Para hablar con un teléfono móvil los usuarios colocan el dispositivo cerca de la cabeza, las ondas de radiofrecuencia que emiten penetran varios centímetros en el cerebro, siendo los lóbulos temporal y parietal los más expuestos. Esto ha llevado a la preocupación de que los usuarios de teléfonos móviles puedan tener un mayor riesgo de desarrollar tumores cerebrales, y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasifica las ondas de radiofrecuencia como “posiblemente cancerígenas”.
Sin embargo, la mayoría de los estudios que han investigado esta pregunta hasta la fecha han sido estudios retrospectivos en los que las personas informan sobre el uso del teléfono móvil después de un diagnóstico de cáncer, lo que significa que los resultados pueden estar sesgados.
Investigadores de Oxford Population Health e IARC publicaron en la Revista del Instituto Nacional del Cáncer los resultados de un gran estudio prospectivo del Reino Unido (un estudio en el que los participantes se inscriben antes de que desarrollen la(s) enfermedad(es) en cuestión) que explora la asociación entre el uso de teléfonos móviles y el riesgo de tumores cerebrales.
Los especialistas utilizaron datos del The Million Women Study del Reino Unido: un estudio en curso que reclutó a una de cada cuatro mujeres del Reino Unido nacidas entre 1935 y 1950. Alrededor de 776.000 participantes completaron cuestionarios sobre el uso de su teléfono móvil en 2001; alrededor de la mitad de estos fueron encuestados nuevamente en 2011. Luego, los participantes fueron seguidos durante un promedio de 14 años a través de la vinculación con sus registros del NHS.
Se examinó el uso de teléfonos móviles en relación con el riesgo de varios tipos específicos de tumores cerebrales: glioma (un tumor del sistema nervioso); neuroma acústico (un tumor del nervio que conecta el cerebro y el oído interno); meningioma (un tumor de la membrana que rodea el cerebro); y tumores de la glándula pituitaria. Los científicos también investigaron si el uso de teléfonos móviles estaba asociado con el riesgo de tumores oculares.
Para 2011, casi el 75% de las mujeres de entre 60 y 64 años utilizaba un teléfono móvil, y algo menos del 50% de las de entre 75 y 79 años. Durante el período de seguimiento de 14 años, solo 3.268 (0,42 %) de las mujeres desarrollaron un tumor cerebral.
Es decir, no hubo diferencia significativa en el riesgo de desarrollar un tumor cerebral entre aquellos que nunca habían usado un teléfono móvil y los usuarios de teléfonos móviles. Estos incluyeron tumores en los lóbulos temporal y parietal, que son las partes más expuestas del cerebro. Tampoco hubo diferencia en el riesgo de desarrollar glioma, neuroma acústico, meningioma, tumores hipofisarios o tumores oculares.
La investigación explica que los campos electromagnéticos de radiofrecuencia -los que emiten los dispositivos móviles- pueden penetrar varios centímetros en la cabeza. El principal efecto de esto es, simplemente, el calentamiento de la superficie de la piel. El artículo no detectó ningún aumento en el riesgo de tumores en los lóbulos temporal y parietal del cerebro, las áreas potencialmente más expuestas a estos campos electromagnéticos.
“Estos resultados respaldan la evidencia acumulada de que el uso de teléfonos móviles en condiciones habituales no aumenta el riesgo de tumores cerebrales”, sostuvo la coinvestigadora Kirstin Pirie de la Unidad de Epidemiología del Cáncer de Oxford Population Health.
Los hallazgos develados por el estudio tampoco demostraron un aumento en el riesgo de desarrollar ninguno de estos tipos de tumores para aquellos que usaban un teléfono móvil diariamente, hablaban por lo menos 20 minutos a la semana y/o habían usado un teléfono móvil por más de 10 años. Y la incidencia de tumores del lado derecho e izquierdo fue similar en los usuarios de teléfonos móviles, aunque el uso del teléfono móvil tiende a ser considerablemente mayor en el lado derecho que en el izquierdo.
Aunque los hallazgos son tranquilizadores, no está claro si los riesgos asociados con el uso de teléfonos móviles son diferentes en aquellas que usan teléfonos móviles considerablemente más de lo que era típico entre las mujeres de esta cohorte. E
n este estudio, solo el 18% de los usuarios de teléfonos informaron hablar por teléfono móvil durante 30 minutos o más cada semana. Aquellos que usan teléfonos móviles por períodos prolongados pueden reducir su exposición a las ondas de radiofrecuencia mediante el uso de equipos de manos libres o altavoces.
El estudio no incluyó a niños ni adolescentes, pero sus autores señalan que hace dos meses los resultados de una investigación internacional llamada MOBI-Kids -que analizó la posible conexión entre el uso del celular y el riesgo de tumores cerebrales en jóvenes de 14 países- fueron liberados. El estudio, coordinado por la epidemióloga Elisabeth Cardis, profesora de investigación en Epidemiología de la Radiación en el Instituto de Salud Global de Barcelona, tampoco encontró evidencia de un vínculo.
“Las tecnologías móviles están mejorando todo el tiempo, por lo que las generaciones más recientes emiten una potencia de salida sustancialmente menor”, aseveró el investigador principal del estudio Joachim Schüz de IARC. Sin embargo, dada la falta de pruebas para los grandes usuarios, aconsejar a los usuarios de teléfonos móviles que reduzcan las exposiciones innecesarias sigue siendo un buen enfoque de precaución.
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