Un amplio estudio realizado por la Universidad de Toronto, en Canadá, entre personas con insuficiencia renal que están siendo sometidas a diálisis mostró que quienes habían recibido dos dosis de la vacuna contra el COVID-19 de ARN mensajero tenían un 69% menos de probabilidades de infectarse de la enfermedad y un 83% menos de posibilidades de tener un cuadro grave en caso de contraerla.
El análisis realizado, que fue publicado en JASN, la revista de la Asociación Americana de Nefrología, indicó también que no hubo diferencias significativas en la eficacia de la vacuna entre los grupos de edad o el modo de diálisis.
Múltiples estudios demostraron que las personas con insuficiencia renal que reciben diálisis presentan respuestas de anticuerpos más débiles después de la vacunación contra la COVID-19 que las personas de la población general, pero una nueva investigación indica que las respuestas inmunitarias de estas personas siguen siendo capaces de proteger contra la infección por SARS-CoV-2 y el COVID-19 grave.
Para el estudio, Matthew Oliver, del Centro de Ciencias de la Salud de Sunnybrook de la Universidad de Toronto (Canadá) y sus colegas analizaron los registros de salud de 13.759 individuos que recibían diálisis de mantenimiento entre el 21 de diciembre de 2020 y el 30 de junio de 2021, el 17% de los cuales no estaban vacunados y el 83% de los cuales habían recibido al menos una dosis de la vacuna COVID-19 de ARN mensajero.
El estudio se realizó en toda la población de diálisis de mantenimiento de Ontario, la provincia más poblada de Canadá. La población era multicultural e incluía pacientes que recibían tanto diálisis en sus casas como hemodiálisis en el centro.
“Los pacientes en diálisis de mantenimiento suelen tener el sistema inmunitario suprimido y muchos no pueden aislarse porque deben asistir a los tratamientos de diálisis 3 veces por semana en un centro de diálisis. Reducir las hospitalizaciones y las muertes es muy importante en esta población porque aproximadamente dos tercios de estos pacientes fueron hospitalizados y 1 de cada 4 murió cuando se infectó por el SARS-CoV-2 al principio de la pandemia”, señaló Oliver.
El equipo descubrió que hubo 663 infecciones por el SARS-CoV-2 junto con 323 hospitalizaciones y 94 muertes durante el periodo de estudio. En comparación con los individuos no vacunados, los que habían recibido una dosis de la vacuna COVID-19 tenían un 41% menos de probabilidades de infectarse con el SARS-CoV-2 y un 46% menos de desarrollar una COVID-19 grave que requiriera hospitalización o provocara la muerte, y los que habían recibido dos dosis tenían un 69% y un 83% menos de probabilidades de infectarse o experimentar una enfermedad grave, respectivamente.
El riesgo de hospitalización en el grupo no vacunado fue del 52% y la tasa de mortalidad del 16%, mientras que el riesgo de hospitalización en el grupo de 2 dosis fue del 30% y la tasa de mortalidad del 10%.
No hubo diferencias significativas en la eficacia de la vacuna entre los grupos de edad, el modo de diálisis o el tipo de vacuna (Pfizer-BioNTech o Moderna).
“Los gobiernos y los proveedores de atención sanitaria dieron prioridad a los pacientes en diálisis de mantenimiento para la vacunación temprana de COVID-19 en muchos países. Esta estrategia fue correcta e importante porque nuestros resultados muestran que 2 dosis de una vacuna de ARNm protegieron significativamente a esta población, evitando muchas hospitalizaciones y muertes y reduciendo las cargas de los pacientes, las familias y el sistema de salud”, destacó Oliver.
“La eficacia de las vacunas fue menor que la observada en los estudios en la población general, pero aún así proporcionó una protección sustancial”, añadió. Ahora se recomienda que todos los adultos y adolescentes, especialmente los inmunodeprimidos, reciban una tercera dosis de la vacuna COVID-19 para garantizar una respuesta inmunitaria óptima.
Los riñones son órganos claves para el correcto funcionamiento del organismo. Entre sus funciones principales se encuentra: eliminar los desperdicios de la sangre y el exceso de agua en forma de orina, y mantener el equilibrio de sustancias químicas en el cuerpo, como el sodio, el potasio y el calcio. Además, los riñones sintetizan hormonas que ayudan a controlar la presión arterial y estimular la médula ósea para la producción de glóbulos rojos.
Se calcula que dos millones de personas en todo el mundo padecen insuficiencia renal crónica. La enfermedad consiste en la pérdida lenta de la función de los riñones, que se ocupan de eliminar los desechos y el exceso de agua del cuerpo humano. El número de pacientes con esa insuficiencia está aumentando entre el 5% y el 7% cada año, y muchos de ellos necesitan diálisis o trasplante de riñón como tratamientos. La pandemia por el coronavirus vino a complicar aún más la situación: las personas con insuficiencia renal crónica en diálisis tienen un 30% más de riesgo de morir si desarrollan la enfermedad COVID-19. Por ese riesgo aumentado, fueron priorizadas para la vacunación.
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