La Agencia Europea de Seguridad (EASA) y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) anunciaron que retirarán la recomendación de que las mascarillas o barbijos sean obligatorias en vuelos y aeropuertos como parte de la prevención del COVID-19. Sin embargo, los expertos en infectología y medicina respiratoria consideran que aún no ha llegado el momento para liberar el uso adecuado de los barbijos en los aviones.
De acuerdo a los organismos de Europa que decidieron liberar la obligación del uso del barbijo decidieron actualizar el Protocolo conjunto de Seguridad Sanitaria en la Aviación al tener en cuenta la situación actual en relación a la pandemia, en particular los niveles de vacunación y de inmunidad adquirida de forma natural, señalaron las organizaciones en un comunicado.
Las nuevas recomendaciones sobre el uso de mascarillas entrarán en vigor a partir del 16 de mayo de 2022. Sin embargo, aclaró el ECDC, las normas relativas a las mascarillas seguirán variando según la compañía aérea después de esa fecha.
Por ejemplo, los vuelos hacia o desde un destino en el que todavía se exige el uso de mascarilla en el transporte público deben seguir fomentando su utilización, según las recomendaciones. “Los pasajeros vulnerables deben seguir llevando una mascarilla independientemente de las normas, idealmente una mascarilla del tipo FFP2/N95/KN95, que ofrece un nivel de protección mayor que una mascarilla quirúrgica estándar”, advirtieron.
También se anima a los pasajeros a respetar las medidas de distanciamiento en las zonas interiores, incluido el aeropuerto, siempre que sea posible. Sin embargo, los operadores aeroportuarios deben adoptar un enfoque pragmático al respecto: por ejemplo, deben evitar imponer requisitos de distanciamiento si es muy probable que provoquen un cuello de botella en otro lugar del trayecto de los pasajeros, especialmente si no se exigen a nivel nacional o regional en otros entornos similares.
Sin embargo, autoridades de sociedades médicas no coinciden con que sea el momento para no usar barbijos o mascarillas en los aviones. Desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, el doctor Alejandro Videla precisó a Infobae: “Estamos a favor de mantener el uso de los barbijos o mascarillas, más aún cuando hay aumento de los casos de COVID-19. La pandemia no terminó en muchos países aún los casos están en crecimiento”.
A nivel mundial, el número de nuevos casos y muertes por COVID-19 ha seguido disminuyendo desde finales de marzo de 2022, según informó este miércoles 11 de mayo la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, se notificó un aumento del número de nuevos casos semanales en América y África. En América, los casos crecieron el 14%, y en la Región de África, el 12%.
Desde la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), la doctora Leda Guzzi, explicó a Infobae que “mientras haya pandemia, el barbijo se debería seguir usándose dentro de los aviones. El riesgo de transmisión del coronavirus es directamente proporcional al aforo, la capacidad máxima de personas que caben en un lugar, y a la ventilación. En los aviones, si bien hay filtros HEPA y presión positiva de aire, el riesgo sigue siendo alto”.
Los organismos de Europa tomaron la decisión al basarse en la alta cobertura de vacunación contra el COVID-19, que ya supera el 62% de la población mundial con el esquema primario. Sin embargo, las subvariantes de Ómicron pueden ser más contagiosas y se necesita que más población cuente con las dosis de refuerzo para alcanzar una mejor protección.
La doctora Guzzi, quien es también médica infectóloga de la Clínica Olivos y del Hospital Santa Rosa del partido de Vicente López, señaló que “la cobertura de vacunación es muy heterogénea en el mundo, Basta con ver lo que pasa en África. Por otra parte, las vacunas dentro de los tres meses de ser aplicadas reducen el riesgo de transmisión, pero no lo eliminan. Por lo cual, la persona puede estar en riesgo de contagiarse, aunque en menor riesgo de desarrollar cuadros graves.
Aún no es momento de levantar el uso de mascarillas en aviones, insistió Guzzi. “El coronavirus es un virus peligroso. No se lo puede confundir con una gripe. Algunas personas tienen factores de riesgo diversos no diagnosticados que también podrían contribuir al desarrollo de casos graves. Además, hay otros impactos del COVID-19: incluso personas con síntomas leves puede desarrollar luego el COVID Persistente o Prolongado. Aún no hemos terminado de conocer todas las caras del coronavirus”.
Se sabe hoy que las mascarillas o barbijos funcionan mejor cuando todos los que rodean a una persona tienen también colocada una. Esto se debe a que cuando una persona infectada lleva una mascarilla, un gran porcentaje de las partículas infecciosas que exhala quedan atrapadas, y así se detiene la propagación del virus en su origen. Y cuando hay menos partículas virales flotando por la habitación, es probable que las mascarillas que llevan los demás bloqueen las partículas que se han escapado.
El grado de protección depende de la calidad de la mascarilla y de su ajuste. Los expertos médicos recomiendan utilizar barbijos N95, KN95 o KF94 para protegerse de la subvariante Ómicron BA.2, que predomina ahora y es más infecciosa que las anteriores variantes.
En la mayoría de los aviones, por ejemplo, el aire de la cabina suele pasar por filtros de partículas de alta eficiencia (HEPA) que son bastante buenos para reducir la transmisión del virus. Pero eso no elimina completamente el riesgo. En un estudio de modelización publicado en diciembre de 2021, los investigadores descubrieron que los pasajeros sentados en la misma fila o a una fila de distancia de alguien que tenía COVID-19 seguían teniendo un alto riesgo de infectarse. En cambio, el uso de una mascarilla reducía el riesgo de infección en un 54%.
Además, en entornos cerrados, como un avión, puede ser difícil evitar un grupo mixto de personas vacunadas y no vacunadas, sintomáticas o asintomáticas, que pueden transmitir el coronavirus a distintos niveles. Y el vuelo puede no ser siquiera la parte más arriesgada del viaje. La circulación del aire puede funcionar a baja potencia o estar completamente apagada durante el embarque y el desembarque en el aeropuerto. El tiempo que se pasa en el ambiente cerrado del aeropuerto también puede aumentar el riesgo de exposición al coronavirus. Por esa razón, puede ser beneficioso llevar una mascarilla.
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