El parto prematuro es la principal causa de mortalidad neonatal e infantil y afecta a casi uno de cada diez nacidos vivos. Ahora, un sello que se encuentra en las células de la mejilla de madres y padres de bebés prematuros puede ayudar a desarrollar una prueba para determinar si un embarazo puede terminar demasiado temprano. Tal prueba podría ayudar a prevenir nacimientos prematuros y los muchos impactos resultantes en la salud de los bebés al alertar a los especialistas médicos sobre la necesidad de medidas de intervención temprana.
En un estudio publicado en Scientific Reports, un equipo de investigadores pertenecientes a la Universidad Estatal de Washington, documentó más de 100 biomarcadores epigenéticos en madres de bebés prematuros que eran distintos de las madres de bebés nacidos a término. Los padres tenían menos biomarcadores, pero suficientes para indicar un papel paterno probable en el parto prematuro.
La epigenética reúne factores y procesos moleculares alrededor del ADN que determinan cómo se comportan los genes. Si bien son independientes de la secuencia de ADN, las modificaciones epigenéticas, que pueden ser causadas por cuestiones como la exposición a tóxicos, la mala nutrición y el consumo de alcohol, también pueden heredarse.
En este estudio, los investigadores encontraron que los bebés prematuros portaban más de 100 de estos biomarcadores, lo que indica que la propensión a tener un parto prematuro puede transmitirse. “Esa capacidad transgeneracional también está respaldada por el hecho de que la firma se encuentra en las células de las mejillas”, dijo Michael Skinner, autor principal, profesor de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Estatal de Washington. Si una modificación epigenética está presente tanto en el esperma como en el óvulo, el bebé resultante tendrá esa modificación presente en cada célula de su cuerpo, incluidas las células de la mejilla.
Para este estudio, los investigadores tomaron muestras de las mejillas de dos grupos de tríadas madre-padre-bebé poco después de que nacieran los bebés. En un conjunto de 19 tríadas, los bebés nacieron prematuros y en otro grupo de 21 tríadas, los bebés nacieron a término. El análisis epigenético reveló la firma en las madres, los padres y los bebés prematuros femeninos, pero ninguno en los bebés prematuros masculinos.
Este es un estudio de prueba de concepto preliminar, y los investigadores señalaron que el siguiente paso sería probarlo con un mayor número de padres e hijos. “La firma que encontramos estaba presente en todos los padres que analizamos —amplió Skinner—. Es probable que esto conduzca eventualmente a una prueba muy útil. Utilizamos células bucales, que se recogen mediante un frotis bucal. Es no invasivo y muy fácil de hacer”.
El parto prematuro (PTB) es el parto que ocurre antes de las 37 semanas de gestación. En todo el mundo, las tasas de nacimientos prematuros se estiman en un 11%, lo que representa alrededor de 14,8 millones de los nacidos vivos en 2014, último año de relevamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las complicaciones del nacimiento prematuro fueron la principal causa de mortalidad en niños menores de cinco años en 2015, según datos de la misma entidad. Los niños que sobreviven a un parto prematuro tienen un mayor riesgo de desarrollar resultados de salud adversos en el futuro, incluidas discapacidades cognitivas, convulsiones, discapacidad visual y auditiva y problemas cardiovasculares.
Aunque hay muchos factores de riesgo asociados con el parto prematuro, incluidas las variantes genéticas, la exposición a tóxicos ambientales, la presencia de fetos múltiples, la preeclampsia y el origen étnico, más de la mitad de los casos de parto prematuro son inesperados. Los biomarcadores confiables para el parto prematuro podrían ser de gran ayuda para predecir qué embarazos están en riesgo y mejorarían el manejo clínico y los resultados de salud de los niños.
“Tener una prueba de diagnóstico en el primer término del embarazo puede permitir que los cuidadores tomen medidas para retrasar o prevenir un parto prematuro”, advirtió Skinner. El laboratorio a cargo de este grupo de investigadores ha publicado previamente estudios sobre otros biomarcadores epigenéticos potenciales, incluido uno para el autismo y la artritis reumatoide, allanando el camino para un tratamiento más temprano. “Aunque es posible que no podamos solucionar el problema, si sabemos que se desarrollará debido a estos diagnósticos, podemos tratarlo -concluyó Skinner-. Esto podría ayudar con la transición de la medicina reaccionaria a la medicina preventiva”.
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