La invasión de Rusia a Ucrania generó la cancelación de muchos programas de colaboración científica en este planeta y también en Marte. El mes pasado, la Agencia Espacial Europea (ESA) confirmó la cancelación de la misión ruso-europea ExoMars 2022 que estaba planificada para lanzarse al planeta rojo el próximo septiembre en un cohete Soyuz, en lo que sería la primera exploración espacial marciana con un rover para Rusia y Europa.
Se trata del mayor proyecto espacial que la ESA y Roscosmos iban a concretar con miras a nuestro vecino planeta a fin de no quedar tan relegados frente a la NASA en cuanto a exploración espacial marciana se refiere, después del éxito de la agencia espacial estadounidense con los últimos dos robots exitosos que ruedan por la superficie roja de Marte, como lo son Curiosity y Perseverance.
“La decisión de la ESA es difícil”, según admitió su director general, Josef Aschbacher, y se tomó ante la imposibilidad práctica y política de seguir trabajando al respecto con Rusia, sancionada por la comunidad internacional como consecuencia de la invasión de Ucrania.
Exomars estaba compuesta de dos misiones. La primera se lanzó en 2016 y estaba integrada por un satélite para el estudio de gases en la atmósfera marciana (TGO) y por el módulo de entrada, descenso y aterrizaje Schiaparelli, que se estrelló contra la superficie del planeta por error un error de cálculo. Esta segunda misión contemplaba poner a rodar en Marte al rover Rosalind Franklin que buscaría tomar y estudiar muestras del suelo marciano. La misión sufrió varias demoras, ya que originalmente estaba prevista para ser lanzada en 2018 y luego en 2020. Pero todo se aplazó, primero por ajustes propios de la misión y luego por la llegada de la pandemia de coronavirus que impidió a los expertos efectuar todas las pruebas previas necesarias.
Exomars tenía previsto aterrizar en la región Oxia Planum, situada al norte del ecuador de ese planeta, que tiene depósitos sedimentarios gruesos y arcillosos que, según la ESA, podrían corresponder a lagunas o depósitos marinos. El año pasado, un modelo gemelo al rover Rosalind Franklin realizó un test exitoso en cuanto a perforación de suelo. El Ground Test Model (o Modelo de prueba en tierra, en español), es una representación idéntica del Rosalind Franklin, y es con el que la agencia hace pruebas en la Tierra simulando lo que el rover original hará en Marte.
Una de las pruebas a las que ha sido sometido el Ground Test Model (GTM) es la perforación y recolección de roca, con el fin de saber que tan bien lo hará su ‘hermano’ durante su visita a Marte; y parece que no solo ha cumplido, sino que, desde ya, rompió récords. De acuerdo con la ESA, Rosalind Franklin debía perforar un total de dos metros de profundidad, siendo esta la perforación más profunda en la historia de la exploración espacial. Cabe recordar que el récord actual se encuentra en siete centímetros por parte de Perserverance.
Pues bien, aunque no haya sido en Marte, el GTM ya superó esos 7 cm con creces, al perforar un total de 1,7 metros en el suelo. Y en 2021 la ESA lo anunciaba, orgullosa, así: “El gemelo de Rosalind Franklin ha estado perforando un pozo lleno de una variedad de rocas y capas de suelo. La primera muestra se tomó de un bloque de arcilla cementada de dureza media. La perforación se llevó a cabo en una plataforma inclinada siete grados para simular la recolección de una muestra en una posición no vertical. El taladro adquirió la muestra en forma de bolita de aproximadamente 1 cm de diámetro y 2 cm de largo”.
Los objetivos de ExoMars consistían en buscar signos de vida tanto en el pasado como en la actualidad, investigar cómo el agua y el ambiente geoquímico marciano varía con el tiempo, estudiar la composición de las trazas de gases existentes en la atmósfera así como sus fuentes de origen, a la vez que poner a prueba la tecnología para fuera viable una hipotética misión que trajera muestras de vuelta desde Marte.
Problema de calendario
Dado que solo hay condiciones propicias para el lanzamiento de una misión a Marte cada 26 meses, si se llegara a retomar la colaboración a tiempo el año 2024 sería la fecha más próxima, pero la ESA vio poco probable esa hipótesis y admitió que 2026, con otros socios, aparece como la siguiente posibilidad más factible.
“Pero incluso esa fecha será un reto. Habrá nuevas decisiones y financiación necesarias y todo eso es algo que se tiene que discutir”, señaló el director general. La agencia espacial estadounidense (NASA) ya ha mostrado su interés en apoyar la misión, pero la ESA debe evaluar ahora qué puede hacerse a nivel europeo y en qué ámbitos podría necesitar cooperación.
El fracaso de Exomars también se cuenta en euros. En la última década la ESA ha invertido unos 1.000 millones de euros en ese proyecto. “No es dinero perdido. La industria ha aprendido mucho”, se adelantó el jefe de la ESA, Aschbacher en una conferencia de prensa en la que se dejó claro que cuando Exomars pueda lanzarse, sus resultados seguirán siendo útiles porque no hay otra misión similar que pueda adelantarse.
Rusia no se queda atrás
El ruso Dmitri Rogozin, director de Roscosmos, no dio marcha atrás en el objetivo de explorar Marte, a pesar de la decisión europea. “Hemos perdido varios años, pero haremos una réplica de nuestro módulo de descenso, lo equiparemos con un cohete portador Angar y desde el nuevo cosmódromo Voschoni realizaremos por nuestra cuenta esa expedición científica”, confirmó Rogozin, que acusó a los europeos de servilismo ante Estados Unidos, mientras que el jefe de la oficina de prensa de Roscosmos, Dmitri Strugovets, consideró que “es una pena que los colegas de la ESA pongan su postura antirrusa por encima de objetivos comunes de la humanidad de estudiar el universo”.
La ESA había admitido hoy que, aunque reconoce el impacto en la exploración científica del espacio, “como organización intergubernamental con el mandato de desarrollar e implementar programas espaciales respetando plenamente los valores europeos se alinea totalmente” con las sanciones impuestas a Rusia por sus Estados miembros.
Exomars no es el único afectado colateral como consecuencia del conflicto. La decisión de Roscosmos de retirar a su personal del centro espacial europeo, en la Guayana Francesa, ha obligado a interrumpir todas las misiones que iban a despegar con un cohete ruso Soyuz y a buscar también alternativas. Roscosmos suspendió los lanzamientos de Soyuz desde Kurú en reacción a las sanciones europeas impuestas tras la invasión rusa de Ucrania. También cesó a su equipo, compuesto por unos 100 ingenieros y técnicos.
También se suspendieron las otras misiones de la ESA que dependen del uso de la lanzadera Soyuz. Se trata de dos satélites destinados a la constelación europea de localización Galileo, de la misión científica Euclid y de la misión europea-japonesa de observación de la tierra EarthCARE.
SEGUIR LEYENDO: