Las preocupaciones en torno a los daños colaterales de COVID-19 continúan. A medida que se desarrollan más investigaciones, los especialistas localizan y confirman algunas de sus presunciones. Una de ellas se ha enfocado en la incidencia de trombosis entre los casos de COVID-19.
Las causas principales de la trombosis venosa son el daño a una vena en una cirugía o un traumatismo e inflamación por infecciones o lesiones. Con la pandemia, se sumó el COVID-19 como uno de los factores de riesgo que pueden desencadenar esa trombosis.
Un nuevo estudio realizado por especialistas de la Universidad de Oxford tuvo como objetivo estimar la incidencia de tromboembolismo venoso, tromboembolismo arterial y muerte entre los pacientes con COVID-19 y evaluar el impacto de estos eventos en los riesgos de hospitalización y muerte.
Anteriormente, estudios habían estimado que el riesgo de trombosis venosa (TEV) entre las personas hospitalizadas con COVID-19 es de alrededor del 9%, mientras que el riesgo de trombosis arterial (ETA) es del 4%. Sin embargo, existen pocos datos sobre estos eventos en pacientes que no han sido hospitalizados.
Este nuevo estudio publicado en Lancet Infectious Diseases estimó la incidencia de TEV y ETA entre casi 1 millón de personas con COVID-19, utilizando datos recopilados de forma rutinaria en toda Europa.
Para su investigación los especialistas contaron con un estudio de cohorte utilizando registros de atención primaria de los Países Bajos, Italia, España y el Reino Unido, y registros de especialistas de pacientes ambulatorios de Alemania, además de la base de datos española vinculada a los ingresos hospitalarios. Los participantes fueron seguidos desde la fecha de un diagnóstico de COVID-19 o una prueba de RT-PCR positiva para SARS-CoV-2 (fecha índice) durante 90 días. En general, se estudiaron 909.473 casos de COVID-19 y 32. 329 pacientes hospitalizados con COVID-19 a partir del 1 de septiembre de 2020. Las últimas fechas de índice en las bases de datos oscilaron entre el 30 de enero de 2021 y el 31 de julio de 2021.
El estudio encontró que para las personas con COVID-19, los riesgos oscilaban entre 0,2% y 0,8% de TEV. Para ETA fue de 0,1% a 0,8%. La incidencia de estos eventos aumentó al 4,5 % y al 3,1 % para los hospitalizados con COVID-19. Mientras tanto, la mortalidad a 90 días estuvo entre el 1,1% y el 2,0% entre los casos de COVID-19 y aumentó al 14,6% para los hospitalizados.
Los resultados también mostraron que ser hombre generalmente se asoció con un mayor riesgo de TEV, ETA y muerte, al igual que varias comorbilidades previas y uso de medicación preexistente al cuadro de la enfermedad. Dani Prieto-Alhambra, profesor de farmacoepidemiología y dispositivos en el Departamento de Ortopedia, Reumatología y Ciencias Musculoesqueléticas de Nuffield de la Universidad de Oxford (NDORMS), señaló que: “si bien los riesgos son algo bajos en general, dada la gran cantidad de personas que han sido infectadas con el SARS-CoV-2, estos riesgos relativamente pequeños se traducen en una gran cantidad de personas afectadas. Las consecuencias para la salud, incluido el riesgo de muerte, son significativas, lo que subraya la importancia de las estrategias de tratamiento eficaces en el manejo de la COVID-19 grave para reducir su frecuencia. Necesitamos más investigación sobre posibles estrategias para minimizar el riesgo de trombosis. entre pacientes con COVID-19 no hospitalizados, incluidas posiblemente vacunas pero también anticoagulantes”.
En síntesis, los profesionales concluyen en su documento que los riesgos de tromboembolismo venoso y arterial fueron de hasta el 1% entre los casos de COVID-19 y aumentaron con la edad, entre los hombres y entre los hospitalizados. Su ocurrencia se asoció con un exceso de mortalidad, “lo que subraya la importancia de desarrollar estrategias de tratamiento efectivas que reduzcan su frecuencia”, dijeron los investigadores. “Nuestros hallazgos resaltan los efectos nocivos generalizados asociados con COVID-19″, subrayó Edward Burn, investigador principal de la Universidad de Oxford en NDORMS y también autor del documento. “El estudio se realizó durante un tiempo en el que pocas personas habían sido vacunadas por completo, y uno de los muchos beneficios de las vacunas contra COVID-19 probablemente haya sido reducir la cantidad de eventos de este tipo que ocurrirán en el futuro”, concluyó.
Otra investigación realizada en Suecia indicó que el COVID-19 aumenta 33 veces el riesgo de un coágulo de sangre potencialmente mortal en el pulmón en los 30 días después de infectarse, según sugieren los datos. Los resultados fueron publicados en la revista especializada British Medical Journal (BMJ). Ayudan a explicar el aumento de la incidencia y las muertes por coágulos de sangre desde el inicio de la pandemia en diferentes países.
Científicos de Italia también analizaron los estudios realizados sobre la asociación entre los trombos y el COVID-19. Publicaron en septiembre pasado en la revista Journal of Cardiovascular Surgery la mayor revisión de la literatura científica que se había logrado hasta ese momento después de 18 meses de pandemia.
Los investigadores de Italia, liderados por Daniela Mazzaccaro, de la Unidad Operativa de Cirugía Vascular, del Policlínico San Donato, con colegas de la Universidad de Milán, hicieron una búsqueda de estudios publicados y han hallado un total de 877 resultados. Tras la evaluación de los textos completos se incluyeron 69 artículos en el análisis cualitativo y 23 de ellos se destinaron a una evaluación cuantitativa. Estas investigaciones engloban los casos de 106.838 pacientes hospitalizados por Covid-19 entre los meses de enero y diciembre de 2020.
Al analizar los estudios, se detectó que la tasa de prevalencia combinada informada de trombosis venosa en pacientes con COVID-19 se situaba en el 17%. Es mucho mayor en el caso de los pacientes que han requerido ingreso en unidades de cuidados intensivos. En estos casos, la tasa oscila entre el 60,8 y el 85,4%. Se han informado de eventos de trombosis venosa en aproximadamente el 75% de los casos en las venas poplíteas y de la pantorrilla. Los signos y síntomas estuvieron presentes en el 6,1% de los casos. En la evaluación cuantitativa, factores como la edad avanzada o la obesidad, aumentaron las posibilidades de experimentar trombosis venosa. El sexo femenino mostró en el estudio italiano una mayor tendencia a su desarrollo, contrariamente a lo que detectó el de Oxford.
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