El esquema primario de vacunación contra el COVID-19 ya fue recibido por el 60% de la población mundial. El 24% tiene dosis de refuerzo. Esas aplicaciones funcionan para reducir el riesgo de contagiarse el coronavirus, enfermarse con cuadros graves, requerir hospitalización y morir. Al aplicarse las vacunas, una persona se protege a sí misma, pero también ayuda a su comunidad. En los Estados Unidos, un nuevo estudio comprobó que en las comunidades mejor vacunadas mueren menos personas por causa del COVID-19.
La investigación fue publicada por la revista especializada The BMJ. Se analizaron los datos de 2.558 condados de 48 estados de EE.UU. Se encontró que los condados con una alta cobertura de vacunación en su población tuvieron una reducción de más del 80% en las tasas de mortalidad en comparación con los condados mayoritariamente no vacunados. Este gran beneficio complementa el creciente conjunto de pruebas que indican los beneficios a nivel individual de la vacunación contra el COVID-19.
Hasta esta semana, se han administrado 11.515.419.678 dosis de vacuna contra el COVID-19 en todo el mundo y el objetivo de la Organización Mundial de la Salud es vacunar al 70% de la población mundial para mediados de 2022. Sin embargo, si bien los estudios anteriores sobre la vacuna han demostrado sus beneficios a nivel individual, el impacto a nivel de población de la ampliación de la vacunación sigue siendo en gran medida desconocido.
Para abordar esta cuestión, los investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. se propusieron calcular cómo el aumento de la cobertura de las vacunas en los países afectaba a la mortalidad y la incidencia de la infección por el coronavirus a nivel de población.
Sus conclusiones se basan en más de 30 millones de casos de COVID-19 y más de 400.000 muertes relacionadas con la infección en 2558 condados, que se notificaron durante el segundo año de la pandemia, entre diciembre de 2020 y diciembre de 2021.
Midieron la eficacia comparando las tasas de incidencia y mortalidad por COVID-19 notificadas en los condados con una cobertura de vacunación muy baja (0-9%), baja (10-39%), media (40-69%) y alta (70% o más), definida como el porcentaje de adultos (mayores de 18 años) que habían recibido al menos una dosis de la vacuna.
Tras tener en cuenta los factores potencialmente influyentes, los investigadores descubrieron que el aumento de la cobertura de vacunación en los condados se asociaba a una reducción de los niveles de mortalidad y casos relacionados con el COVID-19.
Por ejemplo, durante el primer semestre de 2021, cuando la variante Alfa del coronavirus era dominante, la tasa de mortalidad por COVID-19 se redujo en un 60%, 75% y 81% en los condados con cobertura de vacunación baja, media y alta, respectivamente, en comparación con los condados que tenían una cobertura muy baja. Las cifras correspondientes a la reducción de casos fueron del 57%, 70% y 80%.
También se observaron reducciones similares en la mortalidad durante la segunda mitad de 2021, cuando la variante Delta se volvió dominante en Estados Unidos, aunque con efectos menores en los niveles de casos.
Se trata de un estudio observacional, por lo que no puede establecer la causa, y los investigadores señalan que deben tenerse en cuenta varias limitaciones a la hora de interpretar estos datos. Por ejemplo, no se exploraron otros marcadores de gravedad de la enfermedad, como los ingresos hospitalarios, y no controlaron factores como las normas sobre el uso de mascarilla y el distanciamiento físico en ese momento, que pueden haber afectado a sus resultados.
No obstante, señalan que los resultados fueron similares tras otros análisis de sensibilidad, lo que sugiere que resisten la revisión. Y dicen: “Las investigaciones futuras podrían beneficiarse de la evaluación de los efectos macroeconómicos de la mejora de la salud de la población, como los cambios en las tasas de empleo y el producto interior bruto resultantes de la reapertura de la sociedad”.
Este estudio se suma a las pruebas de que la vacunación puede prevenir infecciones y enfermedades a gran escala, escribió el profesor Christopher Dye de la Universidad de Oxford en un editorial vinculado en la revista The BMJ. “Las conclusiones de este estudio también dejan claro que se podrían haber salvado, y se salvarán, muchas más vidas si se anima a la gente a mantenerse al día con la vacunación ante la disminución de la inmunidad y las nuevas variantes de coronavirus y si se consigue una cobertura poblacional aún mayor”, añade.
“Cuántas vidas es una cuestión que deben explorar otros. Mientras tanto, este nuevo estudio es otro refuerzo de la confianza en las vacunas contra el COVID-19″, sostuvo el doctor Dye. En los Estados Unidos, pese a que las dosis están disponibles, sólo el 66% de la población está completamente vacunada. El 77% recibió una dosis, y el 30% recibió dosis de refuerzo.
En países como la Argentina, con más adherencia a la vacunación, la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) convocó a aplicarse la primera o la segunda dosis de refuerzo. “Es clave que las personas acudan a darse la dosis de refuerzo. Esta dosis es fundamental para elevar los anticuerpos neutralizantes y reforzar la inmunidad celular, con lo que se reduce el riesgo de infección, pero especialmente el riesgo de formas graves, hospitalización y muerte”, afirmó la doctora Leda Guzzi, de la comisión de comunicación de la SADI.
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