El 62% de la humanidad accedió al esquema primario de vacunación contra el COVID-19. Pero solo el 26% recibió dosis de refuerzo que se aplican para extender la protección contra el coronavirus que brinda el esquema primario tras el paso del tiempo. Un estudio realizado por investigadores de España y los Estados Unidos permitió contar más detalles sobre cuál es la eficacia de la aplicación de las dosis de refuerzo en el contexto de la circulación de la variante Ómicron del coronavirus, que es más transmisible que las anteriores variantes de preocupación.
El estudio fue llevado a cabo por investigadores del Instituto de Salud Carlos III y se publicó en la revista especializada The Lancet Infectious Diseases. Reveló que aplicar las vacunas de ARN mensajero como dosis de refuerzo permitió reducir un 51% el riesgo de infección por el coronavirus en la sexta ola causada por la variante Ómicron en España. En este país, hoy el 86% de la población tiene el esquema primario y el 53% tiene dosis de refuerzo.
La aparición y expansión de la variante Ómicron dio lugar a una nueva ola pandémica con la mayor cantidad de casos de COVID-19 desde el inicio de la pandemia en España. El pico se alcanzó durante enero de 2022.
Los resultados de la investigación sugieren que la administración de las dosis de refuerzo (como tercera dosis) supuso una estrategia importante para limitar los efectos del COVID-19 durante esa ola. De igual manera, el estudio demostró la importancia de poder analizar múltiples bases de datos para obtener resultados científicos que, junto con otras herramientas, permitan analizar la efectividad de las actuaciones en salud pública.
Los investigadores analizaron datos de más de 4 millones de personas mayores de 40 años entre el 1 de enero y el 6 de febrero de 2022. Se realizó un seguimiento a personas con el esquema primario de inmunización, y se comparó el riesgo de infección entre aquellas que recibían una dosis de refuerzo y quienes no la recibían.
La investigación fue liderada por Susana Monge, del Centro Nacional de Epidemiología (CNE-ISCIII). También participaron más investigadoras de este centro; las áreas de Salud Pública e Infecciosas del CIBER-ISCIII; el Ministerio de Sanidad y la Escuela Salud Pública de Harvard, en Boston, de los Estados Unidos.
Las investigadoras han utilizado como fuentes de datos tres registros nacionales: el registro de vacunación REGVACU, el registro de resultados de laboratorio SERLAB y la base de datos de tarjeta sanitaria del Sistema Nacional de Salud. Mediante un diseño de cohortes que simula los procedimientos de un ensayo clínico, se ha comparado el riesgo de infección entre personas con y sin dosis de recuerdo, en función de la edad, sexo, tipo de vacuna recibida en el esquema primario, tipo de vacuna recibida como dosis de refuerzo y tiempo entre el esquema primario y la administración del refuerzo. Este procedimiento y las fuentes de datos utilizadas permiten que los resultados sean significativos y representativos a escala nacional.
Los resultados indican que las personas que ya habían recibido la dosis de refuerzo tenían un 51% menos de riesgo de adquirir la infección en comparación con quienes no la habían recibido. Aunque esta reducción del riesgo puede parecer alejada de los resultados obtenidos en las primeras rondas de vacunación, su interpretación debe realizarse en el contexto de una transmisión viral muy alta, tal y como se evidenció con el periodo de circulación de la variante Ómicron. En consecuencia, el beneficio absoluto estimado en términos de casos prevenidos ha sido muy elevado.
De hecho, durante el periodo del estudio, las dosis de recuerdo evitaron 1.860 infecciones por cada 100.000 personas que la habían recibido. Es decir, evitaron aproximadamente una infección por cada 54 personas que las recibieron. El conocimiento generado tras la administración de las primeras dosis de las vacunas sugiere, además, que la efectividad de la dosis de refuerzo para prevenir hospitalizaciones y fallecimientos por COVID-19 sea igualmente relevante.
El estudio analizó la protección conferida durante los primeros 34 días tras la administración de la dosis de recuerdo, por lo que la evolución de este efecto debe ser analizada y monitorizada en posteriores trabajos, reconocieron los investigadores. Otros resultados reflejados en el artículo señalan que la protección conferida por la dosis de refuerzo es ligeramente mayor con la vacuna comercializada por la empresa Moderna que la de Pfizer/BioNTech.
Además, refuerza el efecto potenciado de la vacunación heteróloga (uso combinado de diferentes vacunas), de forma concordante con el estudio CombiVacs, que se había realizado el año pasado en España. En este sentido, el trabajo demuestra que la protección vacunal es más elevada cuando el esquema primario se realizó con vacunas de Moderna o la de la Universidad de Oxford/AstraZeneca que con Janssen o Pfizer/BioNTech.
De acuerdo con los investigadores, los resultados de este estudio del Instituto de Salud Carlos III confirman la efectividad de las dosis de refuerzo como estrategia de salud pública para limitar el impacto de la COVID-19 en la población española. Esperan hacer otros estudios sobre los pacientes con infecciones graves para estimar el efecto de la dosis de refuerzo sobre la morbilidad y mortalidarealizarán d de la COVID-19 durante la ola por Ómicron. Además, estiman que será necesario estudiar la duración de la protección de la dosis de refuerzo con el tiempo.
En un artículo en la misma revista especializada, Hadeel Zedan y Gheyath Nasrallah, del Centro de Investigación Biomédica de Qatar, comentaron sobre el trabajo hecho en España: “Este estudio es importante porque proporciona una estimación de la eficacia del refuerzo de ARN mensajero después de la inmunización primaria con varias vacunas COVID-19 en un entorno nacional durante el pico de Ómicron. Se demostró que las vacunas difieren en cuanto a la eficacia contra la variante Ómicron, siendo el refuerzo de ARN mensajero el que mostró la mayor eficacia, quizás debido a su gran dosis”.
También señalaron: “El estudio tenía algunas limitaciones, entre ellas la posible existencia de variables confundidoras que podrían afectar a la intensidad del diagnóstico en las cohortes evaluadas. Además, no todos los autotesteos se registraron en el registro nacional, lo que podría afectar a la eficacia estimada. Otra advertencia es que el estudio no evaluó la eficacia del refuerzo contra la enfermedad grave y la muerte. Sin embargo, sobre la base de los conocimientos obtenidos en estudios anteriores durante la época de otras variantes de interés, es probable que los refuerzos ofrezcan mayores niveles de protección contra las enfermedades graves y mortales”.
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