Desde fines de 2019 hasta ahora más de 469 millones de personas en el mundo han adquirido la infección por el coronavirus. Más de 6 millones han fallecido. El primer año de la pandemia estuvo fuertemente marcado por los confinamientos masivos de ciudades y países para demorar el avance del virus. El año pasado, en cambio, el mundo se centró más en la aplicación de las vacunas contra el COVID-19. En 2022, ya se vislumbran diferentes tendencias en el rumbo de la pandemia, que incluye un mayor uso de los tratamientos antivirales que han sido desarrollados para contrarrestar la infección.
A nivel global -en países de Europa Occidental como Francia, Reino Unido y Alemania; y de Asia como China, Hong Kong y Corea del Sur, entre otros- el número de nuevos casos está volviendo a crecer, y los expertos en epidemiología e infectología miran el panorama con preocupación. Remarcan que la pandemia aún no terminó y que los cuidados son necesarios para evitar otra nueva ola. La variante Ómicron del coronavirus -que es la más transmisible de todas- sigue circulando en el tercer año con pandemia.
Ómicron fue detectada en noviembre del año pasado y ha sido la variante del coronavirus que más rápido se propagó en todo el planeta. Produjo una ola explosiva entre finales de 2020 y comienzos de 2021, luego pareció comenzar a retroceder. Sin embargo, el sublinaje de Ómicron BA.2 dio otro golpe y los casos volvieron a subir en varios países. En Iberoamérica, también hay temor por la probabilidad de que vuelva a producirse otra ola. En el tercer año con pandemia, la humanidad tiene aún 7 incógnitas por resolver:
1 - Cómo seguir registrando los casos de COVID-19
En España ya están trabajando en un momento de transición que significaría tratar al COVID-19 como se ha hecho con la gripe, aunque sean enfermedades virales diferentes. Cada año, las autoridades sanitarias no registran todos los casos de personas con gripe sino que se lleva a cabo una vigilancia centinela.
El nuevo sistema de vigilancia centinela para COVID-19 está en la etapa final de preparación entre los responsables del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, los de la Ponencia de Alertas, que incluye a los técnicos de las comunidades autónomas; y los del Centro Nacional de Epidemiología (CNE). Se elegirá a un grupo de médicos de primaria o centros de salud que se combinarán con hospitales, de manera estratégica, para que funcionen como testigo. De esta manera, se creará una muestra estadísticamente significativa y repartida en puntos clave. Es decir, en lugar de hacer un conteo exhaustivo de los casos confirmados de COVID-19, se harían extrapolaciones sobre la circulación del virus.
En la Argentina, el Consejo Federal de Salud (COFESA), que reúne a todas las autoridades sanitarias del país, consensuó que “debido a las altas coberturas de vacunación, con gran impacto en enfermedad grave y mortalidad, desde agosto de 2020 (Decreto 494/2021), se ha priorizado como indicadores de monitoreo de la pandemia la utilización de camas de terapia intensiva y tensión en el sistema de salud en lugar de la incidencia de casos. En este sentido, se acuerda implementar cambios en la metodología de difusión de datos, pasando a reportes semanales”. Se pasará a informar los casos de COVID-19 con frecuencia semanal y no diariamente.
2- El desafío de reducir las muertes
La vacunación contra el COVID-19 empezó en diciembre de 2020 en Occidente. En la actualidad, el 66% de la humanidad ya recibió la primera dosis. El 59% completó el esquema primario, y un 19% recibió una dosis como adicional o como refuerzo. El acceso a la vacunación contribuyó a que las olas de la pandemia implicaran menos muertes. Porque las vacunas fueron desarrolladas para prevenir complicaciones y mortalidad principalmente.
Con Ómicron, subió la probabilidad de que las personas ya vacunadas igualmente se contagien el virus. Pero se ha mantenido la alta protección para prevenir hospitalizaciones y muertes. En el caso de España, durante el primer año murieron 72.085 personas con COVID-19. Durante el segundo, con la vacuna ya extendida entre la población, los muertos fueron alrededor de 29.000: la campaña de inmunización disminuyó los fallecimientos por coronavirus alrededor de un 60%.
Sobre si este tercer año de pandemia se podrá repetir el hito de registrar 0 fallecidos en una jornada -que no ocurre desde el 18 de junio de 2020, cuando decayó el estado de alarma-, los expertos tienen dudas. “Dependerá de si cuando llegue el buen tiempo, a mediados de junio, baja la incidencia y los pacientes graves no tienen ningún problema”, según sostuvo Estanislao Nistal, virólogo y profesor de Microbiología de la Universidad CEU-San Pablo. De acuerdo con Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología, los niveles de anticuerpos neutralizantes por haber tenido la infección o por la vacunación se están perdiendo. “Estamos protegidos ante la enfermedad y otros componentes, pero no frente a la infección”, afirmó.
Ante qué puede ocurrir este año, los expertos tienen en cuenta las pandemias anteriores y consideran que la etapa en que una infección puede considerarse endémica no significa que no habrá muertes. “En 1918 comenzó una pandemia de gripe que acabó matando a más personas que la Primera Guerra Mundial. Es el ejemplo de las pandemias, por lo graves que pueden ser. Pero con el tiempo, acabó convirtiéndose en la gripe estacional que aparece cada año. Cuando un virus se propaga por la sociedad, nos protegemos con las vacunas y la exposición. Las oleadas posteriores pueden ser menos graves, lo que puede conducir a una enfermedad endémica estable”, aseguró en diálogo con The Harvard Gazette William Hanage, epidemiólogo y profesor asociado de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard.
Para el especialista, “decir que una enfermedad es ‘endémica’ es sólo decir algo sobre si hay o no grandes epidemias, grandes brotes. No significa que una enfermedad sea inofensiva, porque se puede tener una enfermedad endémica que continúe todo el tiempo y que mate a muchísima gente”. Como ejemplos, Hanage señaló: “La tuberculosis es endémica en gran parte del mundo y mata a millones de personas. La malaria es un asesino igualmente mortal y, sin embargo, se considera endémica”.
3- Ya hay disponibles antivirales contra el coronavirus
Se han desarrollado fármacos contra el virus. En Europa se cuenta con varios tratamientos disponibles autorizados por la Agencia Europea del Medicamento (EMA). En el caso del molnupiravir, su uso está recomendado por el Comité de Medicamentos de Uso Humano del regulador europeo.
El medicamento remdesivir se receta en hospitales; y el resto no termina de llegar. “Si se prueban como efectivos y logran contener los casos muy graves de manera rápida, tendremos otro avance muy significativo frente al virus. Serían una alternativa hasta ahora inexistente para quien no pueda estar protegido por la vacuna», explicó el doctor Nistal al diario ABC. Además, serán claves también ante el riesgo de sufrir Covid persistente, que afecta en torno al 10% de la población.
Uno de los fármacos para COVID-19, el Paxlovid de la empresa Pfizer, podría ser una herramienta importante en la lucha contra el COVID-19, después de que redujo las hospitalizaciones en pacientes de alto riesgo en alrededor de un 90% en un ensayo clínico. Los resultados fueron significativamente mejores que los de la píldora antiviral molnupiravir de MSD en su ensayo clínico. El Paxlovid es un tratamiento de dos medicamentos que combina un nuevo compuesto, el nirmatrelvir, con el antiviral ritonavir. Ambas píldoras deben tomarse durante cinco días poco tiempo después de que se presenten los primeros síntomas de COVID.
La empresa Pfizer ya llegó a un acuerdo con el Fondo de Patentes de Medicamentos (MPP) respaldado por la ONU para permitir que más de 30 fabricantes de medicamentos genéricos elaboren versiones más baratas en 95 países, aunque no se espera que ninguno esté disponible antes de principios de 2023.
Desde México, la científica Susana López Charretón, investigadora en virología del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México, dijo a Infobae: “Coincido con que este año habrá más atención sobre los antivirales contra el COVID-19. Lo que hay que tener en cuenta también es que no vamos a estar seguros hasta que todos estemos seguros y con eso me refiero que debemos de enfatizar el que haya una distribución equitativa de vacunas en el mundo y que se autorice la vacunación de los niños en más países, que no dejan de estar en riesgo y es muy importante protegerlos”.
4- La vacunación debería estar disponible para toda la humanidad.
Se han administrado 11.010 millones de dosis en todo el mundo, y cada día se administran 16,24 millones. Pero hay una brecha enorme en el acceso: Sólo el 14,4% de las personas de los países de bajos ingresos han recibido al menos una dosis. Por eso más allá de que los antivirales estén desarrollados, hay también especialistas que señalan el problema de la falta de equidad.
“Mientras no se vacune una proporción importante de la población mundial, que está en África, Asia, y lo que falta de América Latina, no podemos dejar de pensar en las vacunas como eje principal de la respuesta ante la pandemia”, dijo a Infobae el doctor Santiago Hasdeu, de la Red Argentina de Evaluación de Tecnología Sanitaria (RedARETS) “Decir que este año será el de los antivirales parece más una expresión de deseo de la industria farmacéutica que desde la mirada sanitaria”, agregó.
5- Más dosis de refuerzo
Con el paso del tiempo, la protección de las vacunas puede disminuir. En países desarrollados ya se está evaluando la posibilidad de dar la cuarta dosis masivamente. Pero también hay dudas sobre su beneficio. Casi un mes después de que el Centro Médico Sheba lanzara un estudio histórico para probar la eficacia de una cuarta vacuna contra el COVID-19, el hospital reveló en que ese refuerzo solo fue parcialmente efectivo para proteger contra la infección por la variante Ómicron.
Una cuarta inyección de la vacuna COVID-19 aumenta los anticuerpos a niveles aún más altos que la tercera inyección, pero no es suficiente para prevenir las infecciones por Ómicron, según el estudio preliminar. La Sociedad Española de Inmunología consideró que no es partidaria de inocular una cuarta dosis porque se aplica el mismo tipo de vacuna, elaborada en base a la variante original de Wuhan, en China. Se deberían buscar “otras que incluyeran algunas de las mutaciones aparecidas, como Ómicron o, combinadas”.
Para Laith Abu-Raddad, epidemiólogo especializado en enfermedades infecciosas de Weill Cornell Medicine-Qatar, en Doha, quien demostró que las vacunas de ARN mensajero contra el COVID-19 previenen muchos de los peores casos, incluso en respuesta al sublinaje BA.2. hay que pensar en vacunas para diferentes variantes.
“En realidad, las vacunas están funcionando extraordinariamente bien, teniendo en cuenta los retos de la evolución”, sostuvo en diálogo con la revista Nature. Pero estimó que se deberían dejar de diseñar vacunas contra variantes únicas y pasar al desarrollo de vacunas contra el pan-coronavirus, es decir, inoculantes que protejan contra diferentes especies de coronavirus. “Esta sería una solución más fundamental para el futuro”, opinó.
6- Hay otras vacunas en camino
Las vacunas suelen requerir años de investigación y pruebas antes de llegar a la clínica, pero en 2020 los científicos se embarcaron en una carrera para producir vacunas seguras y eficaces contra el coronavirus en un tiempo récord. En la actualidad, los investigadores están probando 119 vacunas en ensayos clínicos en humanos, y 49 han llegado a las fases finales de las pruebas. Más de 75 vacunas preclínicas se están investigando activamente en animales. La llegada al mercado de diferentes tipos de vacunas contra el coronavirus podría cambiar el panorama.
Argentina se encuentra muy bien posicionada en el concierto científico internacional con el proyecto de 7 vacunas candidatas en desarrollo. Muchas de ellas podrían comenzar sus ensayos clínicos antes de fin de año. Algunos proyectos están más avanzados que otros y la mayoría cuenta con el apoyo del Estado, a través del financiamiento de la Unidad Coronavirus, integrada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, el Conicet y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i).
7- El riesgo de otras variantes de preocupación
El coronavirus no ha dejado de evolucionar. Sufre mutaciones. Algunas de ellas forman parte de variantes de preocupación, como Alfa, Beta, Delta, y Ómicron. El surgimiento de nuevas variantes depende de varios factores como el porcentaje de personas sin vacunas, y la adherencia a las medidas de prevención, entre otros.
Para Andrea Ammon, directora del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) y Maria Van Kerkhove, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Ómicron no será la última variante. Las expertas aseguraron, además, que “no es seguro que el coronavirus SARS-CoV-2 continúe mutando en variantes más leves que hacen que las personas se enfermen menos que las variantes anteriores”.
“Mientras existan focos grandes de replicación del virus en países en los que la vacunación ha sido escasa, la posibilidad de surgimiento de nuevas variantes del coronavirus que pueden ser más transmisibles o más severas sigue de modo latente”, advirtió la científica López Charretón en el diálogo con Infobae.
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