Algunos más, otros menos, pero todos conocen en estos dos años y tres meses de pandemia a alguien que haya tenido COVID-19. Incluso algunas personas se contagiaron en más de una oportunidad. Sin embargo, los especialistas advierten que, aún con tasas considerables de infecciones asintomáticas, hay un grupo de personas que nunca se infectó.
La pregunta es por qué. Cuál es la causa por la que algunas personas parecen inmunes al virus es una duda que aqueja a los especialistas desde el comienzo de la pandemia. Y ahora, hay científicos que plantean algunas respuestas.
La presencia de anticuerpos preexistentes
Hay personas que pueden eliminar el virus rápidamente porque tienen anticuerpos preexistentes y células inmunitarias de memoria que reconocen el virus.
Según una investigación publicada por el Imperial College London, las personas con niveles más altos de células T (un tipo de célula en el sistema inmunitario) de los coronavirus del resfriado común tenían menos probabilidades de infectarse con el SARS-CoV-2.
“Descubrimos que los altos niveles de células T preexistentes, creadas por el cuerpo cuando se infecta con otros coronavirus humanos como el resfriado común, pueden proteger contra la infección por el nuevo coronavirus”, explicó la doctora Rhia Kundu, primera autora del estudio.
Sin embargo, Kundu también advirtió que, “si bien este es un descubrimiento importante, es sólo una forma de protección, y nadie debería confiar solo en esto. En cambio, la mejor manera de protegerse contra el COVID-19 es estar completamente vacunado, incluidas las dosis de refuerzo”.
Factores genéticos de base
Más allá de los cuidados que toda persona pueda tener, y la protección inducida por la vacunación, los expertos creen que puede haber características genéticas e inmunológicas particulares que hacen que algunos individuos sean naturalmente más resistentes al COVID-19.
El inmunólogo Stuart Tangye del Instituto Garvan de Investigación Médica postuló que “habrá personas que serán menos susceptibles a la infección viral porque tienen diferencias en sus genes, como genes que son importantes para la entrada viral en las células”, al tiempo que comparó lo que ocurre con otras enfermedades infecciosas: “Con el VIH, por ejemplo, hay un número muy, muy pequeño de personas que son genéticamente resistentes a la infección. Eso se debe a que tienen mutaciones genéticas naturales en un determinado gen, por lo que el virus no puede infectar físicamente sus células T”.
En el pasado, estudios hallaron asociaciones interesantes entre ciertas variantes genéticas y la susceptibilidad de las personas a enfermedades transmisibles como el VIH, la tuberculosis y la gripe. Naturalmente, los investigadores se preguntaron si tal variante podría existir para el COVID-19. Un estudio de junio de 2021 que no fue revisado por pares encontró una asociación entre una variante genética y un menor riesgo de contraer el virus, mientras que otro estudio a gran escala, centrado en parejas en las que una persona enfermó y la otra no, comenzó en octubre de 2021, pero aún no están los resultados concluyentes.
“Mi especulación es que algo se confirmará, porque se ha observado bien que la resistencia incrustada en la variación genética se selecciona en las pandemias”, opinó Nicholas Pullen, profesor de biología en la Universidad del Norte de Colorado.
Los científicos que estudian las causas subyacentes del COVID grave identificaron una causa genética en casi el 20% de los casos críticos. Y creen que “así como la genética podría ser un factor determinante de la gravedad de la enfermedad, la composición genética también puede ser la clave para la resistencia a la infección por SARS-CoV-2″, especuló Lindsay Broadbent, investigadora de la Escuela de Medicina, Odontología y Ciencias Biomédicas de Queen’s University, Belfast, Irlanda del Norte.
Para la profesora de epidemiología en la Escuela de Educación Pública de la Universidad de Brown Jennifer Nuzzo, “estudiar los genes y otros rasgos biológicos de las personas que nunca contrajeron el coronavirus podría arrojar luz sobre cómo se desarrolla el virus, o cómo infecta el cuerpo humano y enferma a las personas”.
Los hallazgos, aseguran los expertos, podrían conducir a mejores medicamentos y consejos de salud pública más específicos.
Y si bien los científicos no saben por qué algunas personas pueden ser inmunes al coronavirus, Nuzzo cree que una hipótesis podría ser que algunas personas tienen menos receptores en la nariz, la garganta y los pulmones a los que se une el virus. Otras posibles explicaciones podrían ser la exposición previa a un virus relacionado o simplemente haber nacido con un sistema inmunitario más adecuado para combatir el SARS-CoV-2.
Como se ve, la eficacia de la respuesta inmune a la infección se define en gran medida por la edad y genética. Pero también un estilo de vida saludable puede ayudar. Por ejemplo, mucho se habló durante la pandemia acerca de que la deficiencia de vitamina D puede aumentar el riesgo de ciertas infecciones. Incluso no dormir lo suficiente también puede tener un efecto perjudicial en la capacidad del cuerpo para combatir los patógenos invasores. Por lo pronto, desde una alimentación variada y equilibrada en nutrientes, hasta la práctica de ejercicio físico, todo lo que esté al alcance de cada uno para fortalecer su sistema inmune no debería ser desestimado. Menos aún por estos tiempos.
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