Las curiosas formas en que los 7 papás más dedicados del reino animal cuidan a sus crías

Cuidan los huevos, incluso si son de otros machos. Guardan a los embriones en desarrollo en sus bocas o se defienden de los depredadores poniendo en riesgo su sobrevivencia. Quiénes son los más abnegados

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El macho de pingüino Emperador soporta las bajas temperaturas antárticas durante más de dos meses para proteger su huevo del frío extremo, y durante todo este tiempo no se alimenta/
Paul Ponganis, National Science Foundation
El macho de pingüino Emperador soporta las bajas temperaturas antárticas durante más de dos meses para proteger su huevo del frío extremo, y durante todo este tiempo no se alimenta/ Paul Ponganis, National Science Foundation

Entre los seres humanos, las relaciones se han construido con estereotipos que marcan que las tareas del hogar y el cuidado de los hijos deben estar a cargo de las mujeres. Tras seis décadas del movimiento feminista, esas creencias se están viniendo abajo. En el reino animal se han encontrado especies en las que los machos son “papás” muy dedicados, y han llamado la atención de investigadores científicos y ambientalistas. Pueden proteger, cuidar e incluso llevan los huevos fecundados en su propio estómago.

“No podemos decir que hay algunos buenos padres en el reino animal y otros que no los son. Si fueran malos padres, sus hijos no prosperarían. En todo caso, se puede afirmar que hay ejemplares machos de algunas especies que resultan ser padres más abnegados o muy dedicados. Algunos desarrollan estrategias muy curiosas”, señaló a Infobae Claudio Bertonatti, museólogo y miembro del consejo científico asesor de la Fundación de Historial Natural Félix de Ázara. Aquí van algunos detalles de 7 especies que sobresalen:

Las ranitas de Darwin

Los machos de la ranita de Darwin guardan a los embriones en su boca en una bolsa/UICN
Los machos de la ranita de Darwin guardan a los embriones en su boca en una bolsa/UICN

Un caso de los más llamativos -para Bertonatti, quien es autor de varios libros sobre los animales amenazados y la situación ambiental- es el de la especie llamada Ranita de Darwin, en honor al naturalista inglés Charles Darwin (Rhinoderma darwinii). Se trata de un anfibio endémico de los bosques templados de Chile y Argentina.

Esa rana llama la atención por su extraña forma de incubación de sus descendientes que se llamada neomelia. Los huevos son depositados por la hembra en el suelo y luego eclosionan. En ese momento, los machos guarda a los embriones en una bolsa dentro de su boca. Esa etapa generalmente dura entre 6 y 8 semanas y ocurre entre primavera y otoño. Luego de la metamorfosis, las pequeñas crías abandonan la boca de su progenitor por una abertura que está por debajo de la lengua.

“Las ranitas de Darwin son una belleza. No son todos los individuos iguales. Algunos parecen hojas y cuando hay peligro se tiran al agua panza arriba y quedan inmóviles como si fueran una hoja a la deriva”, acotó Bertonatti. Lamentablemente, está amenazada por la deforestación que padecieron los bosques de alerce en el pasado

Los ñandúes

El macho de ñandú puede incubar huevos propios y ajenos durante 40 días /Marilina Vera Cortez
El macho de ñandú puede incubar huevos propios y ajenos durante 40 días /Marilina Vera Cortez

Los ñandúes son aves corredoras que no pueden volar. “Son muy peculiares respecto a su reproducción”, señaló a Infobae la doctora en ciencias biológicas Mónica Martella, investigadora en el Instituto de Diversidad y Ecología Animal, que depende del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba. “Evolutivamente son muy antiguos, por lo que en términos de reproducción son más parecidos a los reptiles actuales o a los dinosaurios que a las aves. Por eso, son tan llamativos”, explicó.

“Los ñandúes son promiscuos. Tienen un sistema de apareamiento poligínico y poliándrico. Significa que varias hembras se aparean con un macho y varios machos con una hembra”, indicó Martella. Las hembras pueden depositar huevos en un mismo nido, y los machos se hacen cargo de cuidarlos. “El período de incubación dura unos 40 días, e implica un gasto energético enorme para el ñandú macho que se hace cargo de cuidar los huevos”, agregó. Las hembras solo los depositan en el nido. En cada nido puede haber 30 huevos, que pesan entre 500 y 600 gramos cada uno.

Además, después del nacimiento, los machos de ñandú cuidan a las crías, que se conocen como “charitos”. Según los análisis genéticos que Martella y su equipo realizó, ahora se sabe que un ñandú puede también ocuparse de cuidar a crías que no son sus propios descendientes. “Menos del 5% de las aves tienen este tipo de comportamiento”, afirmó. Se ha descubierto que los machos también se pelean entre sí por cuidar crías propias y ajenas. “Es también parte de los mecanismos de la evolución. Cuando el macho se encuentra con un predador, es más probable que los descendientes de otros animales sean capturados en comparación a cuando está solo con los suyos”, estimó Martella.

“El ñandú es un caso particular ya que el sistema de apareamiento combina poliginia de harén: el macho defiende un grupo de hembras que pone huevos en un nido comunal. Pero ese harén de hembras, luego de poner huevos para un macho, inicia un nuevo ciclo con otro macho. El macho se encarga de la incubación y luego de la protección de los pichones”, contó a Infobae Juan Carlos Reboreda, doctor en Ciencias Biológicas, investigador del Conicet y decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. “El macho los cuida hasta que cumplen los primeros 60 días de vida. Dedica a alimentarse solo un 10% del tiempo que emplea cuando no está incubando”, añadió.

Los caballitos de mar

El caballito de mar macho fertiliza esos huevos y los lleva durante varias semanas dentro de su estómago inflado/ Saspotato via Creative Commons
El caballito de mar macho fertiliza esos huevos y los lleva durante varias semanas dentro de su estómago inflado/ Saspotato via Creative Commons

Después de que un macho del caballito de mar corteja a una hembra, los dos entrelazan sus colas. Es mucho más que un simple gesto romántico. Luego, la hembra inserta un tubo llamado ovipositor en la bolsa de cría del macho y bombea hasta 300 huevos en su estómago. Esencialmente, ella lo impregna con su nido de huevos. El caballito de mar macho fertiliza esos huevos y los lleva durante varias semanas dentro de su estómago inflado hasta que es el momento de dar a luz a los jóvenes caballitos de mar. Como si no bastara con dar a luz una vez, los machos vuelven a las mismas compañeras para repetir el proceso.

Según contó Jack Tamisiea en la revista del Museo Nacional de Historia Natural Smithsonian de los Estados Unidos, los caballitos de mar no son las únicas criaturas macho que llevan a sus crías en desarrollo. Los machos de los peces siluro, que habitan en ríos de Europa Central, pueden almacenar casi 50 huevos en su boca y pasar hambre durante dos meses hasta que las crías nacen y se alejan. Un macho gigante de rana toro africana puede engullir casi 6.000 huevos para almacenarlos en su saco vocal. Los huevos en desarrollo permanecen cómodamente en su garganta durante unas seis semanas antes de que el macho regurgite la cría de renacuajos en un estanque cercano.

Los peces cíclidos como las “chanchitas”

Si se presenta un peligro, el macho del pez "chanchita" succiona los huevos y a las crías resguardándolos en la boca para luego escupirlos sanos /Conicet
Si se presenta un peligro, el macho del pez "chanchita" succiona los huevos y a las crías resguardándolos en la boca para luego escupirlos sanos /Conicet

Entre los peces cíclidos es común que ambos miembros de la pareja hagan una depresión en el lecho de la laguna y allí depositen sus huevos, detalló Bertonatti. “Tanto los huevos como los recién nacidos son cuidados por los dos, pero el macho se torna más territorial y agresivo para defenderlos. Si se presenta un peligro, el macho succiona los huevos y a las crías resguardándolos en la boca para luego escupirlos sanos y salvos cuando el peligro pasa. Esto lo hacen por ejemplo las “chanchitas” o las “castañetas”, que son comunes en las lagunas de la llanura pampeana, e incluso en los lagos de Palermo, en la ciudad de Buenos Aires.

Ranas de cristal

Las ranas de cristal da patadas y hasta corre el riesgo de morir para defender a sus descendientes/Rebecca Brunner
Las ranas de cristal da patadas y hasta corre el riesgo de morir para defender a sus descendientes/Rebecca Brunner

Las ranas de cristal, que se encuentran en las selvas tropicales de América Central y del Sur, son muy conocidas por su piel translúcida. La parte superior del cuerpo es de color verde lima. En cambio, la parte inferior es tan clara como el cristal. Como consecuencia, los órganos internos, como el corazón, el hígado y el estómago, son visibles desde el exterior.

También sobresalen por su dedicación a las crías. Después de que una rana de cristal hembra deposita sus huevos en una hoja húmeda, el macho vigila los huevos. El dorso de algunas ranas de cristal tiene incluso un diseño que se asemeja a los racimos de huevos, una característica que los ayuda a ser menos vulnerables ante depredadores como las avispas. Aunque la picadura de un avispón puede ser letal, los “papás” rana de cristal dan patadas y protegen sus huevos a cualquier precio.

El mono nocturno

Los machos de mono de noche o mirikiná se ocupan de llevar a las crías sobre su espalda/M. Carpinetto/Parque Nacional Pilcomayo
Los machos de mono de noche o mirikiná se ocupan de llevar a las crías sobre su espalda/M. Carpinetto/Parque Nacional Pilcomayo

El Mirikiñá es un mono de hábitos nocturnos. Toda una rareza. Son de coloración grisácea o pardusca, salvo el vientre que es ocre o anaranjado brillante. La cabeza es pequeña y redondeada, el hocico poco prominente y las orejas relativamente pequeñas quedan casi escondidas entre el pelo. Habita en Bolivia, Paraguay y el Norte de la Argentina.

Es monógamo y vive en parejas o en grupos familiares formados por el macho, la hembra y uno a tres juveniles. Posee un rico repertorio de vocalizaciones, como silbidos, gruñidos y “clicks” metálicos a través de los cuales el grupo mantiene su cohesión y coordina sus actividades.

Luego de un período de gestación de unos 150 días, la hembra del mono nocturno da a luz una sola cría, entre agosto y octubre. A partir del mes de edad, el macho transporta a la cría en su espalda. El juvenil permanece con el grupo familiar hasta los dos años de edad cuando se aleja para formar su propia familia, según se cuenta en el libro Guía de Mamíferos del Sur de América del Sur, escrito por Olga Vaccaro y Marcelo Canevari.

Los pingüinos emperadores

Los pingüinos Emperador pierden mucho peso mientras incuban a los huevos/ REUTERS/Martin Passingham
Los pingüinos Emperador pierden mucho peso mientras incuban a los huevos/ REUTERS/Martin Passingham

Se trata de una especie endémica de la Antártida. Es la especie de pingüino de mayor tamaño y peso. Durante semanas, los pingüinos macho se posan encima de los huevos mientras las hembras están en el mar cazando. Estudios científicos han descubierto que las hembras de pingüino emperador buscan compañeros más panzones que puedan permanecer más tiempo sobre los huevos sin alimentarse. Por eso suelen preferir a los machos más gorditos.

Si un huevo eclosiona antes de tiempo, los papás pingüinos son capaces de regurgitar comida de hace semanas para asegurarse de que el recién nacido recibe los nutrientes que necesita antes de que la hembra vuelva a casa.

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