Aunque la mayoría de los pacientes infectados por SARS-CoV-2 presentan síntomas leves, los estudios informaron que el 20% son hospitalizados y el 5% de los pacientes con la enfermedad se enferman gravemente. Desde el inicio de la pandemia, tanto la edad como las comorbilidades crónicas han sido reportadas como un factor de riesgo significativo y la evidencia respalda un mayor riesgo con hipertensión, diabetes, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedad renal crónica y afecciones cardiovasculares.
Aunque los pacientes jóvenes tienen una menor prevalencia de comorbilidades que los de edad avanzada, se ha demostrado que el riesgo relativo de desenlace fatal en pacientes jóvenes con hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares es mayor que en pacientes de edad avanzada. Además, algunos estudios muestran que la población de pacientes tiende a ser más joven con el surgimiento de Delta y Ómicron.
La evaluación del riesgo de COVID-19 grave en grupos de edad específicos es complicada tanto por la heterogeneidad de dolencias como por las diferencias relacionadas con la edad en la prevalencia de multimorbilidades crónicas.
Ahora, un estudio a cargo de Institute for Systems Biology (ISB), Swedish Providence, Onegevity y Mayo Clinic Jacksonville recién publicado en la revista Scientific Reports proporciona respuestas previamente desconocidas sobre qué pacientes hospitalizados con COVID-19 tienen más probabilidades de necesitar ventilación mecánica o morir.
Los investigadores demostraron que los signos vitales y los resultados de laboratorio en el momento de la admisión al hospital son los predictores más precisos de la gravedad de la enfermedad. “Nuestros modelos muestran que las condiciones crónicas, las comorbilidades, el sexo, la raza y el origen étnico son mucho menos importantes en el entorno hospitalario para la predicción temprana de enfermedades críticas”, explicó la doctora Sevda Molani, autora principal del documento. El equipo de trabajo analizó los factores de riesgo en función de dos grupos de edad de pacientes hospitalizados, uno de entre 18 y 50 años y el otro de 50 años o más, y encontraron que los factores de riesgo que conducen a casos graves y/o muerte difieren entre los más jóvenes y los pacientes mayores.
Entre sus conclusiones, detectaron que el índice de masa corporal es un predictor más importante de la gravedad de COVID-19 para pacientes más jóvenes que para pacientes mayores. Muchas comorbilidades, como malignidad, miocardiopatía y EPOC, tienen razones de probabilidad más altas para resultados graves en pacientes más jóvenes que en pacientes mayores.
Tanto para pacientes mayores como jóvenes, los signos vitales, las pruebas de laboratorio hospitalarias tempranas y la necesidad de oxígeno suplementario son más útiles para predecir resultados graves que las comorbilidades y la demografía. Estos hallazgos, según los científicos, “son significativos en el entorno clínico”.
“La predicción del riesgo en COVID-19 es compleja ya que el curso de la enfermedad es muy variable entre las personas, desde completamente asintomático en algunas hasta una enfermedad crítica o la muerte en otras. Si bien se sabe que la edad es altamente predictiva de muerte, otros factores de riesgo dentro de los estratos de edad no se exploran completamente. Este estudio desafía el dogma de que las comorbilidades son los principales impulsores de resultados graves como la ventilación mecánica o la muerte en pacientes hospitalizados con COVID-19. En cambio, encontramos que otras características fisiológicas que se pueden medir dentro de la primera hora de la hospitalización predicen con más certeza quién tendrá resultados graves”, comentó Jason Goldman, especialista en enfermedades infecciosas de Swedish Providence y miembro del equipo del estudio.
La investigación se centró en un análisis retrospectivo que examinó los registros de salud electrónicos de más de 6.900 pacientes entre el 31 de junio y el 15 de noviembre de 2021. La gran mayoría de los hospitalizados con COVID-19, el 92% de los pacientes más jóvenes y el 75% de los mayores, no habían recibido vacunación contra el virus aún. Los modelos de riesgo existentes para pacientes hospitalizados se desarrollaron al comienzo de la pandemia.
Esta investigación aborda la necesidad de modelos actualizados que reflejen el estándar de atención actual para COVID-19, donde se utilizan menos laboratorios poco comunes y hay más opciones de tratamiento terapéutico disponibles. Las investigaciones futuras se beneficiarán de detalle más fino de las subdivisiones por edad, IMC y variables más precisas sobre las condiciones y los medicamentos que afectan la respuesta inmune individual.
“Las condiciones médicas crónicas siguen siendo factores de riesgo importantes para COVID-19 grave. Sin embargo, cuando un paciente acaba de ser admitido en el hospital, su estado actual puede ser más útil para predecir qué nivel de atención es probable que necesite —aportó la profesora asistente del ISB, Jennifer Hadlock, autora participante del documento—. A medida que evolucionan los estándares de atención para COVID-19, nuestros modelos de riesgo deben progresar con ellos”, concluyó.
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