La contaminación se sigue extendiendo en el mundo a pesar de los esfuerzos de ciertos sectores y de la puesta en agenda del problema. De hecho, la llamada inundación plástica global ha llegado al Ártico, según advirtieron los científicos del Instituto Alfred Wegener de Alemania que acaban de confirmar que la contaminación por microplásticos en la región polar ahora está tan presente como en cualquier otro lugar de la Tierra, con los perjuicios consecuentes. Sus conclusiones acaban de publicarse en la revista Nature Reviews Earth & Environment.
Este nuevo estudio sugiere que los desechos de telas, productos de cuidado personal, empaques y otros materiales cotidianos están arruinando la naturaleza virgen, luego de ser transportados hacia el norte hasta el Océano Ártico por las olas, el viento y los ríos. Los especialistas han confirmado que ya se pueden encontrar grandes cantidades de microplásticos en el agua, en el lecho marino, en playas remotas, en ríos e incluso en el hielo y la nieve.
El plástico no solo es una carga para los ecosistemas, sino que también podría empeorar el cambio climático, según informan su estudio de revisión internacional los especialistas del Instituto Alfred Wegener. La autora principal, Melanie Bergmann, afirmó que “todavía se supone que el Ártico es un desierto en gran parte intacto. En nuestra revisión, que realizamos conjuntamente con colegas de Noruega, Canadá y los Países Bajos, mostramos que esta percepción ya no refleja la realidad. Nuestros ecosistemas más septentrionales ya están particularmente afectados por el cambio climático. Esto ahora se ve exacerbado por la contaminación plástica. Y nuestra propia investigación ha demostrado que esta acción negativa sobre el Medioambiente continúa empeorando”.
La investigación involucró la revisión de numerosos estudios para proporcionar una visión general de los últimos hallazgos. Hoy, entre 19 y 23 millones de toneladas métricas de basura plástica terminan en las aguas del mundo cada año, lo que equivale a dos camiones por minuto. Los descartes se acumulan en los océanos y se descomponen gradualmente en pedazos cada vez más pequeños, llegando incluso al torrente sanguíneo humano a través de los mariscos que los humanos consumen.
Prácticamente todos los organismos marinos estudiados, desde el plancton hasta los cachalotes, consumen plástico por error, mientras que se espera que la producción mundial de este tipo de basura se duplique para 2045. Es omnipresente y se extiende desde las fosas oceánicas más profundas hasta los trópicos, e incluso al Monte Everest.
Se ha demostrado que los microplásticos dañan la vida silvestre, pero se desconoce el impacto en las personas, aunque sí ya se ha comprobado en el laboratorio que dañan las células humanas. Las fibras de la ropa de acrílico y poliéster se desprenden en grandes cantidades durante el lavado, con un estimado de 68 millones de lavados calculados solamente en el Reino Unido cada semana. El último análisis liderado por los especialistas alemanes pinta el panorama más sombrío hasta la fecha. El Ártico, escasamente poblado, muestra un nivel de contaminación similar al de los pueblos y ciudades densamente habitadas de todo el mundo. Esto incluye prácticamente todos los hábitats, desde las playas hasta el lecho marino, pasando por las capas de la columna de agua. El Atlántico, el Mar del Norte y el Pacífico Norte sobre el Estrecho de Bering fueron identificados como las principales fuentes de contaminación plástica.
El Océano Ártico representa solo el uno por ciento del volumen total de los mares del mundo, pero recibe más del 10 por ciento de la descarga de agua de los ríos, que transportan plástico al océano. Algunas de las fuentes locales más importantes de contaminación son los desechos municipales y las aguas residuales de las comunidades del Ártico, mientras que los barcos, y en particular los pesqueros, también plantean un problema grave. Ya sea que se arrojen intencionalmente o se pierdan por accidente, las redes y las cuerdas representan una gran parte del plástico registrado en el sector europeo del Ártico.
“Desafortunadamente, hay muy pocos estudios sobre los efectos del plástico en los organismos marinos en el Ártico —señaló Bergmann—. Pero hay evidencia de que las consecuencias allí son similares a las de las regiones mejor estudiadas. También allí, muchos animales (osos polares, focas, renos y aves marinas) se enredan en plástico y mueren. Al mismo tiempo el microplástico ingerido en forma involuntaria probablemente conduce a una reducción del crecimiento y la reproducción de la fauna, al estrés fisiológico e inflamaciones en los tejidos de los animales marinos, e incluso corre por la sangre de los humanos”.
Los datos disponibles sobre los posibles efectos de retroalimentación entre los desechos plásticos y el cambio climático son particularmente escasos. “Aquí, hay una necesidad urgente de más investigación”, señaló Bergmann. “Los estudios iniciales indican que los microplásticos atrapados cambian las características del hielo marino y la nieve”. Las partículas oscuras, por ejemplo, podrían significar que el hielo absorbe más luz solar y, por lo tanto, se derrite más rápidamente. Conocido como el efecto albedo, esto puede intensificar el calentamiento global. Las partículas de plástico en la atmósfera proporcionan condensación para las nubes y la lluvia, lo que podría influir en el clima.
A lo largo de su ciclo de vida, los plásticos son actualmente responsables del 4,5 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. El Ártico, en tanto, es el estabilizador de temperaturas del planeta, que las regula y hace circular las corrientes oceánicas, pero se está calentando mucho más rápido que el resto del mundo, con partes que se derriten a un ritmo alarmante.
“Nuestra revisión muestra que los niveles de contaminación plástica en el Ártico coinciden con los de otras regiones del mundo”, continuó la especialista. “Esto coincide con las simulaciones de modelos que predicen una zona de acumulación adicional en el Ártico. Pero las consecuencias podrían ser aún más graves. A medida que avanza el cambio climático, el Ártico se calienta tres veces más rápido que el resto del mundo. En consecuencia, la inundación de plástico está afectando a ecosistemas que ya están gravemente afectados. En el curso de las negociaciones durante los próximos dos años, se deben adoptar medidas efectivas y legalmente vinculantes que incluyan objetivos de reducción en la producción de plástico”, agregó.
En este sentido, los países europeos deben reducir su producción de plástico, al igual que los estados ricos del Ártico deben reducir la contaminación de fuentes locales y mejorar la gestión de desechos y aguas residuales, que a menudo es prácticamente inexistente en sus comunidades, señalaron los especialistas en su investigación.
“Además, se requieren más regulaciones y controles, con respecto a los desechos plásticos del transporte marítimo internacional y la pesca”, concluyó Bergmann. El estudio se suma a la evidencia de que el océano más pequeño del mundo, que abarca casi 10 millones de kilómetros cuadrados, es crítico en la crisis del cambio climático. Rodea el Ártico y fluye por debajo de él. La mayor parte está cubierta por hielo durante todo el año, pero eso está comenzando a cambiar a medida que aumentan las temperaturas.
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