A comienzos de febrero, las autoridades sanitarias y educativas de Argentina aprobaron el nuevo protocolo que regirá para el actual ciclo lectivo en todo el país, al que cada jurisdicción se ha ido adaptando. El instructivo flexibiliza algunas pautas de cuidado: elimina el concepto de burbujas y exime del aislamiento a los contactos estrechos asintomáticos que tengan el esquema de vacunación completo. Pero, sostiene el uso de barbijo obligatorio para los chicos desde primer grado. En términos generales ya no es obligatorio el uso del cubrebocas en lugares abiertos, aunque en determinadas circunstancias, llevarlo puede ser una precaución que no estará demás.
En numerosos países las restricciones que comenzaron con la pandemia, como el uso de tapabocas, ya se han eliminado. Así se está viendo en Gran Bretaña y Dinamarca y también en Estados Unidos, donde las medidas en ese sentido son dispares.
En cuanto al uso de máscaras “es lo más difícil de todo, porque no se trata solo de los riesgos y beneficios para uno mismo”, dijo Robert Wachter, profesor y director del departamento de medicina de la Universidad de California en San Francisco. “Son los riesgos y beneficios para quienes te rodean”.
Una buena manera de analizar el uso o no de barbijo es preguntarse quién es la persona más vulnerable del círculo cercano. Si una persona tiene su inmunidad comprometida, por ejemplo, o se vive con alguien que la tiene, es bueno seguir usando una mascarilla y mantener la distancia social con los extraños, especialmente en áreas interiores con aire estancado donde el virus puede acumularse.
Los barbijos también son importantes si la persona no está vacunada o si se pasa tiempo con otras personas que no están vacunadas. Como han demostrado numerosos estudios científicos, las personas no vacunadas tienen un riesgo abrumadoramente mayor de hospitalización y muerte por COVID-19. Las mascarillas también son imprescindibles en los hospitales, donde hay muchas personas vulnerables.
Pero si una persona se encuentra sana y recibió un esquema completo de vacunación el riesgo de enfermar gravemente con COVID-19 es muy bajo. Está más o menos en consonancia con otros riesgos que la gente corre a diario, como sufrir un accidente callejero. Muchas personas “sopesan el hecho de que les encantaría volver a la normalidad y pueden estar dispuestas a aceptar un poco de riesgo para obtener un nivel de simplicidad que conocieron por última vez en 2019″, reconoció Wachter. “Eso no es irracional”, señaló, pero siempre existe el riesgo de que alguien sufra de COVID persistente, incluso si la persona está vacunada, aunque aún se desconoce mucho sobre esta afección.
Si las tasas de infección en el lugar donde se vive son elevadas, lo que ha ocurrido prácticamente en todas partes durante la última oleada de la variante Ómicron, las autoridades sanitarias en países como Argentina disponen el uso obligatorio del barbijo en lugares cerrados. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) también siguen recomendando el uso de mascarillas en la mayoría de los espacios interiores. Pero en muchas situaciones, la decisión de llevar una mascarilla se convierte en algo personal.
¿Se debe usar barbijo al aire libre?
Hay pocas pruebas científicas que demuestren que cubrirse la cara ofrezca mucha más protección en muchos espacios exteriores, como las aceras o los parques. En cambio, existe un peligro mayor cuando se circula entre multitudes, como en un concierto o en una instalación deportiva.
“Si no sientes el viento en las mejillas, probablemente no estás en una zona de gran ventilación al aire libre”, dijo Asaf Bitton, médico de atención primaria y director ejecutivo de Ariadne Labs, un centro de innovación en salud pública del Brigham and Women’s Hospital y de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, que fue consultado por The New York Times. “Si estás realmente hombro a hombro con otras personas, podría ser el caso usar cubrebocas al aire libre, al menos por ahora”, consideró.
Erin Bromage, profesor asociado de biología que estudia las enfermedades infecciosas en la Universidad de Massachusetts Dartmouth, ha ayudado a grupos musicales de gira a evaluar los riesgos del COVID-19 durante toda la pandemia. El principal lugar en el que ha observado riesgo de transmisión en los conciertos es en la zona donde las personas deben estar de pie, cercana al escenario.
“El riesgo se concentra principalmente en las zonas situadas en la parte delantera del escenario, donde la gente está una encima de la otra cantando y haciendo esfuerzos físicos”, dijo Bromage. Sin embargo, la mayoría de los conciertos al aire libre son generalmente seguros, dijo. “Si estás de pie en el césped viendo un espectáculo, realmente no hay datos que sustenten que una mascarilla hace algo para protegerte de lo que la madre naturaleza no se esté encargando”. Y si el lugar requiere vacunas o un test de COVID negativo reciente, se estará aún en mejores condiciones.
¿Se de usar tapaboca en espacios al interior, como los supermercados o los gimnasios?
Ante todo, los especialistas recomiendan seguir las normas y reglas para cada lugar al que se ingresa. Si el cartel de la puerta dice “Se requiere cubrebocas”, es conveniente evitar que el personal deba llamar la atención de los infractores.
En algunos países el uso de cubreboca en lugares cerrados ya es opcional, pero los expertos advierten que cada persona debe tener en cuenta el tamaño del espacio, las multitudes y el flujo de aire.
Bromage sugiere una analogía con cigarrillos: si alguien estuviera fumando, ¿el olor y el sabor de los cigarrillos llenarían rápidamente el aire? Si es así, también lo haría el virus. Sería inteligente llevar una mascarilla. Si no no se da esta situación es poco probable que se produzca una infección. “Cuando entro en un espacio, siempre lo hago”, dice Bromage. “¿Qué altura tienen los techos? ¿Se mueve el aire? ¿Puedo crear mi propio espacio de separación?”, detalló.
Por ejemplo, una gran tienda con techos altos. “Suelen tener una buena ventilación y, debido a los techos altos, hay mucha dilución”, dijo Linsey Marr, profesora de ingeniería de Virginia Tech que estudia la transmisión de virus por el aire. “Los riesgos son bastante bajos, a no ser que estés en una fila abarrotada de gente esperando para pagar”, destacó la experta.
“Si se trata de un espacio más pequeño y abarrotado”, aclaró, y que tiene, por ejemplo, “pasillos minúsculos y la gente está realmente amontonada allí, el riesgo (de contagio) es mayor”, continuó. “Sería mejor usar un cubrebocas” en esas ocasiones.
Una peluquería puede ser un espacio pequeño, dijo Bromage, pero normalmente no habrá mucha gente dentro del negocio, por lo que el riesgo de que una persona infectada pase por allí será generalmente bajo, especialmente cuando el número de casos disminuye.
En un restaurante, “el humo del cigarrillo de una persona en la mesa de al lado no llenaría el aire por encima de la tuya. Pero sí olerías a alguien que fumara en tu propia mesa, por lo que tus compañeros comensales suponen el mayor riesgo”, dijo Bromage.
El gimnasio puede resultar un ámbito especialmente contagioso. Una respiración más intensa puede expulsar más partículas de virus, pero la mayoría de los gimnasios tienen buenos sistemas de ventilación. “Si los gimnasios no tuvieran una buena circulación de aire, apestarían”, dijo Bromage. Eso significa que cualquier partícula de virus que pueda estar flotando por ahí también es aspirada con el olor del sudor, expresó.
Bromage vuelve a utilizar la analogía del cigarrillo. En ese sentido, dijo que si tuviese que correr en una máquina caminadora sin mascarilla, dejaría un aparato extra entre él y otro corredor. En cambio, aún no abandonaría el barbijo si se tratara deuna clase de spinning, en una sala pequeña con “gente vociferando, gritando, jadeando y resoplando”, manifestó.
¿Y qué pasa en el caso del transporte público o los aviones?
Por el momento, tanto en Argentina como en la mayoría de los países, el transporte público está exento de los mandatos locales y se sigue exigiendo el uso de tapaboca.
Los expertos consideran que esto es una buena idea, ya que en los ómnibus y el metro hay muchos desconocidos entrando y saliendo de un espacio reducido y cerrado. “En ese caso, yo seguiría llevando una mascarilla”, dijo Marr.
En los aviones, sin duda hay que llevar mascarilla. Como la vacunación contra el COVID-19 no es obligatoria, incouso si uno está vacunado, no se sabe el estado de las personas que se encuentran en el mismo lugar. Además, esta precaución evitará en gran medida el riesgo de arruinar unas vacaciones o un viaje de negocios por infectarse y tener que estar en cuarentena.
Qué ocurre con las escuelas
Los expertos en salud pública están de acuerdo en que los mandatos de uso de barbijos en la escuela no deberían durar para siempre, pero difieren en cuanto a si ha llegado el momento de eliminarlos. Para los padres, el cambio de normas puede resultar confuso.
Los niños casi nunca sufren síntomas graves, estén o no vacunados. Muchos alumnos han ido al colegio sin mascarilla durante la pandemia —como en Gran Bretaña, parte de Europa y muchos estados de Estados Unidos— y muy pocos niños han enfermado gravemente.
“El riesgo para los niños siempre ha sido menor que para los adultos”, dijo David Rubin, profesor de pediatría de la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania.
No hay un veredicto aún sobre si las mascarillas impiden el desarrollo social. Pero varios estudios sugieren que el cubrebocas dificulta la comunicación, inhibiendo la capacidad de los niños para reconocer a los demás o sus emociones.
“Los niños y sus escuelas han tenido que soportar una carga colectiva, en gran medida para proteger a los adultos en sus vidas”, dijo Rubin, quien también es el director de PolicyLab en el Hospital Infantil de Filadelfia.
Y mientras gran parte del mundo se abre, hay que tener en cuenta todas las formas en que los niños se relacionan entre sí. Puede que las mascarillas impidan la transmisión en la propia aula, pero los niños interactúan fuera del horario escolar.
“Las mascarillas no funcionan cuando la gente las lleva puestas en una circunstancia, pero más tarde, ese mismo día, se las quitan”, dijo Bromage, quien ha consultado con las escuelas sobre diferentes políticas de mascarillas. “Lo único que hacemos es trasladar la infección de la escuela para después de la escuela”.
La Organización Mundial de la Salud no las recomienda para niños menores de 5 años, y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades no las recomienda para niños menores de 12 años.
¿Conviene usarla cuando se está resfriado?
El coronavirus no es el único virus que flota por ahí, ni el único que puede ser perjudicial para las personas vulnerables. Según datos de Estados Unidos, en ese país la gripe, por ejemplo, mata a más de 30.000 personas cada temporada, la mayoría de las cuales son adultos mayores o inmunodeprimidos.
“Las gripes y los resfríos se transmiten probablemente de la misma manera que la COVID-19”, dijo Marr. “Si te sientes un poco enfermo, entonces podrías estar soltando el virus en el aire y transmitirlo a otras personas. Deberías quedarte en casa o, si tienes que salir, llevar una mascarilla”.
En cuanto al tipo de barbijo y la forma de usarlo, los expertos dijeron que debe ir bien ajustada y ser de alta calidad, esto protegerá, incluso si otras personas no se cubren las vías respiratorias.
Los tapabocas KN95, N95 y KF94 son las que mejor protegen, solo hay que asegurarse de que no sean falsas, dijeron los especialistas consultados por The New York Times. Los barbijos de tela ofrecen una protección limitada —sobre todo si no se añade un filtro o una segunda mascarilla— y los barbijos quirúrgicos suelen quedar abiertos.
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