muy pequeño puede no entender el procedimiento. En estos casos, la empatía vuelve al evento más accesible y amigable.
Antes de la cirugía es importante dar toda la explicación posible a los padres del niño y despejar todas sus dudas. Es fundamental explicar de qué se trata el procedimiento y que participará un equipo que, además del anestesista, estará formado por el cirujano otorrinolaringológico, cirujanos ayudantes, instrumentadoras y personal de enfermería.
Suele ser un procedimiento que se realiza de manera ambulatoria. Algunas excepciones pueden ocurrir en pacientes con síndromes genéticos o comorbilidades, que hacen necesaria la internación.
Muy importante también es mencionar algunas complicaciones que pueden surgir durante la cirugía (por ejemplo, hemorragias, que se suelen detener con puntos de sutura). Por este motivo, siempre deben pedirse estudios de laboratorio antes de la operación. De esta manera, se pueden detectar, por ejemplo, alteraciones de la coagulación y prevenir estos cuadros de hemorragias.
Si bien en los adultos la cirugía no es tan frecuente, esto no significa que algunas personas necesiten ser operadas a edades mayores, y con ellas también se debe ser muy claros en cuanto a las complicaciones, que pueden aparecer durante o después de la cirugía.
Como siempre decimos, es fundamental la consulta médica con el especialista y aclarar todas las dudas antes de la cirugía.
* Dra. Stella Maris Cuevas (MN 81.701). Médica otorrinolaringóloga - Experta en olfato - Alergista. Expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA)
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