El 61% de la población mundial recibió las dosis del esquema inicial de la vacunación contra el COVID-19. Sólo el 26% recibió una dosis de refuerzo o adicional. La mayoría de las dosis se aplicaron en adultos y adolescentes. Ahora se van sumando la autorización de la aplicación de las dosis de refuerzo en niñas y niños. Las autoridades regulatorias de los Estados Unidos, Chile y la Argentina ya las habilitaron.
La vacuna de refuerzo es una dosis que se administra después de que una persona haya recibido la vacuna original. La inmunidad que otorgan las dos dosis del esquema inicial puede disminuir con el tiempo. Por eso, la dosis de refuerzo ayuda al sistema inmunitario vuelva a tener la protección contra la infección por el coronavirus.
Las dosis de refuerzo se empezaron a autorizar primero para los grupos de adultos con mayor riesgo de desarrollar cuadros graves si se contagian o en personas que están más expuestas como los trabajadores sanitarios. En el caso de los niños, los estudios para evaluar los beneficios de las vacunas empezaron el año pasado. Esos resultados han sido revisados por las autoridades sanitarias y regulatorias de vacunas y medicamentos que han decidido recomendar la aplicación de los refuerzos en la niñez.
El COVID-19 suele ser más leve en los niños que en los adultos, pero la enfermedad puede ser también grave en algunos de ellos. A finales de mayo de 2022, más de 15.000 niños de entre 5 y 11 años han sido hospitalizados con COVID-19 y 180 niños han muerto en los Estados Unidos. Durante la ola por Ómicron, el 87% de los niños de entre 5 y 11 años que fueron hospitalizados con COVID-19 no estaban vacunados.
Además, la rara pero grave afección que puede producirse en las semanas posteriores a la infección por COVID-19, conocida como síndrome inflamatorio multisistémico en niños, o MIS-C, se produce con mayor frecuencia entre los niños de 5 a 11 años. Se han notificado más de 3.800 casos de MIS-C en ese grupo de edad de 5 a 11 años, y el 93% de los niños que desarrollaron esta complicación no estaban vacunados.
Como la eficacia de las vacunas disminuye con el tiempo, las dosis de refuerzo ayudan a mantener alta la respuesta inmunitaria. “Sabemos que los anticuerpos generados después de las dos dosis decaen con el tiempo y ahora hay alta circulación en la Argentina, por lo cual la aplicación de los refuerzos no solo protege a los niños sino también favorecerá la disminución de la cantidad de personas susceptibles a la infección. De esta forma ayuda a cortar con la transmisión”, dijo a Infobae Liliana Vázquez, que es miembro de la Sociedad Argentina de Infectología y médica infectóloga de la Clínica Maternidad Suizo Argentina y el Sanatorio Finochietto.
Las dosis de refuerzo no son algo nuevo en la inmunización de la población. Se administran como parte de muchas otras vacunas que reciben tanto los niños como los adultos. Por ejemplo, a los niños se los vuelve a vacunar cuando comienzan la escuela para reforzar las vacunas que recibieron cuando eran bebés y niños pequeños.
Chile fue el primer país en América en autorizar las dosis de refuerzo para COVID-19 en niños. En noviembre del año pasado habilitó la vacuna CoronaVac del laboratorio Sinovac a partir de los 3 años. En enero pasado, también se empezó a aplicar dosis de refuerzos en niños a partir de los 6 años y con comorbilidades.
En ese momento, el Ministerio de Salud argumentó que de acuerdo con la información generada en el estudio de “efectividad de la dosis refuerzo” realizado en Chile se demuestra que a los 14 días posterior a la administración de una dosis de refuerzo de vacuna de ARN mensajero del laboratorio Pfizer-BioNTech, después del esquema primario de dosis dosis de vacuna inactivada, aumentó la efectividad contra COVID-19 desde un 56% a un 80% y para la hospitalización desde un 84% a 88%.
En Chile, también se encuentran en curso estudios de las vacunas contra el coronavirus de los laboratorios Sinovac y Pfizer-BioNTech, en población pediátrica que incluyen lactantes desde los 6 meses hasta adolescentes de 17 años.
“Si bien es cierto que el COVID-19 tiende a ser menos grave en los niños que en los adultos, en la ola por la variante Ómicron del coronavirus hubo más niños que han contraído la enfermedad y han sido hospitalizados, y los niños también pueden experimentar efectos a más largo plazo, incluso después de una enfermedad inicialmente leve”, dijo el comisionado de la Administración Federal del Drogas (FDA) de los Estados Unidos, el doctor Robert M. Califf.
Al tener en cuenta el contexto actual de la circulación viral y los resultados de estudios sobre las vacunas, la FDA autorizó días atrás el uso de una dosis única de refuerzo de la vacuna elaborada por las empresas Pfizer-BioNTech para niños de 5 a 11 años. “La vacunación sigue siendo la forma más eficaz de prevenir el COVID-19 y sus graves consecuencias, y es segura”, aclaró la autoridad sanitaria.
Para decidir la autorización, la agencia regulatoria de los Estados Unidos hizo un análisis de los datos de la respuesta inmunitaria en un subconjunto de niños del ensayo aleatorizado controlado contra placebo en curso que había apoyado la autorización de octubre de 2021 del esquema principal con la vacuna de Pfizer/BioNTech en niños.
Se evaluaron las respuestas de los anticuerpos en 67 participantes del estudio que recibieron una dosis de refuerzo entre 7 y 9 meses después de completar un esquema principal de vacunación de dos dosis con la vacuna de Pfizer-BioNTech. El nivel de anticuerpos contra el coronavirus un mes después de recibir la dosis de refuerzo aumentó en comparación con el nivel previo a la dosis de refuerzo.
También se evaluó la seguridad de una dosis única de refuerzo en aproximadamente 400 niños. Esos niños recibieron una dosis de refuerzo al menos cinco meses (entre 5 y 9 meses) después de completar un esquema primario de vacunación de dos dosis. Los efectos secundarios notificados con mayor frecuencia fueron dolor, enrojecimiento e hinchazón en el lugar de la inyección, así como fatiga, dolor de cabeza, dolor muscular o articular, escalofríos y fiebre.
En la Argentina, el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires había llevado a cabo un estudio para evaluar el impacto de la vacunación en niñas y niños y adolescentes sobre las hospitalizaciones en el contexto de la circulación de la variante Ómicron BA.1 entre diciembre y enero pasado. El estudio aún espera revisión de pares para ser publicado en la revista The Lancet, y fue citado en un artículo en la revista Nature.
En el trabajo se incluyó a 1,5 millón de niños y adolescentes. Dentro de ese total, 96.046 aún no habían sido vacunados al momento del cierre del estudio. El equipo de investigación encontró que la efectividad de las dos dosis para prevenir cuadros graves en niños que requieren hospitalización llegaba al 83% cuando estaban circulando tanto las variantes Delta como Ómicron en diciembre pasado.
Pero luego la protección bajó al 58% cuando Ómicron se convirtió en la variante predominante, según explicó Soledad González, una de las coautoras a Infobae. “Este informe aporta pruebas en tiempo real de la protección de la vacuna contra las hospitalizaciones asociadas al COVID-19 entre niños y adolescentes de 3 a 17 años durante el brote de Ómicron; el efecto de la efectividad de la vacuna fue consistente en todos los subgrupos analizados”, escribieron. “Sin embargo, la efectividad de las vacunas disminuyó en el período de predominio de Ómicron, especialmente en los niños de 3 a 11 años. La aplicación de una dosis de refuerzo en ese subgrupo merece consideración”, destacaron. Es decir, los autores consideraron que sería necesario evaluar la aplicación del refuerzo en niños y niñas.
Tras revisar los diferentes ensayos clínicos sobre vacunas y la situación de Chile y los Estados Unidos, el martes pasado el Consejo Federal de Salud (COFESA), integrado por las 24 jurisdicciones de la Argentina, y la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, consensuaron iniciar la aplicación de dosis de refuerzo contra la COVID-19 en la población de 5 a 11 años con vacunas de ARN mensajero en la Argentina.
Esas dosis de refuerzos en niños deben ser administradas, por lo menos, 120 días después de completado el esquema de vacunación inicial. La medida cuenta con el aval de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), que ya había manifestado la importancia de avanzar en el refuerzo de vacunación en la población infantil de 5 a 11 años con vacunas de ARN.
Desde la Sociedad Argentina de Pediatría, la doctora Gabriela Tapponnier, secretaria del comité de infectología de la sociedad Argentina de pediatría, argumentó al ser consultada por Infobae hoy: “Por un lado, se sabe que el COVID-19 impacta en los niños. Puede provocar casos graves, muertes y secuelas. Se empezó con la vacunación en niños a fines del año pasado. Pero sabemos ahora que hay una nueva ola de COVID-19 en la Argentina, y la protección con dos dosis decae con el tiempo. Esto hace que sea necesario la aplicación de las dosis de refuerzo en los niños. Además, hay que tener en cuenta que los niños están yendo a la escuela y tienen otras actividades sociales. Por lo cual, están más expuestos al riesgo de contagiarse y necesitan la protección del refuerzo para que continúen asistiendo a sus actividades”.
Los especialistas argumentaron que ya se cuenta con suficiente información sobre la seguridad de estas vacunas en chicas y chicos, y pusieron como ejemplo el caso de Chile y Estados Unidos, donde se ha avanzado en la autorización de refuerzos para esta población. Además, advirtieron que la carga de la enfermedad COVID-19 en niñas y niños no es tan leve como se estimaba al comienzo, algo observado particularmente con la variante Ómicron, y ya se ha evidenciado la posibilidad de casos con secuelas a largo plazo incluso en cuadros iniciales leves.
En los Estados Unidos, aún está pendiente la posibilidad de usar a la vacuna de ARN mensajero de Moderna en niños de 6 meses a 6 años. La empresa biotecnológica solicitó a la FDA una autorización de uso de emergencia para su vacuna para ese rango de edad, que es una cuarta parte de la dosis de su vacuna principal para adultos.
Moderna también ha pedido a la FDA que autorice una vacuna COVID-19 para niños de 6 a 11 años, y que amplíe la autorización de uso de emergencia de su vacuna actual a los niños de 12 a 17 años. Si se autoriza para los grupos de edad más jóvenes, habrá una segunda opción de COVID-19 para niños y adolescentes en los Estados Unidos.
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