Todos los animales que circulan por tierra firme tienen un patrón de movimiento de sus patas que no siempre son iguales. Por ejemplo, los perros caminan apoyando primero una pata trasera moviéndola hacia adelante, luego la delantera del mismo lado; sigue con el otro pie trasero hacia adelante, luego el delantero de ese lado. Pero este animal doméstico es una especie que, por su masa corporal pequeña, no puede ser comparado con el andar de los dinosaurios, que tenían cuerpos de unas dimensiones que complejizaba sus necesidades de equilibrio, energía y movimiento. Algunos paleontólogos aún piensan que, por su tamaño, los dinosaurios caminaban como los elefantes, pero científicos los han confrontado y debieron descartarlo: las huellas y sus patrones, no coinciden. Las distintas especies de elefántidos caminan dando dos pasos de un lado, luego dos pasos del otro, una y otra vez.
Los paleontólogos Jens Lallensack y Peter Falkingham de la Universidad John Moores de Liverpool, Reino Unido, publicaron el 2 de marzo pasado en la revista Current Biology el artículo “Un nuevo método para calcular la fase de las extremidades a partir de las huellas revela los modos de andar de los dinosaurios saurópodos”.
Los científicos llaman saurópodos (Sauropoda) a la especie de dinosaurios sauropodomorfos cuadrúpedo que habitó el planeta desde el Triásico Superior hasta el Cretácico Superior, es decir desde hace aproximadamente 210 millones de años hasta unos 66 millones de años. Existen múltiples pruebas de su presencia en América, Asia, Europa, África, Oceanía y la Antártida.
En su trabajo Lallensack y Falkingham describieron un nuevo método usado para estudiar las huellas de los dinosaurios, mediante el cual descubrieron que los saurópodos caminaban con un andar diferente a cualquier criatura viva en la actualidad.
Los expertos británicos observaron que las investigaciones anteriores sobre las huellas de los dinosaurios hechas como método convencional de análisis de las pisadas no ofrecían una imagen completa de cómo pudo haber caminado un dinosaurio determinado. También notaron que debido al enorme tamaño de los dinosaurios más grandes, como los saurópodos, caminar como un elefante les hubiese demandado mucha energía solo para evitar caerse.
Fue así que crearon el nuevo método para estudiar las pisadas que implica tener en cuenta las variaciones en las huellas y el tiempo a medida que un animal avanza. Analizaron las marcas dejadas por tres saurópodos midiendo la distancia entre las huellas y observando si fueron hechas por un pie delantero o trasero y si era izquierdo o derecho. A continuación, calcularon cómo encajaban las fases de las extremidades con las pistas que estaban midiendo, y eso les permitió extrapolar la forma de andar.
Con este nuevo método, los científicos probaron su nuevo enfoque para medir las huellas de varios tipos de animales de la actualidad, incluidos los elefantes. Convencidos de que ofrecía una mejor representación del modo de andar de un animal determinado, lo utilizaron para estudiar las huellas dejadas por varios saurópodos.
Fue así que descubrieron que una pata delantera tocaba el suelo justo antes de que se levantara una pata trasera del lado opuesto. Este modo de andar sugiere que las criaturas gigantes no se tambaleaban mientras caminaban, preservando así la energía.
Los hallazgos en torno de la vida y las características de los dinosaurios son numerosas y en muchos casos curiosas. En diciembre pasado se conoció un estudio de un equipo científico de Alemania que afirmó que un tiranosaurio rex que vagó por la Tierra hace 68 millones de años parece haber tenido una enfermedad ósea que habría causado un dolor de dientes severo.
En el estudio, presentado en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de América del Norte (RSNA), los expertos dijeron que la infección grave, llamada osteomielitis tumefactiva, se originó en la médula de la mandíbula izquierda del dinosaurio. Probablemente le habría dado al animal, a la que los científicos apodaron “Tristan Otto”, un dolor de muelas agonizante, convirtiéndolo en un depredador particularmente malhumorado. Los restos fosilizados de la criatura están casi completamente intactos, lo que lo convierte en uno de los especímenes mejor conservados jamás descubiertos.
Otros hallazgos científicos recientes describieron que en Santa Cruz los primeros dinosaurios vivían en manadas y tenían comportamientos sociales complejos. En Río Negro, se encontraron restos fósiles de un dinosaurio de cuello largo que indica que las especies podían convivir pacíficamente. En Neuquén, también se han identificado dinosaurios de un momento del Período Cretácico, hace 140 millones de años, que se desconocían por completo.
Según coinciden todos los estudios, el impacto de un asteroide que se estrelló contra la Tierra hace 66 millones de años mató a los dinosaurios. Según un estudio de fósiles de peces publicado en Nature a comienzos de 2022 se logró determinar que esto sucedió en primavera. Melanie Durante y un grupo colegas del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Facultad de esa disciplina de la Universidad Vrije de Amsterdam, estudiaron fósiles excavados en el sitio de Tanis en Dakota del Norte. La primavera fue el principio del fin para todos los dinosaurios no aviares y muchos otros reptiles prehistóricos, según sugirió el estudio.
“Era inimaginable poder precisar el momento del evento —explicó Durante, quien dirigió el proyecto—. Si somos extremadamente afortunados como paleontólogos, tal vez lleguemos a la escala de tiempo del milenio, pero ni mucho menos a esta alta resolución. Este estudio ha demostrado que sí, se pueden leer los huesos e inferir la estacionalidad de ellos”.
La evidencia presentada en el estudio respaldaba la idea de que los peces desaparecieron en primavera, observó Kate Trinajstic, paleontóloga de peces de la Universidad de Curtin que no participó en la investigación. “Decir que el asteroide golpeó en primavera es realmente una sorprendente precisión”, dijo. Pero otros científicos se mostraron cautelosos con los hallazgos sobre fósiles excavados en el controvertido sitio.
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