Los pacientes con enfermedades metabólicas presentan niveles elevados de grasas en la sangre. Una situación genera estrés en las células musculares y provoca daños en su estructura y rendimiento. Esto es lo que detectaron investigadores de la Universidad de Leeds, junto a colegas de otros centros académicos como Cambridge, Bonn, Bari, el Imperial College y especialistas de AstraZeneca.
También detectaron que estas células estresadas emiten una señal que puede transmitirse a otras células. Las alertas, a menudo llamadas ceramidas, pueden tener un beneficio protector a corto plazo porque son parte de un mecanismo diseñado para reducir el estrés dentro de la célula. Pero en las enfermedades metabólicas, que son condiciones a largo plazo, las alertas pueden matar las células, hacer que los síntomas sean más graves y empeorar la enfermedad. Esta información fue publicada en la revista especializada Nature Communications.
Según los datos de la investigación, el retículo endoplásmico (RE) es un orgánulo celular con un papel clave tanto en la síntesis y plegamiento de proteínas, como en la biosíntesis de lípidos. La interrupción de su función provoca estrés y acumulación de proteínas. Su acumulación descontrolada puede provocar la muerte celular.
El estrés del RE se ha vinculado con una amplia gama de patologías, incluido el envejecimiento, ciertos tipos de cáncer y enfermedades metabólicas, como la dislipidemia (un aumento excesivo del colesterol y/o los triglicéridos), la obesidad y la diabetes tipo 2 . Las enfermedades metabólicas, incluidas estas dos últimas, se caracterizan por concentraciones plasmáticas elevadas de ácidos grasos saturados, en particular palmitato. Se cree que estas especies de lípidos inducen una disfunción metabólica en los tejidos sensibles a la insulina, como el hígado, el tejido adiposo y el músculo esquelético, a través de efectos denominados lipotoxicidad.
En el pasado, otras investigaciones ya habían confirmado que los niveles elevados de grasa en la sangre dañan los tejidos y los órganos, lo que contribuye al desarrollo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, incluida la diabetes tipo 2. La situación puede deberse a la obesidad, cuyas tasas prácticamente se han triplicado en todo el mundo desde 1975, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En 2016, había más de 650 millones de adultos mayores de 18 años con obesidad. Lee Roberts, profesor de Fisiología Molecular y Metabolismo en la Facultad de Medicina de la Facultad de Leeds y uno de los autores del último estudio indicó: “Aunque esta investigación se encuentra en una etapa temprana, nuestro descubrimiento podría fundamentar la premisa de terapias o enfoques terapéuticos recientes para prevenir el evento de enfermedad cardiovascular y enfermedades metabólicas como la diabetes en personas con niveles elevados de grasa en la sangre con problemas de peso”.
Para el desarrollo de su investigación, el equipo reprodujo en el laboratorio los niveles de grasa en la sangre observados en personas con enfermedades metabólicas al exponer las células del músculo esquelético a un ácido graso conocido como palmitato. Cuando eso sucedió, las células comenzaron a transmitir la señal de ceramida. En el momento en que estas células se combinaron con otras que no se habían expuesto previamente a la grasa, los investigadores descubrieron que se comunicaban entre sí, transportando la señal en paquetes llamados vesículas extracelulares. El experimento se reprodujo en voluntarios humanos con enfermedades metabólicas y dio resultados similares.
Los hallazgos muestran un enfoque muy especial sobre cómo las células responden al estrés, con consecuencias importantes para nuestra comprensión de ciertas enfermedades metabólicas, como la obesidad. “Este análisis nos brinda una perspectiva novedosa sobre cómo se desarrolla el estrés dentro de las células de las personas con problemas de peso y brinda nuevos caminos para contemplar al intentar desarrollar nuevos remedios para las enfermedades metabólicas”, completó Roberts.
Y concluyó: “Con la obesidad como una epidemia cada vez mayor, la carga de enfermedades relacionadas con el estrés, como la diabetes tipo 2, requiere nuevos tratamientos. Esperamos que los resultados de nuestra investigación abran una nueva vía de investigación para ayudar a abordar esta creciente preocupación”.
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