Un ultimátum. Así podría describirse el último informe emitido por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que depende de las Naciones Unidas (ONU), que señaló: “Es ahora o nunca”. El tiempo se agota y el planeta ya registra un incremento de 1,1°C. El límite establecido fue de entre 1,5°C y 2°C para finales de siglo. De superarse estas cifras el desenlace sería irremediable: catástrofe climática. Sin embargo, existen algunas acciones que los científicos destacaron como positivas, siendo que un grupo de investigadores afirmó que estas metas son alcanzables. ¿Se puede detener el calentamiento global?
Las emisiones de gases de efecto invernadero impulsadas por la quema de combustibles fósiles generaron una aceleración en el aumento de la temperatura del planeta, aseguraron los expertos. En el Acuerdo de París unos 200 países pactaron, aunque de forma no vinculante, el límite de entre 1,5°C y 2°C. Sin embargo, los más de 265 científicos, pertenecientes a 65 países, que analizaron la situación del mundo aseguraron que se deben aplicar medidas de mitigación y llegar a emisiones cero para frenar la catástrofe climática. En pocas palabras, si las emisiones no tocan su techo y no comienzan a caer en 2025, es decir en 3 años, este duro desenlace está casi garantizado.
Aunque el futuro parece sombrío, aún restan algunos puntos positivos. Según el informe del IPCC, el objetivo aún puede alcanzarse pero depende del compromiso de las naciones. Sin embargo, la caída en el costo de la implementación y generación de energías renovables y un futuro verde de las ciudades permitirían alcanzar esta meta. En ese tono, un reciente estudio publicado en la revista Nature aseguró que estas metas pueden lograrse, aunque pusieron un gran signo de pregunta sobre la ejecución de las promesas que realizaron los países en 2015.
Las energías renovables ganan terreno en el mundo
Más allá de estas argumentaciones, lo cierto es que el documento divulgado hace escasos días dejó algunos puntos positivos, como es la caída en los costos de las energías renovables y la posibilidad de que se realicen acciones en las ciudades que las conviertan en más verdes. De este modo, se podría provocar un descenso en la generación de dióxido de carbono, el principal responsable de esta situación.
Según señalaron los expertos, entre 2010 y 2019 se registró una caída del 85% en los precios de generación de energía solar. En tanto, la eólica obtuvo un descenso del 55%, al tiempo que la producción de baterías de litio evidenció una retracción del 85%.
Pero eso no es todo, entre 2015 y 2019 el mundo logró elevar su generación de energía eólica, la cual aumentó en un 70%. En paralelo, la producción de energía solar fotovoltaica creció la impactante cifra del 170%. Con estos datos, los expertos señalaron que, en 2019, las llamadas energías limpias fueron las responsables de procurar al mundo un 37% de la electricidad.
“El cambio climático no tendrá un impacto sustancial en los recursos eólicos futuros y no comprometerá la capacidad de la energía eólica para respaldar las transiciones bajas en carbono”, afirmó el documento, al tiempo que advirtieron que “existe evidencia limitada de que las velocidades extremas del viento, que pueden dañar las turbinas eólicas, aumentarán debido al cambio climático”.
En ese sentido, al hacer foco en la generación de energía solar, los expertos del IPCC señalaron: “No se espera que el cambio climático afecte sustancialmente la ‘insolación’ solar global y comprometa la capacidad de la energía solar para respaldar las transiciones bajas generaciones de carbono”. “Es probable que las futuras tecnologías fotovoltaicas tengan una mayor eficiencia”, indicaron el documento y aseguraron que “se prevé que la cobertura de nubes disminuya en los subtrópicos (alrededor de –0,05 % por año), incluidas partes de América del Norte, grandes partes de Europa y China, América del Sur, Sudáfrica y Australia”, continúa el escrito.
Por lo que concluye que “los modelos proyectan aumentos modestos (< 3 %) en la energía solar fotovoltaica para fines de siglo en el sur de Europa, el norte y el sur de África, América Central y el Caribe”. “La demanda de calefacción disminuirá y la demanda de refrigeración aumentará en respuesta al cambio climático”, auguraron los expertos, por lo que advirtieron que se puede ver afectada “la transmisión y las necesidades de almacenamiento”, al igual que “la gestión del lado de la demanda y la capacidad de generación máxima”.
Ciudades verdes: una respuesta urbana al cambio climático
Las ciudades albergan tanto a personas, como a industrias, fábricas y transportes. Con esto mente, los expertos del IPCC señalaron la importancia de transformar las grandes urbes con espacios más verdes y sustentables. En la actualidad, según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 99% de la población mundial respira aire de mala calidad, con lo cual se producen más de 13 millones de muertes al año por causas ambientales evitables.
Según algunos cálculos científicos, para el final del siglo, el 85% de la población mundial vivirá en grandes ciudades. Incluso, algunos habitarán las denominadas “megaciudades”. Sin embargo, en la actualidad estas localidades están invadidas por cemento, hierro y hormigón, materiales que no absorben el dióxido de carbono, como sí lo hacen los árboles y espacios verdes. Incluso, la mayor parte de la energía que se consume se basa en combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón).
Desde 1990, según el informe del IPCC, los edificios urbanos han aumentado su emisión de gases de efecto invernadero en un 50%. De la mano de las energías renovables, los expertos advierten que estas grandes urbes podrían reducir su generación a una cifra cercana a cero. La metodología sería ecologizar estas ciudades con un doble objetivo, que capturen CO2 y que, además, no expulsen emisiones.
Según algunas estimaciones, este objetivo es ampliamente alcanzable, ya que el 60% de los edificios que formará parte del escenario urbano del 2050 aún no se construyó. Es por este motivo que advirtieron la importancia de utilizar materiales más eficientes, con reutilización y reciclaje; es decir que permitan una reducción de residuos. Vale aclarar que, desde el IPCC señalaron que los materiales cuya confección no genera gases de efecto invernadero aún se encuentran en etapas de análisis o a la espera de su respectiva aprobación para su comercialización.
Pero eso no es todo, gracias a la pandemia en algunas naciones se demostró que el desplazamiento de los trabajadores a sus puestos de trabajo puede reducirse. Incluso, se advirtieron los beneficios ecológicos de los mínimos desplazamientos, según señalaron los científicos al hablar de los beneficios de las denominadas “ciudades compactas y de alta densidad”, en las cuales las personas puedan llegar a sus destinos a pie o en bicicleta y en 15 minutos.
Asimismo, los expertos advierten que será necesario disminuir el crecimiento horizontal de las ciudades para enfocarse en edificaciones verticales, que puedan maximizar los espacios verdes. Incluso, señalan la importancia de adaptar y actualizar los edificios ya presentes. En tanto, en lo que se refiere al transporte, advirtieron la importancia de una migración hacia vehículos eléctricos que generen bajas emisiones de carbono.
Aún se puede frenar el calentamiento global, según un grupo de científicos
Una frase popular asegura que “lo último que se pierde es la esperanza” y, en este sentido, un grupo de investigadores de la Universidad de Melbourne puso la lupa en un estudio que se publicó recientemente en la revista Nature. Según su análisis, si los países realizan aquello que habían prometido en el Acuerdo del París, se podría llegar a la meta de los 2°C para finales de siglo (en comparación con la etapa preindustrial).
De todos modos, los expertos aseguraron que este objetivo se alcanzaría si lo países cumplen al reducir las emisiones de carbono para 2030 y, además, logran convertir sus naciones en “emisores cero” para mediados de siglo. Vale aclarar que, pese a que se alcance el objetivo de 2°C, el planeta sufrirá cambios profundos. Según explicaron, con este incremento se registrarán fenómenos climáticos extremos, se registrarán extinciones de animales y plantas, habrá un derretimiento de hielo en los polos; efectos que repercutirán directamente en la humanidad. Hasta el momento, según datos de la ONU, ya se han desplazado más de 30 millones de personas por las consecuencias del cambio climático.
Malte Meinshausen, autor principal del estudio y profesor de clima de la Universidad de Melbourne, aseguró: “Posiblemente podamos mantener el calentamiento por debajo de la marca simbólica de 2 grados con las promesas sobre la mesa. Eso supone, por supuesto, que los países cumplan las promesas”. “Claro, el mundo de 2 grados requiere que los países hagan lo que prometen. Pero la energía eólica y solar más barata demostraron que los recortes de emisiones de carbono pueden llegar más rápido de lo pensado y algunos países superarán los recortes prometidos”, explicó el autor.
En ese tono, el científico aseguró: “Los objetivos y las políticas implementadas en realidad pueden cambiar las temperaturas futuras. Creo que es importante que los países vean el optimismo. Sí, hay esperanza”. Aunque aclaró: “Tampoco tenemos un margen de error (al limitarnos apenas a 2°C) ni las promesas nos colocan en un camino cercano a los 1,5 grados”.
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