Descubrieron el rayo de antimateria más lejano y largo observado hasta hoy

Un púlsar ubicado a 1.600 años luz de distancia está derramando antimateria en la Vía Láctea.

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J2030 y su cola. (NASA/CXC/Universidad
J2030 y su cola. (NASA/CXC/Universidad de Stanford/M. de Vries; NSF/AURA/Consorcio Gemini)

Los astrónomos han descubierto un enorme haz de materia y antimateria que se extiende 40 billones de millas a través del espacio interestelar, lo que lo convierte en la estructura aparente más grande de su tipo jamás vista, informa un nuevo estudio.

La estrella es un púlsar llamado PSR J2030+4415 o J2030 para abreviar; tiene alrededor de 20 kilómetros de diámetro y se desplaza por el espacio a una velocidad vertiginosa de alrededor de 450 kilómetros por segundo.

Este conjunto de características ha llevado a la enorme cola de partículas de la estrella, similar a un cometa, que se extiende durante 7 años luz a través del espacio interestelar.

Esas partículas son materia (electrones) y antimateria (positrones), vistas en una nueva imagen del Observatorio de rayos X Chandra, y podrían ayudar a los científicos a descubrir por qué parece haber más antimateria en la Vía Láctea de lo que las predicciones dicen que debería haber. .

Longitud total del filamento. (NASA/CXC/Universidad
Longitud total del filamento. (NASA/CXC/Universidad de Stanford/M. de Vries)

Los púlsares son un tipo de estrella de neutrones, los núcleos colapsados de estrellas que tenían una masa de secuencia principal entre aproximadamente 8 y 30 veces la del Sol.

Estas estrellas son súper densas, con poderosos campos magnéticos. Un púlsar agrega una alta tasa de rotación a la mezcla; J2030 gira aproximadamente tres veces por segundo, y eso no es ni cerca de lo rápido que pueden ir estas cosas .

Los púlsares emiten vientos de partículas cargadas que normalmente están confinadas por su campo magnético.

Debido a que J2030 está acelerando a través del espacio, su viento lo sigue. Delante de él hay un arco de choque, cerca de una línea de campo magnético interestelar. Hace dos o tres décadas, el arco de choque parece haberse ralentizado, lo que significa que la estrella lo alcanzó y lo atravesó.

“Esto probablemente desencadenó una fuga de partículas”, explicó el astrónomo Roger Romani de la Universidad de Stanford.

J2030 en rayos X y
J2030 en rayos X y óptica. (Rayos X: NASA/CXC/Stanford Univ./M. de Vries; Óptica: NSF/AURA/Gemini Consortium)

“El campo magnético del viento púlsar se vinculó con el campo magnético interestelar, y los electrones y positrones de alta energía salieron a chorros a través de una boquilla formada por conexión”, agregó.

La dinámica verdaderamente pirotécnica de estos filamentos y sus implicaciones para comprender la antimateria en la Vía Láctea los convierte en un objetivo convincente para futuras observaciones. Estos estudios futuros tendrán “importantes implicaciones para la propagación de positrones de rayos cósmicos de púlsares a través del [medio interestelar] cercano a los detectores de la Tierra”, señaló el equipo en el estudio.

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