Sin ser profesionales de la salud o de las ciencias, hoy las personas pueden colaborar para construir más conocimientos científicos. Desde esa mirada, está creciendo el “Flutracking”, una oportunidad de participar por el celular o por la computadora, reportar síntomas del COVID-19 y la gripe, y ayudar a rastrear por dónde están circulando los virus.
La iniciativa empezó en 2006 a paso lento. Pero con la pandemia de gripe A en 2009 el Gobierno de Australia decidió avalarla para que toda la población pueda colaborar. En 2020, tras el inicio de la pandemia, el Flutracking se amplió a seguir el avance del coronavirus y demostró una vez más su utilidad como complemento con el sistema tradicional de vigilancia de casos de personas con las infecciones respiratorias.
Al registrarse y completar una breve encuesta cada semana, los “Flutrackers” -como se llama a las personas que participan- permitieron a las autoridades sanitarias comprender mejor las zonas de circulación del virus y tomar decisiones. La herramienta ya fue adoptada en Nueva Zelanda y en Hong Kong. Ahora, ya está disponible en la Argentina, a través de un subsidio del gobierno de Australia.
Cuenta con el apoyo del embajador australiano en Argentina Brett Hackett, y se desarrollará con el análisis de datos de los investigadores Martín Stryjewski y Analía Mykietiuk de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). Una persona por cada vivienda se puede sumar a participar en el sitio web, al que se puede acceder desde aquí.
Uno de los impulsores del “Flutracking” ha sido Nick Walsh, especialista en salud pública, quien forma parte de la Respuesta Nacional Australiana para Trauma y Atención Crítica, y es profesor de la Universidad Monash y miembro del grupo SAGE de la Organización Mundial de la Salud. Según contó el doctor Walsh en un seminario de la SADI al que tuvo acceso Infobae, “el sistema de flutracking con la colaboración de la gente permite tener datos en tiempo real sobre la circulación de los virus”.
En Australia hoy, más de 70.000 personas contestan la encuesta cada semana. Al compartir los datos en la iniciativa de ciencia ciudadana, el rastreo de los virus se hace cada vez más robusto. “Al maximizar la participación, hay mejores datos”, señaló Walsh.
“Antes de la pandemia, el sistema se usaba para rastrear el virus de la gripe entre mayo y octubre de cada año. Con el COVID-19 pasó a usarse todo el año con el envío de las encuestas. Posibilita ahora un sistema continuo de vigilancia de la circulación de la gripe y el COVID-19. Nos permite hacer comparaciones sobre cuál es el impacto de los virus en las diferentes jurisdicciones del país”, afirmó el científico australiano.
Como el sistema está afuera del sistema hospitalario, el “Flutracking” permite rastrear casos de personas con las infecciones que no llegan a la consulta médica y al hospital. “Hay personas que no tienen acceso a los médicos y a los hospitales. Entonces, Flutracking permite llegar a esas personas”, dijo a Infobae el doctor Stryjewski, quien además de ser uno de los investigadores principales del proyecto en Argentina, trabaja como jefe de internación del CEMIC Pombo.
Al aceptar ser un “Flutracker”, cada persona completa los datos del código postal y su identidad es anónima. Cada semana se le pregunta si tuvo fiebre, tos, dolor de garganta, congestión nasal, dolor de cabeza y cambio del gusto o del olfato. También se pregunta si por tener síntomas tuvo que tomar licencia en el trabajo, si fue a la consulta médica o al hospital, si se hizo algún tipo de test de diagnóstico y si ha accedido a la vacunación.
Con la participación continua de la gente, en Australia observaron en 2009 que los resultados de los análisis del Flutracking correlacionaba con los del sistema de vigilancia por atención hospitalaria y por los testeos posteriores. Durante diciembre y enero pasado, el Flutracking detectó la ola de Ómicron por el sublinaje BA.1. También permitió saber que las personas se empezaron a hacer más test rápidos hogareños para hacer el diagnóstico de COVID-19.
Durante marzo, el sistema ya permitió saber a las autoridades sanitarias australianas que hay un nuevo pico de Ómicron por el predominio del sublinaje BA.2 que también avanzó en Europa. En Argentina, el Instituto ANLIS/Malbrán reportó en marzo que hay más casos de personas con ese sublinaje de la variante de preocupación. Existe el riesgo de que la curva del COVID-19 vaya en aumento y hay preocupación de las autoridades sanitarias y los expertos en infectología porque aún hay personas desde los 12 años en adelante que no se han acercado a recibir la dosis de refuerzo, que da una mejor protección contra Ómicron. Sólo el 42% de la población general de Argentina tiene dosis de refuerzo o adicional, según el Monitor Público de Vacunación del Ministerio de Salud de la Nación.
Mientras empezaba a circular la variante Ómicron del coronavirus en la Argentina, el virus de la gripe -que generalmente impacta en otoño e invierno- fue también afectando a más personas en pleno verano, según advirtió a través de un alerta el Ministerio. Desde el año 2020, tras el inicio de la pandemia por el coronavirus, los casos de gripe estacional fueron menos que los años anteriores. Sin embargo, a partir de la primera semana de diciembre pasado, hubo un aumento en el número de casos de influenza, principalmente Influenza A H3N2.
“Con la iniciativa de Flutracking, se creará un mapa que nos permitirá comprender la actividad circulatoria del virus de la gripe, del coronavirus y otros virus respiratorios. Como hay personas que tienen síntomas leves y no concurren a la consulta médica, este sistema permite detectar casos que no son reportados en el sistema de vigilancia nacional. En el mapa que se publicará en el sitio web, se podrán observar en rojo los casos de personas con síntomas respiratorios”, contó el doctor Stryjewski.
Desde la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Virología, el doctor Víctor Romanowski, opinó al ser consultado por Infobae sobre el proyecto de Flutracking que “es importante tener un informe de la situación para tomar decisiones de intervención en salud pública y controlar la transmisión de los virus respiratorios”.
Para participar en Flutracking, hay que tener en cuenta que se puede cambiar la dirección de e-mail o el código postal y que uno puede retirarse de la iniciativa cuando lo desee. Si una persona tiene síntomas como tos o dolores de cabeza de manera crónica, también puede participar y colaborar con los investigadores. El sistema permite analizar el comienzo de la aparición de los síntomas en su información semanal, y separar los casos crónicos de los nuevos. También se consideran las diferentes combinaciones de respuestas tales como el tiempo de ausencia de tareas habituales, la consulta a un profesional de la salud y el resultado de hisopados. “Es mejor informar cualquier síntoma que el participante tenga, independientemente de su carácter crónico, con la mayor precisión posible”, recomendó Stryjewski.
También el Flutracking habilita la participación por hogares. Es decir, una persona puede sumar a los miembros de su hogar a la encuesta semanal. Deben ser parte estable de su hogar. Si una persona no está enferma por COVID-19 o por gripe, también puede participar.
“Todas las personas mayores de 12 años pueden participar en Flutracking Argentina, independientemente de su estado de salud o su estado de vacunación; enfermo o saludable, vacunado o sin vacunar”, aclaró Stryjewski. “Cuantas más personas se sumen, nos ayudan a conformar una muestra más representativa. Si tuviéramos solo participantes que están cursando una infección, se introduciría un sesgo. Lo más importante es que las personas colaboren con la investigación científica y ayuden al seguimiento de la gripe y el COVID-19 en nuestro país”, agregó. La iniciativa, que se hace sin fines de lucro, recibe consultas y a través del email: consultasflutracking@sadi.org.ar
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