Un millón de especies en peligro de extinción, sequías extremas y prolongadas, inundaciones e incendios catastróficos y la mayor concentración en la atmósfera de dióxido de carbono -uno de los principales gases causantes del cambio climático- en los últimos 5 millones de años. Este escenario desolador es producto de los impactos que los humanos ejercemos sobre la vida silvestre y los ecosistemas naturales de la Tierra.
Comenzó a verificarse hace miles de años con la extinción de las primeras especies de grandes aves y mamíferos, se agravó en los últimos siglos con la aparición de nuevas tecnologías y alcanzó dimensiones catastróficas a partir de la revolución industrial. En este contexto, el rewilding se posiciona como una de las estrategias más efectivas para restituir la integridad de los ecosistemas naturales y su capacidad para mitigar las crisis ambientales que afectan al planeta, como la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la aparición de pandemias.
Persiguiendo este objetivo, Fundación Rewilding Argentina, un grupo de conservacionistas y activistas unidos por el respeto por el valor intrínseco de todas las especies, con el apoyo de su aliado estratégico Tompkins Conservation, trabaja hace más de 20 años en la protección y restauración de los ecosistemas naturales de nuestro país. El rewilding comenzó en Argentina los 90 de la mano de Douglas y Kristine Tompkins quienes, junto a conservacionistas y científicos argentinos, construyeron esta visión transformadora en los Esteros deI Iberá. Hoy, Kristine Tompkins celebra su legado en los equipos que ayudó a formar en Argentina y que, ya independientes de Tompkins Conservation, continúan trabajando en cinco provincias del país.
Junto a estos equipos transitó los primeros pasos que 25 años más tarde llevarían a la creación del Parque Nacional Iberá y a la reintroducción del yaguareté en Iberá luego de 70 años de extinción en Corrientes. “La Fundación Rewilding Argentina superó todas mis expectativas. Hoy es una organización independiente que pisa fuerte en su país, liderando proyectos únicos de restauración en otros ecosistemas, como la estepa patagónica, el litoral marítimo y la región chaqueña, logrando resultados tangibles para la vida silvestre y las comunidades”, aseguró Tompkins, una de las filantrópicas más célebres de la historia argentina, donante de las 195.094 hectáreas del Parque Nacional Iberá, impulsora de procesos de rewilding y promotora del activismo ambiental, en una entrevista con Infobae.
Fundada en 2010 bajo el nombre de Flora y Fauna Argentina, Rewilding es heredera del legado de The Conservation Land Trust Argentina, institución creada en 1997 por los Tompkins. Sus principales proyectos comprenden el Parque Iberá, en la provincia de Corrientes -donde destaca la reintroducción de osos hormigueros, yaguaretés o nutrias gigantes-; el Parque Nacional El Impenetrable, en Chaco -segundo mayor bosque continuo de Suramérica, tras el Amazonas-; el Parque Patagonia, en Santa Cruz, zona muy sensible a los efectos climáticos y al uso intensivo del suelo, y el más reciente, el Patagonia Azul en Chubut.
Tenía 22 años cuando comenzó a trabajar con Yvon Chouinard, el fundador de la compañía conocida por su foco medioambiental Patagonia, luego de terminar sus estudios en la universidad. Estaba siempre en contacto con escaladores y aventurándose a excursiones en la montaña. Con el tiempo, empezó a participar de varios debates con biólogos y ambientalistas sobre la crisis de extinción y la importancia de proteger grandes territorios para conservar a los grandes carnívoros. “Sobre todo, recuerdo muy bien cuando en la década del 90 empezamos a acuñar el término ‘rewilding’. Todo era nuevo, pero la pasión y el conocimiento científico nos indicaba que era su responsabilidad actuar”, sostuvo la experta.
Durante 30 años de su vida se dedicó a proteger y restaurar la belleza y la biodiversidad de los Esteros del Iberá. “Han sido toda una aventura en un sentido bueno. Un trabajo en equipo, con mucha gente increíble que me enseñó mucho y que me llevó más allá de los límites soñados. Cuando uno trabaja por una causa de bien público, todo es posible y, a pesar de la crisis climática y ambiental, vale la pena dar lo mejor de uno. Sin una naturaleza vibrante no habría belleza y no habría economía, no sobreviviríamos”, subrayó.
Y añadió: “El legado de Tompkins Conservation ha sido un aporte en tierras para la creación de muchos parques en Argentina y Chile, el trabajo de posicionamiento de nuevos destinos turísticos de naturaleza para que todos puedan vivir la experiencia de sentirse parte y en contacto con la vida silvestre y generar economías locales a partir de ello. Y también ha sido ayudar a Rewilding Argentina para que se constituyan en una ONG independiente y puedan seguir adelante ayudando a restaurar la naturaleza de su país”.
Rewilding: qué, por qué y cómo
El proceso es único en el mundo y tiene dos objetivos principales: conservar la biodiversidad y los procesos ecológicos de los ecosistemas y, convertir estos lugares en motores de desarrollo económico respetando el mundo natural. El rewilding es una herramienta fundamental para revertir la crisis de extinción que asola el Planeta y para mitigar otras crisis ambientales como el cambio climático y la aparición de pandemias. Tal es así que varios países del mundo, como Australia, Estados Unidos, varios países de Europa como Gran Bretaña y Rumania, y varios países de África como Sudáfrica y Kenya están implementándolo a gran escala. Pero para que el impacto del rewilding sea global se necesita que los gobiernos se involucren para facilitar, financiar y liderar estos programas.
Se trata de una estrategia de restauración que busca recuperar la integridad de los ecosistemas naturales transformándolos en ecosistemas completos (con las especies que los habitaron desde tiempos históricos presentes) y funcionales (con estas especies en número suficiente para que cumplan con sus roles ecológicos). Ecosistemas completos y funcionales brindan los servicios ecosistémicos que permiten sostener la vida en este planeta, incluida la existencia de las personas. Los ecosistemas naturales completos y funcionales proveen, además, oportunidades de desarrollo local a partir del turismo de naturaleza basado en la observación de fauna, que hoy ya representan un ”motor” para diversas comunidades.
“Los ecosistemas saludables dependen básicamente de la existencia de numerosas interacciones (muchas de ellas aún desconocidas) entre individuos de diferentes especies, las rocas, el suelo, el clima, todo los elementos. Si algunas de estas ‘piezas claves’ desaparecen, todo comienza a cambiar. Hay efectos en cascada porque todo está interconectado. Si se extinguen especies -y sabemos que en los últimos 500 años, a partir de la era industrial el número de especies que se extinguen se ha acelerado debido a acciones humanas-, hay menos oportunidades de sobrevivir frente a cambios catastróficos”, detalló Tompkins.
La especialista aseveró que “nosotros mismos, como humanos, dependemos de ese ecosistema completo para seguir existiendo”. “El rewilding básicamente es el manejo para traer de vuelta a las especies que regionalmente se han extinguido y asegurar las condiciones para que no se vuelvan a extinguir. Es decir, cambiar el uso del territorio, la economía y los valores que pusieron en riesgo esas especies. Una vez que vuelven las especies que juegan un papel clave en el ecosistema es más fácil recuperar la funcionalidad de todo el ecosistema. Las especies claves son, por ejemplo, los predadores tope, como el yaguareté o la nutria gigante”.
Pero, ¿qué es un ecosistema completo? Uno donde coexisten todas las especies que allí evolucionaron, es decir, que contiene poblaciones de todas las especies que lo habitaron desde tiempos históricos. Sin embargo, restituir todas las formas de vida silvestre que fueron propias de un ecosistema y que se han extinguido por causas humanas es una tarea titánica, a veces imposible, y por lo tanto se deben priorizar algunas por sobre otras. Sabemos que todas las especies de un ecosistema son importantes pero la ciencia señala que hay algunas que son más importantes que otras para que un ecosistema se encuentre completo y funcional y estas son las denominadas especies clave.
Una especie clave es aquella que, en relación con su abundancia, decimos que influye desproporcionadamente sobre el ecosistema que habita porque, a través de distintos mecanismos, determina la distribución (la zona donde viven) y la abundancia de otras especies. Uno de estos mecanismos es conocido como cascada trófica. En una cascada trófica la especie clave actúa desde niveles superiores de la cadena alimentaria (por ejemplo, los depredadores tope como el puma) afectando los niveles inferiores (a los animales herbívoros como el guanaco y por lo tanto a la vegetación). El puma se alimenta de guanacos y de esta forma determina su distribución y abundancia y también la de la vegetación que consume el guanaco. En una cascada trófica los mecanismos iniciados en el nivel superior de la cadena alimentaria regulan los ecosistemas de arriba hacia abajo.
La evidencia científica muestra que si se pierde un depredador que se encuentra en un nivel trófico superior de un ecosistema, se disparan una serie de reacciones en cascada con efectos sobre los niveles inferiores de la cadena alimentaria a la que pertenece. Estas reacciones pueden provocar un desbalance en el ecosistema, afectando su estructura y dinámica, resultando en un sistema empobrecido, más homogéneo y por lo tanto menos diverso. Lo más peligroso es que estos ecosistemas empobrecidos son menos resilientes y por lo tanto más vulnerables a cambios indeseables, muchos de los cuales son provocados por los seres humanos.
Los ecosistemas, además de estar completos, deben ser funcionales: no alcanza con que las especies clave estén presentes sino que además deben estarlo en número suficiente para que cumplan con sus roles ecológicos. Cuando en una región la cantidad de individuos de una especie disminuye a valores mínimos decimos que estamos frente a una extinción funcional o ecológica, que precede a la extinción numérica o total, representada por la desaparición de todos los individuos.
En otras palabras, unos pocos individuos de una especie presentes en un área no aseguran que la especie esté cumpliendo su función en el ecosistema, que incluye importantes interacciones entre especies diferentes. Es por esto que el rewilding no solo se ocupa de restaurar una especie clave que está ausente de un sistema natural (este proceso se denomina reintroducción), sino también de aumentar los números de especies cuyas poblaciones se encuentran disminuidas (proceso de suplementación). En ambos casos se procede solo si la ausencia o disminución son el resultado de la actividad humana.
Es importante mencionar que, como proceso de restauración ecológica, el rewilding es complejo y conlleva cierto grado de incertidumbre con relación al resultado final, se enfoca en la restauración de procesos y no necesariamente en recuperar prístinos estados originales. En otras palabras, existe la posibilidad de que una vez finalizado el trabajo algunas características del ecosistema original no sean restauradas y que se observen nuevas características que estaban ausentes en el mismo.
Asimismo, existe un fuerte vínculo entre la biodiversidad y el clima que es cada vez más reconocido por la ciencia y la sociedad en general: los ecosistemas naturales completos y funcionales capturan y almacenan carbono atmosférico ayudando a mitigar el cambio climático. Esta capacidad de almacenamiento podría incrementarse de 1,5 a 12 veces implementando proyectos de rewilding que restauren especies que presentan roles clave en los ecosistemas y las interacciones ecológicas de las que forman parte. “Animar el ciclo de carbono” es el concepto que explica este aumento en la capacidad de captura y almacenamiento de carbono por parte de los ecosistemas, como resultado de la ejecución de proyectos de rewilding.
Pasado, presente y futuro: implementando el rewilding en Argentina
Argentina, uno de los países con mayor pérdida de fauna de Sudamérica, presenta una oportunidad única de convertirse en líder del desarrollo del rewilding. En diálogo con este medio, Sebastián di Martino, biólogo y director de conservación de Rewilding Argentina, sostuvo que ”para ello, está en nosotros actuar y poner manos a la obra para no solo proteger lo que queda, también recuperar lo que perdimos; existe una necesidad imperiosa de restaurar nuestros ambientes naturales, incluso en lugares que erróneamente consideramos prístinos, como los Parques Nacionales y otras áreas protegidas de nuestro país”.
“Desde el año 2007 trabajamos en Iberá y los resultados son muy satisfactorios, no solo por la cantidad de especies que se han logrado reintroducir y que se habían extinguido, sino porque se ha podido construir o designar un gran parque natural de 750 mil hectáreas. Ambos hechos se realizaron con un gran apoyo social y político. Con mucho orgullo, hoy los argentinos podemos decir que Iberá se ha convertido en el proyecto de reintroducción multiespecies seguramente más ambicioso del continente americano”, explicó.
Para el experto, “Argentina es un país en donde se han desarrollado el conocimiento y las tecnologías, y se han formado recursos humanos para implementar esta estrategia. Hemos podido desarrollar los conocimientos para vincular el trabajo con las personas y la economía. Tenemos la oportunidad de escalarlo a otras regiones como lo estamos haciendo ahora en El Impenetrable o en el Parque Patagonia. Es una estrategia que ha sido poco desarrollada en general en Latinoamérica y sin lugar a dudas, los resultados de Iberá están poniendo a nuestro país en el mapa de la conservación a nivel mundial”.
Para finalizar, Tompkins subrayó: “Estoy convencida de la capacidad y la actitud emprendedora de los humanos. Nos gusta hacer, desarrollar y actuar. Por esa razón creo que tenemos que canalizar esa energía hacia un actuar responsable y regenerativo, que traiga de vuelta y restaure el hábitat de las especies que son nuestros compañeros de viaje. Para continuar compartiendo el Planeta necesitamos de todos cumpliendo su rol único en el ecosistema. Creo en la paz entre nosotros y el resto de las especies. Creo que necesitamos más paz y tolerancia no sólo entre humanos, sino entre todos los seres vivos”.
Días atrás, en el marco del Día Mundial del Rewilding, Fundación Rewilding Argentina publicó un libro gratuito en el que navega más de dos décadas de experiencia en el Proyecto Iberá, repasa la historia general del rewilding y propone una visión del futuro de esta estrategia de conservación en Argentina y Sudamérica. “Hoy más que nunca estoy orgullosa del libro que están presentando y de todo lo logros obtenidos en sus primeros años de creación. El de Rewilding Argentina, espero, será ayudar a revertir la crisis de extinción”, resumió la experta a Infobae.
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