Lejos de las asociaciones cinematográficas, las comúnmente llamadas “células zombies” son aquellas que, por envejecimiento, estrés o daño, deberían ser “eliminadas” del organismo, pero por fallas del propio cuerpo permanecen presentes aunque en otro lugar. Su nombre correcto es células senescentes y por su comportamiento el sistema inmunitario las confunde y provoca inflamaciones que se traducen en enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares, o bien osteoporosis o cáncer, entre otros.
Con esto en mente, un grupo de científicos de Mayo Clinic definió realizar un mapa para detectar, con inteligencia artificial, estas células que continúan emitiendo señales inflamatorias e interrumpiendo en sus células “hermanas”. El objetivo es poder detectarlas de manera veloz y eficiente; y evitar así que generan enfermedades.
El proyecto para realizar este desarrollo fue denominado “The Cellular Senescence Network” y es financiado por los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés). Pero eso no es todo, este ente también colabora en la confección del “atlas” de células zombies en el organismo. De igual manera, los investigadores de Mayo Clinic se encuentran avanzando en el tratamiento para la eliminación de estas células senescentes, el cual se encuentra en Fase I.
Inteligencia artificial: una nueva herramienta para detectar células zombies
Liderado por Joao Passos, el equipo de investigadores de Mayo Clinic que forma parte de este proyecto busca desarrollar un software basado en inteligencia artificial (IA), el cual tiene por objetivo identificar, de manera veloz y eficaz, a las células senescentes y cuál es su ubicación exacta dentro del organismo. De este modo, se detectará cuáles pueden ser las “células vecinas” que podrían verse afectadas y dónde se encuentran los “terrenos baldíos” celulares, para que los expertos pueden determinar cómo las células zombies contribuyen a la “disfunción tisular”.
Más allá de las palabras, este proceso se presenta como un verdadero desafío para los científicos, ya que no se puede identificar y cuantificar estas células mediante un solo indicador. Por lo cual, los expertos deben aplicar múltiples marcadores que se utilizan simultáneamente. De todas maneras, pese a que debe realizar de manera sincrónica, este proceso requiere de mucho tiempo, ya que la cuantificación debe efectuarse manualmente.
Para desarrollar este último punto se incorporó el biólogo molecular Anthony Lagnado, el cual buscará optimizar este proceso mediante la aplicación de inteligencia artificial. En tanto David Holmes III, miembro del grupo “Núcleo de recursos de imágenes biomédicas de Mayo Clinic”, es el encargado de entrenar a la IA para la detección de las células zombies que se acumulan en los diferentes tejidos.
Sin embargo, este no es el único aspecto que deberá explorar el experto, ya que además deberá procurar que el software sea de uso sencillo por parte de la comunidad científica. El próximo paso: su utilización método de diagnóstico.
Del mapa a la identificación y el tratamiento precoz
Además, el equipo del Dr. Passos, junto a científicos del Instituto de Descubrimiento Médico Sanford Burnham Prebys, desarrollan un estudio para poder identificar cuáles son los mecanismos que impulsan la inflamación que genera el envejecimiento de las células senescentes. Por este motivo, evaluaron los distintos tipos de ADN que se “estacionan” en los espacios equivocados del organismo y que producen enfermedades neurológicas, cardiovasculares; además de cáncer y otras patologías similares.
Básicamente, al estacionarse en espacios equivocados del organismo el sistema inmunitario confunde a estas “células zombies” con virus o bacterias. Al atacarlas, se genera una respuesta inmunitaria que provoca enfermedades. En un reciente estudio publicado en la revista científica Cell, se detectaron cuatro grupos de células (ADN flotante) que “viajan” de sus espacios naturales hacia otras regiones del organismo. Al “mudarse” de ambiente natural, el sistema inmunitario los confunde con patógenos, por lo cual lo ataca provocando una suerte de efecto dominó que finaliza en patologías diversas.
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